"Haz
tu trabajo, piensa, ponle sentimiento, mas no creas por un segundo que el
viento dejará de soplar y la rosa no se
humedecerá!" Ganímedes de Nippur, un jardinero de palacio.
Si los terrícolas fueran más
adelantados y especialmente sus gobiernos, economías y estructuras, dejarían
atrás una serie de prácticas nefastas y tóxicas, tan perjudiciales como
aberrantes, y si se dieran cuenta y tomaran conciencia de sus barrabasadas echarían
para atrás muchos decretos, leyes, planes, programas, resoluciones y aplicaciones
que a fin de cuentas poco sirven y dejan huellas por ser tan irracionales,
sensatos, mal mentalizados y pésimamente ejecutados. Esta obsesión por desear
controlar, supervisar, administrar y forzar el control sobre los demás de mil y
una maneras, a como dé lugar, nunca será de provecho a corto, mediano y largo
plazo porque la Madre Naturaleza nos muestra y enseña que no hay nada
permanente, fijo, inalterable, todo se mueve, oscila, cambia periódicamente, sube
y baja, pasa por variantes, fases, tenores, niveles, etc, que sólo el Ser
Supremo controla, conoce en detalle, le mete inteligencia y corazón
objetivamente. Pero cuando los hombres y las mujeres son ignorantes y
malhabidos creen que sólo ellos y ellas, en ciertos casos determinados por ellos
y ellas mismas por supuesto son quienes pueden y deben mandar, ordenar,
proponer, efectuar, ejercer y hacer valer en sus mentes y corazones. Socialistas,
comunistas, maoístas, rusos o vietnamitas, cubanos, venezolanos y cambodgianos,
así como fascistas, nazis y tutumpotes totalitarios, monárquicos y feodales, o
infatigables glotones capitalistas y monopolizadores, beligerantes, autocráticos,
se han ufanado a lo largo de la Historia en querer controlar todo lo que se producía,
generaba, había en sus países, y en consecuencia han hecho todo lo posible por gobernar
al pueblo a como dé lugar creyendo a pie juntillas que sólo sus semidioses, líderes,
fundadores y seguidores iguales a borregos tienen la razón y pueden o deben tener
acceso a los escenarios, las riquezas, los beneficios, las prebendas y
los deleites.
¡Vana arrogancia! ¡Vana soberbia!
¡Vano abuso, amén de insaciable codicia, avaricia, mentira sin nombre,
misantropismo, misoginia, error y horror, delirio, cáncer y psicosis! Poco ha
cambiado la Humanidad en miles o milones de años, siempre repitiendo las mismas
equivocaciones de sus antepasados, que creyendo en derechos divinos, o más bien
pseudodivinos, se abroga el derecho sobre la vida y la muerte sin darse cuenta
que si no fuera por el cielo, la vida estelar, Dios, ni siquiera estarían
respirando y moviéndose. Por eso, cuando veo regímenes como el que tenemos
ahora en Venezuela trato de no dejarme sorprender y leer entre líneas lo que
estos líderes chavistas tan irregulares como impuros nos dejan oir con sus
inenarrables sandeces, zoquetadas, embustes y exageraciones, porque son una
cuerda de mediocres que como sus predecesores, aquí y allá, en este continente
y en otros, arriba y abajo, repiten incansablemente las mismas barbaridades y
tonterías de siempre y creen que todos somos tan idiotas como se lo imaginan o
tan necios como se lo creen.
Mientras no hayan cambios a nivel
espiritual o interno nada cambiará en la patria de Bolívar y Sucre, seguirá la
profanación, la descomposición, la pobreza del pueblo, la degeneración de la
sociedad, la ignorancia y la falta de cultura, porque sólo mediante la
educación, la ilustración, el refinamiento, la masificación de la luz alterna,
la mecánica cuántica universal, podrán los pueblos y las naciones salir de la
oscuridad, el atraso, la falta de comunicación, la mengua lunar y lunática de
talentos, dones y habilidades. No nos hagamos de la vista gorda o dejemos de
profundizar y ser críticos constructivos porque hasta que nuestros gobernantes
no opten por unir y reunir, abarcar y ampliar, sus diatribas, necedades y
mentiras servirán para crear más caos, rupturas, fracturas y pérdidas. Cuando
mi país deje de seguir corrientes negativas y decadentes será un valor
agregado, una buena raíz o semilla; pero hasta que eso no suceda yo por lo
menos no creeré en pajaritos preñados, falsedades, ilusiones y espejismos, no me
tragaré esa coba. Hay que poner los pies en la tierra, enfocarse en realidades
menos mundanas y terrestres, demasiado porosas, que no guardan sedimentos
esenciales, nutritivos, fructíferos, que sirven para la manutención, el
desarrollo, la florescencia, la eclosión cerebral. Más vale tomar agua de un
río, oir trinar a los pajaritos, que tratar de entender a la mayoría de
nuestros políticos, representantes y líderes de masas. ¡Se cansa uno y no
conduce a nada positivo y optimista!
Nuestro país, nuestro mundo, está
demasiado copado de derrumbes, porquerías y conflictos, porque hasta las
grandes naciones desarrolladas no se ponen de acuerdo sobre los migrantes y
refugiados, la guerra en Siria, la comida y el cambio climático. A causa de
todo esto y demás torsiones los extraterrestres adelantados se lamentan de
nuestro pavoroso atraso y trágica abulia pues pareciera que no aprendemos de
nuestras locuras. Nos importa un carrizo Antonín
Dvořák y Friedrich Nietzsche! ¡Menos
mal que hay un cohete atestado de presidentes, obispos, banqueros y
torturadores listo para despegar de una estación espacial en dirección de otro
sistema solar que los quiera poner en cintura, arreglar sus neuronas y genes
desviados, ponerlos a circular de nuevo por la energía y materia oscuras! ¡Mírenlos
de frente, no lloren demasiado, qué vergüenza!
Caracas, 14 de febrero de 2016,
Día de San Valentín