Andrés Ansolrâ Boulton 2014/2015
Es
posible o muy cierto que El Orgasmo de
Dios sea el fundamento de mi obra y acontecer literario, filosófico,
esotérico y artístico, que los tres años de 1962-1965 constituyan la base de
todo lo que hoy sé y soy, he sido y seré hasta que mi misión de vida se cumpla de
acá a muchos años. Asimismo, es probable que las imágenes arquetípicas del Árbol
de la Vida y del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal hayan ejercido una
influencia determinante en mi universo cósmico desde que supe de ellos. Con el
paso de los años uní estos árboles en uno solo que bauticé con el nombre de Arbolux o Árbol de Luz, iluminado, espléndido, maravilloso, poderoso,
vibrante y mágico (hoy yo añadiría que es un árbol monoatómico, fantástico, parecido
al árbol-obelisco-cohete o misil prístino saludado y regado por 2 Guardianes
Alados o Grifones, como sale en el relieve babilonio-asirio en este escrito) que
comencé a descubrir paulatinamente durante la época triangular y trinitaria.
También, entonces, en París, di con mi sello simbólico (un triángulo equilátero
rodeado por un círculo) que sigue siendo mi firma ideográfica. Luego, poco a
poco, al ser orientado por espíritus y guías de grandes civilizaciones del
pasado, como la sumeria-acadia-babilónica-asiria-hebrea, egipcia-protosinaítica-cananea,
maya-tolteca, hindú-dravidia, nepalesa-tibetana, celta, etc, surgidas de las
culturas madres de Mu y la Atlántida, desaparecidas en medio de cataclismos, logré
ensamblar mi rompecabezas y hoy, en 2015, los cristales de mi cielo se pueden
identificar y yo comprendo mejor lo que percibía cuando apenas era un carajito inquieto
en Los Guayabitos, no lejos de los caballos de Sartenejas en la hoy Universidad
Simón Bolívar, que serán alterados por los cambios geológicos, climáticos y
sociales, que se verán de aquí a poco en toda la Tierra, y comienzan a
preocupar a los científicos, ecologistas y almas despiertas. Sin embargo, no
nos acongojemos en demasía. Lo que viene no significará el fin de la
civilización. He visto en textos e imágenes la turbulencia que se avecina y
algunos humanos, aun si sufren mucho, resistirán y seguirán evolucionando. El
Sur de Venezuela orientará, eso sigue vigente. A continuación, algunos trozos
de mi libro-báscula, en su segunda edición, publicada en 1992, poco después del
golpe fracasado de Chávez que trastocó mi patria amada y la puso patas arriba.
No obstante, el Ojo de Horus vigila. Leopoldo y Henrique deben sumar, así como
el profesor Antonio, una milicia tricolor de muchos ámbitos. ¡Es hora!
El
Orgasmo de Dios, Páginas 126-128. «La noche jeroglifica.
La magia es diapasón y democracia. Por medio d’ella el espíritu recibe las
ondas astrales, solares y sublunares, y, al quedarse inmóvil y transfigurado,
maneja su vehículo lumínico por doquier. L’alquimia elabora los instrumentos y
la manera armoniosa d’encauzar ese vehículo lumínico. El
ocultismo es el espejo y el castillete donde el neófito cae desplomado sobre un
ajedrez y se levanta de nuevo, atomizado y nimbado. ¡Râââââââââ! ¡Apúrate,
Metafísica, que la eternidad está madrugando!
La
Sibila le ha encerado un dardo a Sirius.
III
«Gris,
poder formidable, desgraciadamente no se desvela qu’en instantes intactos.
Salud, al vigía, pues éste será vara de acero. ¿Qué importa el número
d’eternidades? Un nonio bien sublimado perdurará hasta el fin de los 7 ciclos.
¿No lo vaticina así la piedra? Si el día negaba en blanco, si la noche afirmaba
en negro, el alba neutraliza en gris. Y que se mantengan los kilogramos con
firmeza. Un gris es un estiércol de camello. Un gris requiere extensas paradas
en la noche: todo lo prescrito será adoptado a la letra. Los jefes no son
huevones.
«L’Aurora
es La Copa, La Vega, El Clarín Ulterior de las 3 fases a definir e interpretar:
es tan rara como el unicornio. Ahora bien, la divisa abanica mito y baile, la
inexplicable fuente d’enriquecimiento superhumano, adornos de pingas, hamacas
en Canaima. Mucha, mucha siesta. Eternidad, disco índigo frontal, limbo y beso.
Bailando en tus provincias, mis pies más ágiles que los de la Cenicienta, mis
órbitas más penetrantes que las de un lince, oh, yo, devorado por las
procesiones empíreas, portando sobre las clavículas onomatopéyicas la deidad
arquera, cantaba las rayas rutilantes de las estrofas gozozas. Vértigos
estrepitosos me llevaban embalsamado (mi pirámide estaba en la Cabellera de
Berenice) hacia una esquina secreta y allá me fui dilatando y dilatando. A la
fertilidad viajé en primera clase, sin abrocharme el cinturón, fumando hachich
y medio durmiendo, sin voltearme jamás pa’ tras, carajo, ¡tronco de paseo! ¡Y
qué motor tan potente! ¡La Cátedra! Para colmo no se imprimen cronologías, ni
peñas que descubran latitud o longitud. Qué cambio con la ruleta nocturna. Allá
las iguanas machucan de lo lindo y los tickets son demasiado caros. Además,
l’aeromoza es antipatiquísima y nunca se lava las axilas. Los jets se estrellan
a cero de visibilidad. Qué mierda. Los vértigos degradan, enseñando cavas, arácnidas, murciélagos marchitados (los tuyos, azucena,
iluminan las 7 maravillas del mundo).
«Al
día, la golosina imbecílica y superficial; a la noche, peligro y aquelarre; al
alba, AMOR, bondad, caridad, dulzura, hongos quichés par excellence. Abeja renaciendo, pujanza matutinal inyectándole canela y
macho incienso, sol despertándose y acompañando contentísimo. Progenitura
sagrada. Atrás, lejos atrás, los occidentes dolorosos y bermejos; aún, a
500.000 leguas, las nebulosas y el fúnebre Plutón. Oh Ah Eh I U para
extraviarse en el pabellón de la zanfonía. Vocales a los acordes del himno al
grandioso e incomparable papagayo.
«El
interregnum que transita entre amanecer y día fija sobre plataformas imponentes
a mi sol extraordinario. Helios enjabona su corona picajosa mientras un
escarabajo arroza los umbrales. Inspiración, dimensión primerísima, padre tigre
de los aborígenes y semáforo toco-toco de apáticos y guachimanes mimados,
¡atiza! Contigo, 5:30 a.m., Kon-Tikis americanizan el
Humboldt de las quintas desperezándose... ¡Alborada! Deleite divinísimo,
albozor 4 cataratas oníricas, alianza de Janos, supra et summum, ápice del edificio, de plata a oro, brío rito riso, rijo
rizo, prolongándose incesantemente hasta el foco dicha, amor, honor,
sacrificándose en pro, oh, una palma superabundante, de médium plástico, un
saber y a la vez un ser andrógino, ah, la v bemol. Provocando vivir y
guarachear, fabuloseando abracadabra, sublevando esferas, cañoneando
torchas de libertad, diría de nuevo, espoleando forever, yes, forever, con rosado el gris de obra limpia y
concreta.»
Y
luego, unas líneas más adelante, al continuar con la lectura de mi descripción
del alba, hallo esto que me ha dejado atónito pues confirma que la
reencarnación, por más enterrada, oculta, ignorada y menospreciada, posee
flores y perfumes cuyos rastros el alma no pierde. ¡Jamás, ni que querrámos!
«¿Y qué ambar y qué amarilis? Finas
fincas en el Nilo. Do Re Mi Fa Sol La Si Do Musik. Coloritmo asemejándose al
tintineo del campanario. Cerca, los canguros canonizan a los huevos del
cocodrilo. ¡Arza! El banquete brilla a las mil maravillas y 7 velas consideran
que los sapos y las langostas impregnarán a los convidados con piñatas azucaradas
y muchísimos juguetes y tortas. ¡Paf! ¡Pof! Mermeladas campanudas pegan saltos
entre las encías, dando así espacio al jugo de naranja que de lleno se lanza
boca abajo igual a un volante. ¡Ding! ¡Dong! Enanitos aparecen por túneles
metalífeos y alegran el simposio con aires metafóricos. Las vacas sagradas dan
leche a los enanitos. Y doncellas cuelgan sus sostenes de pura cepa sobre
alambres chispeantes. Las nubes derrochan olorosas tetas
al dos aguacate. El sueño se idiosincracia. El eminente director de orquesta,
Quetzalcóatl en persona, dicta versos a los canarios. Horus se calza unos
mocasines que han babeado a los potricos de California y al chacal Anubis.
Ramsés II tiene una paloma de 80.000 eternidades. Matusalén juega metras con
José, cuya túnica espectral hechiza en arpegio los girasoles del Sinaí.
¡Inusitado! La eternidad acomoda solitarios encima de láminas de mármol,
avanzando soldaditos, retrociendo cerditos. Toro Sentado enlaza una chiva que
se ha roto la pata derecha y le cura la llaga en su pueblo. Comanches, apaches
cherokees, iroqueses, mohicanos del 58-59 bailan reproduciendo alrededor de una
hoguera las acrobacias de los muertos y ofrecen a la estrella de la
mañana la frágil y muy valiente carne de un niño recién zambullido en los
prestigios de la Naturaleza. En cuanto a él, piel roja y primer tenor, las
llanuras se lo han repartido y sus restos granizados se pueden recalcar en cada
pilar de humo y en cada nube de ceremonia dorada. [La semblanza del Horus, en
el Museo del Louvre, que acompaña este párrafo, y que yo adorné, es la de un philosophos phosphoros oferente.]
«¡Aurora
o halo o neblina! Proa de un inaudito barco de vela, diadema feérica de fé,
nimbo hindú, tribu eclíptica. ¡Párense, pues, Edén, Nirvâna, Olimpo y Ártica y
Antártida! Mejor dar que frustrarse recibiendo. Alas excelsas te virginarán
como tulipanes en el dorso oliváceo. Los ángeles son eneagonales. Calígula lo
cronometró con una clepsidra escandinava. Logaritmos en el cóccix. El Sol arreó La
Iguana y Galápagos ha esbozado nuevos lares a ocupar. H de Catástrofes
cerebrales en estructura de maremotos atropellarán a los escorpiones...
¡Todopoderoso, las distancias en pegaso las levitaremos! Palparemos la esponja.
La Tuya. Y, en adelante, de la tierra evolucionaremos al aire. Se menciona en
Arizona qu' el aire es bizarro. ¿Pero cuándo proclamaremos Tú y Nosotros el
Titicaca del bardo desnudo y de oro? ¿Para cuándo la sal, maíz, la leña y
cometas? Uno dos tres. Qu' el centurión se drogue con esplendentes albas y
refleje sobre' l azúreo cielo su alma infinita y absoluta en forma de ceiba.
Que la mujer sea Eva reencarnada y el hombre Adán reencarnado. ¡Vamos, a toda
carrera!» Texto bosquejado en Prangins el 4 de noviembre de 1962, pulido en
París, entre 1963 y 1965.
Otras
partes del libro tocan temas esenciales del Misterio Triádico: 1. Día-Blanco;
2. Noche-Negro; y 3. Alba-Gris o Amarillo Oro, que para mí son indivisibles,
principales, determinantes -netéricos-,
para emplear la terminología nilótica. Llega el momento, cuando la Oscuridad se
hace demasiado negra, ésta cesa o muere, y una trillonésima de segundo después
comienza a verse una luz tenue, muy tenue, por el Oriente, y ¡milagro de
milagros! al rato cae un rocío alquímico, fresco, fértil, perfumado y
vitalizador, que acompaña la aparición del Alba. La Virgen del Rocío (Venus),
rodeada de estrellas (Can Mayor y Cinturón de Orión), ha llegado trayendo en su
regazo al sideral Niño Horus, el Niño del Nuevo Día o del Año Nuevo, el Niño de
un Nuevo Ciclo Astronómico. Cuando el sol cruza la raya negra del horizonte se
suceden y superponen, como en una cascada, uno tras otro, a gran velocidad, efectos
de luz y sombra, difíciles de distinguir, separar la luz nueva proyectada de la
sombra envejeciendo, ya que el paso a un nuevo día arrebata y deja sin aliento.
De ahí que se diga que, al producirse los primeros rayos de luz, la tierra, en
especial las montañas, valles, ríos, bosques y almas resucitan, bañados en
encanto y esplendor, sacudidos por una poderosa fuerza telúrica que denominé Khristos-Âten. ¡En esos instantes, la
Naturaleza es una y La Madre ama a su Vástago real en plena luz del día a la
hora crítica y cuántica del amanecer! Pues bien, este tema crucial, ampliado en
escritos posteriores, salió del libro.
El
Orgasmo de Dios, Página 141. «Juego metras. El hombre ha
sobrevivido hecatombes. Su antecesor directo es el ave fénix. De la nada al
protozoario, al pez, al anfibio, al reptil, al mamífero, al pájaro, y, jonrón,
al bodeguero, Mr. Stan Musial, compendio del rectángulo lleno o full.» El Orgasmo de Dios, Página 141.
El
Orgasmo de Dios, Página 165. «La estación en el infierno
se liquidó (o muy pronto se liquidará) y el período gigante de las
iluminaciones se ha posado sobre nuestras cabezas. El vientre de la mujer clama
por una resurrección. Regresemos, regresemos a la tierra. Es la paz. La paz
bendita.»