miércoles, 21 de enero de 2015

El problema con el dios Dinero es que genera malsanas ilusiones y nos esclaviza, embrutece o enajena; si lo eliminamos podremos llegar a conectarnos con energías y potencias muy superiores de vida

El problema con el dios Dinero es que genera ilusiones, también esperanzas, vanidades, sueños que se cumplen o fracasan por una razón u otra, ad infinitum. Esto nos dicen los economistas el 20 de enero de 2015 en la página web de BBC Mundo: "La economía se ha vuelto vacilante, inconsistente, no parece tener un rumbo claro. Por el momento no nos queda otra opción que entenderla como tal y convivir con ella, concluye el documental de la BBC. Y no podemos repetir la remanida frase de que el resto es historia, porque la historia de la crisis global se sigue escribiendo. Ni siquiera los economistas más lúcidos vislumbran un fin y esto es algo que "los mantiene despiertos de noche", según reconoce el propio Foro Económico Mundial (Davos)." Al respecto he opinado durante años y sigo pensando que el dinero ha sido una maldición más que una bendición aunque aclaro que este problema es de muy vieja data. Yo, como todos los humanos en este planeta, he vivido del dinero de mis ancestros, mis padres, mis socios, mis descendientes, mis esposas, mi propio peculio y trabajo, mis vecinos y desconocidos, etc. No escapo a la ley de la oferta y la demanda y a las teorías y prácticas puestas en marcha por economistas y políticos o por mafias, narcotraficantes, militares y perros de la guerra que viven del infortunio ajeno. Sin embargo, siento que llegará el día cuando esta manera de ver la energía cósmica (de donde procede el dinero y todo lo demás) será visto, tratado, apreciado y reproducido de otra forma, una más acorde con la constitución, esencia sutil, expedita, directa y democrática de la riqueza y el cuerno de la abundancia de lo que ahora llamamos, con más o menos torpeza, "dinero" y acceso a los bienes de la materia, lo concreto y visible, que por lo que constato es infinito, ilimitado, fantástico y fabuloso en su origen y está ligado de una forma u otra con los vientos, los volcanes, el humus, las rayas de los tigres y el vaivén de las olas marinas. O sea, pensar maliciosamente, con mucha o poca ignorancia acerca de las cosas, que hay un techo para la riqueza y variedad de las materias primas, renovables y no renovables, existentes o por descubrirse, locales y foráneas, visible e invisibles, es pura miopía o misantropía. La Naturaleza es esencialmente prodigiosa y opípara, se renueva de mil y una formas y maneras, evoluciona, como dice la cuña televisiva, se recicla y regenera incesantemente, así ha sido durante milenios, distintas edades geológicas e históricas, mientras que el humano vive poco en comparación, debe adaptarse obligatoriamente a sus variaciones y sorpresas so pena de desaparecer de la circulación y no tiene ni granito ni basalto ni magma debajo de la piel o en sus venas y arterias. Ergo, el humano es un ser sumamente endeble, frágil, no muy consistente que digamos, vacila mucho y ni tiene olfato de perro o la rapidez de gatopardo. El problema son sus egos, su soberbia, arrogancia y echonería, nos falta demasiado conocimiento, filosofía, sabiduría y comprensión para entenderlo y aceptarlo y adecuar con suficiente inteligencia y humildad nuestro sistema particular de vida y encarar con acierto, eficacia y eficiencia lo que nos ocurre a cada momento para no ir en contra de lo divino y formidable de la circundante Madre Naturaleza tan extraordinaria y viva desde todo punto de vista como sabia y práctica y de paso aprender de ella como niños y niñas grandulones que aún somos.

Sé que llegará el día, en la próxima ronda de civilización global, bastante más adelantada, rica y prometedora que la civilización que nos ha tocado vivir, así como aquéllas que nos precedieron, que el humano podrá acceder a las maravillas y riquezas de la Madre Naturaleza de un modo distinto, rápido, directo, superior, sin que tenga que experimentar tanto dolor, sufrimiento y miserias (que él mismo ha causado a menudo sin premeditarlo). El hecho u obsesión de querer vivir mejor y ganar más dinero por consiguiente hace que se manifiesten avaricias, codicias, egoísmos, robos y hurtos, violencias y arrebatos o gazmoñerías de todo tipo, engaños y embustes, ambiciones sin control, etc. Son más las desilusiones que la esperanzas ciertas y claras y durante millones de años los humanos en Gea no han podido resolver sus necesidades correctamente. Eso ha significado tristemente que hayamos tenido que involucionar tantas veces y empezar de nuevo. ¿Podremos evitarlo muy pronto? Ojalá, no estoy tan seguro, dependerá de una pila de factores, incluso de algunos más allá del planeta, del sistema solar.

Los economistas, unos más lúcidos que otros, han ideado o imaginado todo tipo de teorías y esquemas para saciar la sed y el hambre de los pueblos, apaciguar miedos y carestías, porque éstos no han podido todavía vivir adecuada, armónica, pacíficamente alejados de los ruidos y destrozos escalofriantes y sangrientos provocadas por las guerras, los conflictos armados y pasionales, las rencillas, las injusticias y desigualdades, las calamidades naturales que a veces provocan los mismos humanos (como el actual calentamiento global y la polución ambiental). Y, en consecuencia, el tema del dinero, la riqueza y la abundancia, ha variado una y otra vez y no ha sido constante ni fija nuestra perspectiva y manera de analizar y encarar la paz y la guerra, la saciedad y la satisfacción, el bien y el mal pues nuestro universo es Uno e interdependiente e interactivo. Nuestro modo de ver y adaptarnos a los vaivenes naturales y sociales no ha sido el mejor y seguimos pensando que para vivir mejor es necesario agredernos y atacarnos, un sine qua non, y esto es realmente tonto, una necedad, un tremendo infantilismo que nos sigue atados a un animalismo y salvajismo irracional que debimos superar hace mucho tiempo cuando nos fuimos de África en calidad de australopitecos aventureros. Hasta que los seres humanos no aprendan a respetarse mutuamente y quieran cohabitar en paz en este mundo que Dios les cedió o prestó, no se establezcan territorialmente en armonía con su medio ambiente o ecosistema y existan de acuerdo con normas y cánones platónicos, aristotélicos, musicales, elevados, seguirán dependiendo y de muchos modos para todo del dios Dinero, un dios materialista tiránico, dictatorial, despótico, limitado por su visión entrópica, mezquina y miserable de las cosas de este mundo y de otros, o como lo llamo yo, de Saturno Mala Leche, a quien le chifla comerse a sus hijos e hijas para luego vomitarlos.

El día que los terrícolas despierten de veras harán magia para que los prodigios, portentos y lujos de la Creación estén a su alcance y llegue a todos y todas y no solamente a un grupito de superricos y superricas que viven a cuesta de los demás -en el comunismo y en el capitalismo-, posiblemente tan egoístas y malintencionados como ellos y ellas mismas a quienes explotan porque se valieron astuta, inmoral, pervertida y abyectamente, para engrosar su peculio personal y sus arcas que tratan de ocultar lo más posible. Esta situación ha sido la misma durante añales y parece una pesadilla de nunca acabar. Una y otra vez a lo largo y ancho de la Historia se repite una misma situación: los pobres, débiles y desamparados copian lo que hacen las falsas élites, los criminal e irreflexiblemente beneficiados en un período u otro, empecinados en esclavizar a los menos favorecidos. Esto es lamentable pero sucede porque a menudo quienes pudieran hacer avanzar y dar conocimiento a los pueblos son perseguidos y ajusticiados. La Historia está plagada de estos Abeles y Mahâtmas o Libertadores a quienes se les impidió dar sus luces y quebraron demasiado pronto. ¿Cuánto tiempo más seguirá este círculo vicioso y fatal? Hay demasiados asesinos del espíritu multiplicándose como conejos y basta ver la prensa y los canales de televisión para escandalizarse y alarmarse. Pero ¡ojo! esta pesadilla es muy antigua.   

Como ha sido y será siempre eso de querer materializar a toda costa y por encima de lo demás el fruto del trabajo, la rendición y las expectativas del mismo, termina oscureciendo el panorama mundial y satanizándolo. No se puede hacer de la Materia el fundamento de la economía, la geopolítica, la ciencia y el arte, la religión,  la ética, la justicia y la sanidad. No es posible que se crea y piense que la salud, el impulso, la creatividad, el ingenio, el fundamento de lo que hacemos tenga que tener su base y lógica en la Materia porque eso es contranatura, va en contra de las leyes universales, del mismo sistema como opera o funciona el Universo del que nosotros y nosotras somos apenas una porción más. La Materia es solamente un reflejo, una consecuencia, un resultado del Logos. Cuando entendamos que el Espíritu, el Ser, la Idea, santa en esencia, por antonomasia y excelencia, rige, administra, impulsa y activa todo, incluso nuestro aliento, ser y vida, hallaremos las respuestas que tanto nos eluden y atormentan. Si no nos conectamos con el Espíritu Santo que lo mueve y ama todo, si no vamos al grano y vemos a través de las apariencias, no dejaremos nuestra situación tan incierta e insegura, como bien están constatando nuestros economistas y académicos, nuestros gobernantes y líderes sociales. Hay que alterar y reajustar nuestra filosofía de la vida que aún se focaliza y revolotea alrededor de la Muerte y lo precario. Mientras no veamos más allá del horizonte no vamos a salir del hueco negro supermasivo que nos debilita y nos reduce a un círculo vicioso de alzas y bajas impredecibles y fatales que rebotan y desencadenan horrores y eso, como ya señalé, significa cambiar muchos aspectos de nuestra filosofía, psicología, psiquiatría y psicoanálisis, tan poco religiosa o atea en esencia. Y eso por supuesto significa que debemos dejar de matarnos, así de simple, porque no respetamos la vida.

Nunca se podrá hacer justicia matando, degollando, decapitando, fusilando, esgrimiendo insensateces, estupideces, arengas llenas de odio visceral en nombre de una Idea o un Ideal envenenado, torcido, impuro e iconoclasta. Pero los islamistas fanáticos así como los budistas, católicos y judíos furiosos no cambiarán su manera de ser y actuar a menos que se vuelvan hacia la Divinidad, a menos que entierren sus hachas de guerra y cesen de fabricar armas de guerras y dilapidar dineros que hubieran podido servir para levantar escuelas, universidades, granjas, carreteras, hospitales, clínicas, manicomios, spas, centros de cultura, arboledas, bosques, jardinerías y canchas deportivas. Si me preguntan cómo llegar a un mundo mejor, responderé que si las grandes y pequeñas potencias del mundo no comienzan triturando y estallando sus arsenales de armamentos y fábricas de muerte, todo lo que huele a crimen, masacre, carnicería y desolación es imposible que haya una sola semana o mes de paz continua en el planeta. ¡Una ilusión, una mentira, más de lo mismo, pensar que dejaremos de matarnos unos a otros por ideas, cultos y programas que nos devolverán el uso de la razón! Mientras se inviertan millones de dólares, yuanes, euros, en máquinas de la muerte será menos probable que la economía sea rentable, una cuchara para alimentar a millones de almas y devolverle la esperanza a padres y madres sollozando y sufriendo inclemencias climáticas, ansiando liberarse de infecciones, pestes y pandemias, et cétera.

Entendámoslo de una vez para siempre: todos los países del mundo, con algunas excepciones, viven para alimentar y engordar la barriga de la odiosa diosa Muerte y Desolación y creer con sorna e hipocresía que la economía se masajea y lubrica para beneficiar a la Humanidad; pero así como están las cosas ahora y lo fueron ayer y anteayer eso es caerse a mentiras, engaños y ridiculeces. Cuando los EE. UU., China, Francia, Israel, Japón, Rusia, la OPEP, el FMI, el BM, la ONU, el Estado Islámico o ISIS, etc, decidan hacer un alto solidario en su carrera suicida y homicida, ponerle fin a su autismo, ceguera y sordera, y lancen las armas y las municiones al fuego y al barranco de una vez por todas comenzaremos a salir del matadero global y usaremos nuestros ahorros en cosas y actividades menos demenciales o lunáticas. Tenemos que quitarnos con un martillo de sabiduría los clavos, las espinas y cuanta arma de tortura tengamos enloqueciéndonos, hiriéndonos, amputándonos y matándonos en nombre de unas ideas completamente trasnochadas, absurdas y putrefactas en esencia. Todas las guerras han destruido, ninguna construye, renueva y salva. Pensarlo que no es así ha sido parte de nuestra inmoralidad o desequilibrio hormonal, orgánico, mental, psíquico. La guerra mata a la religión, sea cual sea. Y el dinero, sobre todo el mal habido, es nuestra fuente de perdición y tarde o temprano lo pagamos bien caro, como lo comprueban la Mafia, las organizaciones político-sociales que viven de enojos, odios y venganzas y desaparecen sin dejar huellas. Una y otra son parte de nuestro malestar como raza cósmica y por eso debemos purificarnos e inmunizarnos porque acá al planeta han llegado muchos seres malévolos del espacio exterior que se empecinan en corrompernos, esclavizarnos o controlarnos a como dé lugar. Ellos están detrás de todos los movimientos alienantes y terroríficos. No caigamos en sus trampas. ¡Astar Sherán, socorro! ¡Afrodita, rescátanos!

En mi obra, El Orgasmo de Dios, escribí el 3 de marzo de 1963 que: "La civilización se engendró malsanamente con el dinero. ¡Al pelotón con Midas!" La falsa civilización la inventó este loco de atar que llegó a ser rey. Idiotas que hemos sido al seguir su prédica, su concupiscencia, sus fechorías y ardides. En la Era de Acuario-Leo nos irá mejor. La desazón y la incertidumbre actuales nos están indicando que a la casa de bolsa de nuestros valores en decadencia se acerca una tormenta perfecta, un rumbo nuevo se le está augurando a nuestra civilización moderna, postmoderna, antropocena en decadencia, como se le quiera designar. Una nueva arquitectura de la vida va a emerger sin duda alguna de las cenizas. A su manera, Nietzsche y Teilhard de Chardin o Beethoven lo imaginaron y vaticinaron hace décadas o siglos. También lo hicieron Henry Miller y Maria Montessori. Muchos místicos y metafísicos a lo largo de los años. Incluso economistas arrepentidos convertidos en alquimistas, inventores, jardineros y agricultores del Nuevo Reino de los Cielos, como Nikola Tesla, entendieron que debíamos adquirir una brújula nueva. Ojalá tengamos suficientes humanos con más de dos dedos de frente para erigir una tabla real de salvación que nos proyecte y emocione, cure nuestros miasmas, complejos y virus del carrizo. ¿Resucitaremos pues estamos casi muertos de miedo o nos dejaremos pasar por encima como troncos de madera talados? OM.

Caracas, 20-21 de enero de 2015

viernes, 16 de enero de 2015

En 1963, en París, tan cerca estuve del iridio, del paladio, de los demás elementos agrupados en torno al platino, que 50 años después, en 2013, lo comprobé en El Peñón

In memoriam de Tío Nicky, noble de Rumanía, exiliado en España, esposo de mi mamá, a quien conocí en 1964, en el Hotel Ritz de París. Descansa en paz en tu santo, hoy 6 de diciembre de 2014, por llamarte Nicolás, y yo lucir con espontánea intuición la franela roja de Ovejita en honor de San Nicolás de Bari* y ruégote, como ahijado que eres del Santo, sigas acompañándonos y robusteciéndonos en esta operación rumana. Tío, quien también te llamaste Nicolae Brana** y me quisiste a tu manera en Savuy-sur-Lutry, Pully y Madrid, me volteo hacia ti y pídote bajes de tu Seat gris regalos, caramelos de chocolate, el OK de los platinos. [El mito de San Nicolás, nuestro Júpiter (Iu-ppiter latino) y Padre de la Luz, se remonta a la Hiperbórea. Él anuncia el advenimiento del Niño Dios que en la época greco-romana-crística no era otro que Apolo, Quirón o Cristo. Esto sé desde que me puse a escribir El Orgasmo de Dios en 1960. En la presente Navidad realizo este sensible recordatorio y renuevo mi fe en el Árbol de Navidad, mi logotipo.]

San Nicolás de Myra o de Bari. Mártir cristiano. Ícono ruso. 1293-1294.


Tan cerca estuve de 1962 a 1965 en Prangins y París
de mis amados metales del Grupo del Platino y del Grupo del Oro
que no me di cuenta sino un supercúmulo de años después,
completando un ciclo de Quirón, ¿ligado al supercúmulo de Hydra-Centaurus? -El Archivo Akáshico de la compañía Súper Apple lo computa y necesita todo-
poco después del visceral hackeo y ataque cibernético a mi querida computadora en la Villa de Caracas a principios de 2013,-
que tú Gris, poder formidable, jugarías un papel tan importante y clave
como crucial y esotérico
en la superfortaleza psiónica y psicométrica de mis estructuras e infraestructuras astrales, mentales y espirituales; pero como el Yo Superior es tan intuitivo y tiene memoria de elefante si no de mamut lanudo o de mastodonte de olvidadas praderas prehistóricas sabía que tarde o temprano los arranques visionarios tendrían que acoplarse como hacen satélites y naves transbordadoras siguiendo órbitas rítmicas a la par del quehacer diario
más material y ordinario que lo acostumbrado pues poco se ocupa de menesteres sublimes
porque lo que se aprende y se memoriza en vidas anteriores en planos superiores
paralelos y convergentes que la memoria ordinaria confunde u olvida si no se entrena
termina por reaparecer si se le da cabida pues son una inspiración continua que viaja
a la supervelocidad de la luz cósmica que se estira y encoge como cinta de Möbius
más allá de lo hallado por Einstein pero más cerca de lo intuido por Tesla y Hertz
y lo que parece imposible e increíble a primera vista se torna polvo astral y maná cierto
si se le procesa y se permite que la resonancia de Schumann actúe sin trabas.

Habiendo yo ilustrado en 10 recuadros en alguna parte de mis meditaciones
los 10 pasos necesarios para fundir nuestro propio oro metálico amarillo
de alta alcurnia y heredado augustamente de maestros alfareros mesopotámicos
y corresponderlo con polvo intersideral ligeramente gris y blancuzco o azul blanco
opté por dar a conocer desde mi posición poética y esotérica a la vez
los portentos y prodigios que encierra la Madre Natura del Ser Supremo de las Galaxias
siempre tan abierta a nosotros y nosotras si sabemos conocerla de cerca y tratarla bien
y percatarnos de su colosal sabiduría y conocimientos inmemoriales
ya que la llevamos por dentro y no es posible rechazarla porque sería un suicidio
lo que cometeríamos por crasa indiferencia ignorancia soberbia ridiculez y arrogancia
hacia sus atributos maravillosos y asombrosos
que por eso insisto tanto que si lo permitimos mansamente con gran estilo y elegancia
podemos por medio de la meditación trascendental y la concentración en los soles
entender lo que pareciera inimaginable e increíble o vastamente imposible
y saber que la materia exótica de los elementos-m de la tabla periódica de los elementos
se halla también en las costillas y en las vértebras
del Todo Iridiscente del ADN-ARN óseo con que se ideó y fabricó
a la especie humana hace varios millones de años en el seno de Pangea
ya que así lo planificó uno de los grandes progenitores de nuestra raza:
el Homo Universalis de Marca Mayor descendido del Reino de los Cielos en un súper OVNI.

Tan cerca estuve de 1962 a 1965 en Prangins y París -¡oh, cálices de platino de 1963!
de mis amados metales del Grupo del Platino y del Grupo del Oro
que no pude entonces entrever y vislumbrar hasta qué punto me había enfilado
por el desfiladero griego y mixteca
en dirección de los cimarrones parajes antiguos que nuestros antecesores en la Tierra
pisaron y horadaron buscando como siempre el crístico vaso comunicante
que uniera a los 24 ÂKS con las 24 horas del día y de la noche
de la Base 60 que dioses y diosas azules premesopotámicas fijaron en sus tablillas de arcilla
y probara que lo creado por los maestros interespaciales fue muy sabio:
tan sabio que sigue siendo tan basáltico y granítico como los ciclópeos monumentos
que sostuvieron creaciones como las de Marcahuasi Sacsahuamán Ollantaytambo
muchísimo antes que llegaran los Pizarros y Cortés a desbaratarlas y escupirles encima.

Gris, poder formidable del Alba y del Cuenco de Oro de Minerva la prieta genial,
sigues siendo tan poderoso como antaño lo fueron quienes nos descubrieron
y nos dieron nombres y títulos que aún hoy usamos sin conocer sus verdaderos atributos y cintas decorativas
conocernos vibratoriamente y desconocer cuáles son nuestras direcciones y pistas
que no pueden ser las de nuestros políticos y estadistas tan ignorantes y superficiales como proclives a dejarse atiborrar de pendejadas y cosas inútiles y ordinarias.
Por consiguiente si vamos a proceder hacia una Nueva Era de Luz y Esplendor
lo fútil y vulgar será reemplazado y reestructurado
sus estructuras tan ordinarias
se cubrirán con una pátina y un brillo que transmuten fundamentos y leyes tan poco claras y consistentes. Nada quedará de estas siniestras culturas en un futuro. Nada que recuerde sus fechorías barrabasadas malsanas hipocresías y arreglos bajo cuerda. Estos hedores habrán sido sepultados bajo toneladas de abono orgánico.

Tan cerca estuve hace años del paladio de Palas Atenea y su vasto conocimiento cósmico
cobrizo que no me di cuenta que ya Âtén estaba volando en círculos cual águila
alrededor de las escrituras sagradas y pinturas filósoficas que un día agitaría y apuntaría
con mis extremidades superiores que papá y mamá concibieron en unión de San Nicolás.
Y gracias te doy, Universo Verdegay, porque Usir-Osiris, el Señor Verdegay, llegaría con su
Manual de Kadonai para indicarnos la ruta a seguir junto con los amados rodio rutenio osmio
iridio platino paladio oro plata cobre y posiblemente otros etcéteras de transición que pondero
y así cristalizar la Gran Obra de Quirón-Christos para que una nueva raza humana más acorde con
los los mesiánicos designios celestiales pueda establecerse sobre la superficie de la Tierra
al igual también dentro de ella para que nuestro orbe hueco pueda respirar cómodamente
sin chalecos de fuerza y pectorales plomizos que la maltraten y asfixien sádicamente porque fue protegida por los centauros al mando de Quirón, sabio consejero y gurú. Por lo menos, en lo político, unos centauros se alzarán en Venezuela y recompondrán el país.

Caracas, escrito el 6 de diciembre de 2014, publicado el 16 de enero de 2015 pero pulido y sellado finalmente el 19 de enero de 2015
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* San Nicolás de Myra y posteriormente de Bari nació en Turquía. Lo protegió el emperador Constantino I el Grande. Tras fallecer sus restos se salvaron de la destrucción, se sacaron hacia Bari, Italia, y luego se hizo famosísimo. Patrono de Rusia, Grecia, Turquía, y muchos países más. Posiblemente sea el santo más universal, querido y representado en el mundo antiguo y moderno, en Oriente y Occidente. Nuestra sociedad de consumo lo ha puesto a valer hasta en China y no hay niño y niña que no lo conozca, ame y le pida cosas en Navidad. Hay iglesias en su honor por doquier. Encarna la abundancia y la generosidad.

** Ver foto en blanco y negro en esta entrada. El Príncipe Nicolás de Hohenzollern-Sigmaringen (1937-1978) nació en el Castillo de Peleş, Sinaia, Rumanía, y murió en Madrid, España. El último zar de Rusia, Nicolás II Romanov, lo bautizó y de ahí deriva su nombre de bautizo. Fue injustamente exiliado por su hermano el rey Carol II. Toda su vida estuvo añorando su patria natal. Debe ser rehabilitado. Era un hombre bueno, orgulloso, sin pretensiones, muy digno, amante del arte. Le costó mucho adaptarse a su condición de apátrida. Mi mamá fue feliz con él, tenían mucho en común. Condecorado en distintas ocasiones, siendo algunas de sus condecoraciones y cintas decorativas:

·   Bailío Gran Cruz en Obediencia de la Soberana Orden de Malta.
 
*   Caballero Gran Cruz de la Orden de Fernando I (orden establecida por Nicolás como regente).

·   Caballero Gran Cruz de la Orden del Águila Blanca.
Tabla periódica de los elementos. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Tabla periódica de los elementos.

lunes, 5 de enero de 2015

Los viejos valores de la quinua en América del Sur, el amaranto en América Central y el jojoto azul en América del Norte revitalizarán, mejorarán nuestros genes y hebras de ADN


En Cumaná serán más pobres y atrasados, más simples y acalorados, menos urbanos y más tradicionalistas, menos tocados por el derroche y la corrupción de PDVSA que el chavismo-castrismo-madurista ha levantado con espuelas desde 1999, et cétera; pero, al igual que en Ciudad Bolívar y los Andes, aún se consiguen casas grandes y pequeñas, antiguas,  coloniales y solariegas, algo más modernizadas y acogedoras, con techos altos e inclinados, decorados sencilla o elaboradamente, con tejas, arcos, bóvedas, nichos y patios interiores que refrescan y distraen con ruidos de pájaros. Mientras que en Puerto la Cruz, Caracas y Maracaibo prima lo estandarizado, estereotipado, antipoético, aburrido, monocorde y monocromático, el mal gusto general y la reducción al mínimo de lo creativo, y se pasa por alto el calor, la humedad, las variables climáticas, las caídas de agua en los aguaceros, el jardín o las plantas decorativas, los rayos de sol como de luna. La arquitectura colonial tiene sus adelantos (también sus peros) que llegó a Venezuela desde España y a su vez a España desde Roma, Oriente Próximo, El Levante, el norte de África, Asia Central y ahora la invasión amarilla china.

Mientras más atrás en la Historia más se percibe que, a pesar de todo, antiguamente el arquitecto, el albañil, el fontanero, el obrero, el decorador, etc, era más consciente y perceptivo, más artista, más creyente en los cánones del maestro de obras, en comparación con el constructor de hoy, más estereotipado y mecanizado, menos detallista y original, más simplón, menos intuitivo e inciado en los principios y arcanos esotéricos como lo era el masón gótico, más pendenciero y demasiado pendiente de los churupos que nos saca.

La Segunda Guerra Mundial, con excepción de los grandes y célebres arquitectos creativos y rebeldes, contrarios a la uniformidad, la mediocridad o la inmediatez y el plagio, pero siempre a la vanguardia en las tendencias, amputó la imaginación que quería librarse de lo banal y repetitivo o artificial que dejaron la Revolución Industrial del siglo XIX, el comunismo y el socialismo mecánico, dogmático, iluso e idiota. Ese es el problema derivado de las Grandes Guerras Mundiales y de algunos países con ansias grandes y estrepitosas que en aras de la dominación a ultranza y el imperialismo en la que caen siempre las naciones predominantes y avasallantes hacen de todo para que se pierda la noción o el concepto de lo bueno, bello y verdadero que tienen los valores espirituales, los únicos capaces de sacar de cada uno y cada una lo creativo, imaginativo y religioso que anida en nuestro interior. Ello nos debe hacer reflexionar hondamente ya que a menos que nos espiritualicemos profundamente nuestra actual civilización no podrá trascender y pasar a mayores. A menos que regresemos a la tierra no habrá paz, bienestar o armonía general y a menos que nuestros arquitectos, ingenieros y urbanistas se rebelen en contra del concreto, el ángulo recto, la línea recta, esclavos de la geometría ideológica atea o irreligiosa, albergaremos una masa social aletargada de robots, autómatas y delincuentes enfurecidos y estúpidos de paso que no llegan a ser felices y diferentes porque no son educados para superarse internamente. ¡Salgamos de esto ya! ¡La cura es oxigenarnos lo más posible!

Yo soy como las proteínas de los viejos y nuevos mundos que se resaltan cuando hay buena disposición por parte de los humanos que se dan cuenta que para sobrevivir o existir con creces y altura saben que lo fundamental es nutrirse con lo mejor, más potente, fuerte y duradero. La proteína vegetal y la animal no cadavérica son la únicas sustancias que si son bien tratadas son capaces de elevarnos biológica, química, etérica, astral, espiritual y culturalmente hablando. Siempre he pensado que la base de todo, aquello que soporta, fija y estructura los minerales naturales debe absorberse y valorarse en principio. Por eso, lo que importa es aquéllo que la Madre Naturaleza produce en primera instancia, contiene, almacena, acumula durante meses, años o siglos, como las sequoias y el género pinus, aquéllo que transforma bioquímicamente porque al ser un producto o derivado de los elementos naturales fundamentales, en buen estado e íntegros, las personas que cohabiten con ellos o los utilicen inteligentemente estarán a tono con la estructura ecológica, biofísica y bioquímica elemental con la que el Ser Supremo nos formateó, insufló la vida, el aliento cósmico, el pensamiento de las cosas del ecosistema que ocupemos. La primera regla de vida, si no la cardinal por antonomasia por lo menos una del decálogo básico, es que los humanos, para subsistir o vivir mucho tiempo y en condiciones óptimas, deben acercarse a las Fuentes, las Raíces, las Potencias de la Naturaleza y, según mi apreciación, el Poder, el Trono principal reside en los árboles. De ahí es de donde yo extraigo mucha fuerza, mucha energía. Al ver un árbol que llama mi atención yo absorbo su aura, su forma, su impresión. Es matemático. 

Pero aquí en Gaia, debido a las pérdidas de conocimiento a lo largo de las generaciones, la falta de cultura y educación debido al descenso de la calidad de vida por las corrupciones y degeneraciones de buenas y milenarias tradiciones orales y escritas, que tienen siempre su origen en el conocimiento culto y oculto de las cosas, ocurre que la mayoría de la gente tiende e olvidar que nada puede sustituir aquello que la Naturaleza provee con alta calidad y durante un largo tiempo, día tras día, consecutiva y pacientemente. Es como la manera en que se vive. Antes los humanos, excepto cuando ha habido períodos de miseria, pobreza, atraso o retroceso, falta de sabiduría, conocimiento tradicional, información veraz, etc, sabían que las viviendas que ocupan deben tener techos altos o muy elevados, de por lo menos 3.50-4.00 metros de alto, cónicos o espiraloides muchas veces. Sin embargo, hace siglos que la construcción se ha ido uniformando a tal punto que la gran mayoría de los apartamentos o viviendas que habitamos las personas hoy día en las ciudades tienen (¡por desgracia!) techos bajos, demasiado bajos, y rasos o planos, y por eso hace tiempo que parecemos cada vez más cucarachas alojadas mal que bien en edificios tipo colmenas y ratoneras y esto ha ocasionado que a nuestra manera de vivir y pensar, etc, se le haya puesto obligatoriamente un nivel o techo tan bajo y raso que no nos hemos cuenta hasta qué punto esta forma de vivir nos limita y perjudica espiritual y filosóficamente que no nos pone a ver la vida en forma global, panorámica. Pero, bueno, hace ya mucho tiempo que nuestros estadistas, presidentes y gobernantes dejaron de ser filósofos y observadores acuciosos de la Naturaleza y nos movemos en medio de situaciones muy contradictorias que se entrecruzan y matan entre sí.

Vivir en edificios de tantos y tantos pisos de altura o en rascacielos con tantos y tantos cubículos superpuestos uno encima o al lado de otros, que se reproducen durante metros y metros en sentido horizontal y vertical, significando que vivan cientos de personas hacinadas, ricas como pobres o de clase media no puede traer nada sano, bueno y hermoso ultimadamente. Para comenzar, ningún ser humano debiera vivir como una cucaracha, rata o topo en apartamentos reducidos, mínimos, sin espacio para moverse, a menos que nos empecinemos en chocarnos unos con otros y veamos muy menguada y desarmonizada nuestra convivencia en común. A menos que querramos vivir acuartelados, ensimismados, cada uno en su esfera particular o privada, tipo Gregorio Kafka, hasta que logra escapar y salir a la calle para coger aire o cambiar de aire. Por consiguiente, no cuesta mucho imaginar la cantidad de asesinos, asesinas, desequilibrados y psicópatas que se generan en nuestras ciudades-dormitorios encerrados y asfixiantes por una causa u otra.

No entiendo a los arquitectos y urbanistas de hoy cada vez con menos sindéresis, sentido de la armonía, gusto por el espacio, el horizonte, el cielo. Por ejemplo, construir, levantar ciudades como son casi todas las de hoy, donde sus habitantes no ven el cielo y el horizonte porque la vista a un espacio abierto con tierra, árboles, animales, hortalizas, caminatas, piedras y esculturas y murales artísticos se ve obstaculizada por una serie de construcciones de cemento, ladrillos, piedra, etc, me parece una locura. Eso de hacer ciudades con miles de cajitas de fósforos donde no se puede ver el horizonte diurno o la bóveda celeste de noche es demencial (debería haber un espacio abierto, grande, entre un edificio y otro que no le quite la vista al de al lado, enfrente o detrás), es darle la espalda a los elementos que desde los orígenes del mundo nos crearon, conformaron y enriquecieron mental, espiritual, física y socialmente.

Por eso, a menos que erradiquemos o sustituyemos esta manera insana y perjudicial de ponernos a coexistir y convivir nada bueno saldrá y durará. Las ciudades y pueblos grandes deberían seguir un crecimiento fibonacciano como hacen tantas plantas y organismos vivientes de la Naturaleza, Es imposible que tengamos una sociedad feliz, creativa y saludable, si mantenemos este tren de vida que con variantes no ha cambiado desde que los humanos decidieron hacer ciudades, pueblos y aldeas grandes para juntarse y coexistir en grupos. El problema es que el hacinamiento, la sobrepoblación, pero sobre todo la filosofía de vida que hemos adoptado y queremos mantener forzozamente nos está desnaturalizando y degradando cada vez más y sin que nos demos cuenta que debemos cambiar el modo de pensar, sentir, actuar, so pena de que nos volvamos insoportablemnte maleducados y malcriados.

A menos que regresemos a la tierra, habrá más y más crisis, enfermedades nerviosas y psicosomáticas. Seguiremos viviendo en cajas de fósforos como sardinas en lata, sin mucha clase e imaginación, creyendo que nos hemos vuelto muy modernos y progresistas, pero cada vez más alienados, dicotómicos, absurdos, neuróticos o neurasténicos, insatisfechos y consumiendo como niguas, creyendo que de esta forma vamos a solucionar problemas que vamos creando y almacenando sin darnos cuenta y todo por nuestra filosofía de la vida tan poco razonable  y falta de gracia, con centros comerciales que han reemplazado los templos y teatros de antaño, que nuestros problemas crecen y crecen como enredaderas selváticas. ¿Por qué tenemos que vivir en selvas de cemento, cristal, plástico, granito, mármol, ladrillo y metal, con hollín, humo, ruidos, cornetas y legiones de automóviles, autobuses infernales, con direcciones que muchas veces no conducen a nada? ¿Por qué no nos quedamos en la jungla, viviendo entre mosquitos y anacondas?

Nada puede reemplazar esta regla básica y universal: cada familia debiera poder vivir en una casa y no en una casucha o un rancho en un rascacielo, en el piso décimo o treinta de un edificio feo y sin gracia que se parece a muchos más a su alrededor y donde una pila de cucarachas, roedores o gusanos viven mal con servicios públicos que fallan y son imposibles de mantener limpios, en buen estado, eficaz y eficientemente. Por eso mismo, el 90% de nuestras ciudades desaparecerán un día porque sencillamente no sirven más porque están implantando un estilo y una calidad de vida tan poco armónica, civilizada y agradable, que no recicla y reinventa periódicamente. Habrá que construir miles de ciudades-jardines, miles de urbes sabrosas y atractivas donde nuevas generaciones humanas puedan ser más dichosas, estar más a gusto con sus creaciones, trabajos, pasatiempos, obligaciones, y puedan dedicarse más a conocer a su Dios y su Diosa en sus ratos libres, sin quedarse en habitaciones y cuartos donde no se sientan aplastados, enrejados, arrinconados, limitados visualmente por techos, paredes, puertas, etc, que dificulten e impidan sus movimientos y deseos sexuales, corporales, cuanto sea que deseen. Habrá que edificar viviendas verdes, en contacto con el aire, el agua, los demás elementos naturales, como las creaciones arquitectónicas que diseñé décadas atrás, en París, México D.F., Caracas, cuando ya, a los 20 y pico de años, pensaba y me daba cuenta lo mal que vivíamos, cada vez más distanciados de la Naturaleza, el espacio, el cielo, los colores exóticos, las formas y los perfumes en general.

Construcciones verdes, ecológicas y hermosas por todas partes, simbióticas, gráciles, en sintonía unas con otras son las que necesitamos cada vez más, en contacto con el medio ambiente y no divorciadas de él. Si no, terminaremos como en las películas horrendas  de ciencia ficción, que se producen en los EE UU, donde reina la pesadilla, el terror, la delincuencia, la locura y la desidia, controladas por fuerzas del orden totalitarias que demuestran que de seguir el mal camino de nuestra sociedad deshumanizada e insulsa terminaremos destruyéndonos sin remedio y piedad. Yo no quiero vivir en un mundo así, me niego a terminar como una rata o cucaracha, piojo, larva, porque no hice nada para rebelarme y pararle el trote a los arquitectos, urbanistas, políticos y médicos que querían a como diera lugar convertirme en un número más, un monstruo kafkiano u orwelliano, igual a millones y millones más sin ganas de vivir, ser felices y emocionados ante un atardecer, una aurora, una noche atestada de estrellas y planetas. Dios nos salve de perecer cual cucaracha o mosca aplastada por miles de cucarachas y moscas enceguecidas y tambaleantes.

Pienso que la quinua y el amaranto de las sociedades precolombinas nos van a salvar del hueco negro supermasivo creciendo en nuestras urbes cada vez más oscuras, locas, terroríficas, cada vez más enfermizas y mortales. Nuestra buena tierra o mar los produce, amamanta, crea y recrea una y otra vez donde ninguna creación terrestre (océanica o lacustre) se parece a otra, ya que cree a rajatablas –porque así es el arquetipo o modelo cósmico que los causó- en la originalidad, lo biodiverso y fecundo, lo sabio: valores que los humanos parecen olvidar, denigrar, no darle la importancia que se merece porque se desnaturalizan. En suma, debemos cuidar, encariñarnos, dulcificar nuestras pulsaciones, latidos, fluidos, órganos, herramientas innatas. Bossa Nova, salsa, texmex, tango, golpe y bolero con todo y genio margariteño por supuesto si queremos mejorar nuestra calidad de vida.

Puerto la Cruz, 4-5 de enero de 2015