lunes, 28 de octubre de 2013

Libro de Los Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel

 


Favor vincular esta entrada con la anterior que no se pudo incluir por razones de diagramación imposibles de superar. Gracias de antemano. A continuación, extractos del Libro de Los Proverbios de Salomón.
Título y finalidad de la obra. 1:1 Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel, 1:2 para conocer la sabiduría y la instrucción, para entender las palabras profundas, 
1:3 para obtener una instrucción esmerada —justicia, equidad y rectitud—
1:4 para dar perspicacia a los incautos, y al joven, ciencia y reflexión; 
1:6 para entender los proverbios y las sentencias agudas, las palabras de los sabios y sus enigmas. 
1:5 Que escuche el sabio, y acrecentará su saber, y el inteligente adquirirá el arte de dirigir. 
1:7 El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría, los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.
ELOGIO Y RECOMENDACIÓN DE LA SABIDURÍA
Advertencia preliminar. 1:8 Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre, 
1:9 porque son una diadema de gracia para tu cabeza y un collar para tu cuello.

El llamado de la Sabiduría. 
8:1 ¿No está llamando la Sabiduría y no hace oír su voz la Inteligencia? 
8:2 En las cumbres más altas que bordean el camino, apostada en el cruce de los senderos, 
8:3 al lado de las puertas, a la entrada de la ciudad, en los lugares de acceso, ella dice en alta voz: 8:4 "A ustedes, hombres, yo los llamo, y mi voz se dirige a los seres humanos. 
8:5 Entiendan, incautos, qué es la perspicacia; entiendan, necios, qué es la sensatez. 
8:6 Escuchen: es muy importante lo que voy a decir, mis labios se abren para expresar lo que es recto. 
8:7 Sí, mi boca profiere la verdad, la maldad es una abominación para mis labios. 
8:8 Todas mis palabras son conformes a la justicia, no hay en ellas nada retorcido o sinuoso; 
8:9 todas son exactas para el que sabe entender y rectas para los que han hallado la ciencia. 
8:10 Adquieran mi instrucción, no la plata, y la ciencia más que el oro acrisolado. 
8:11 Porque la Sabiduría vale más que las perlas, y nada apetecible se le puede igualar". Los tesoros de la Sabiduría. 
8:12 Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia y poseo la ciencia de la reflexión. 
8:13 El temor del Señor es detestar el mal: yo detesto la soberbia, el orgullo, la mala conducta y la boca perversa. 
8:14 A mí me pertenecen el consejo y la habilidad, yo soy la inteligencia, mío es el poder. 
8:15 Por mí reinan los reyes y los soberanos decretan la justicia; 
8:16 por mí gobiernan los príncipes y los nobles juzgan la tierra. 
8:17 Yo amo a los que me aman y los que me buscan ardientemente, me encontrarán. 
8:18 Conmigo están la riqueza y la gloria, los bienes perdurables y la justicia. 
8:19 Mi fruto vale más que el oro, que el oro fino, y rindo más que la plata acrisolada. 
8:20 Yo voy por el sendero de la justicia, en medio de las sendas de la equidad, 
8:21 para repartir posesiones a los que me aman y para colmar sus tesoros. La Sabiduría en la creación. 
8:22 El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde siempre. 
8:23 Yo fui formada desde la eternidad, desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra. 
8:24 Yo nací cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes de aguas caudalosas. 
8:25 Antes que fueran cimentadas las montañas, antes que las colinas, yo nací, 
8:26 cuando él no había hecho aún la tierra ni los espacios ni los primeros elementos del mundo. 
8:27 Cuando él afianzaba el cielo, yo estaba allí; cuando trazaba el horizonte sobre el océano, 
8:28 cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando infundía poder a las fuentes del océano, 8:29 cuando fijaba su límite al mar para que las aguas no transgredieran sus bordes, 
cuando afirmaba los cimientos de la tierra, 
8:30 yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día, recreándome delante de él en todo tiempo, 
8:31 recreándome sobre la faz de la tierra, y mi delicia era estar con los hijos de los hombres. Felicidad del que encuentra la Sabiduría. 
8:32 Y ahora, hijos, escúchenme:¡felices los que observan mis caminos! 
8:33 Escuchen la instrucción y sean sabios: ¡no la descuiden! 
8:34 ¡Feliz el hombre que me escucha, velando a mis puertas día tras día y vigilando a la entrada de mi casa! 
8:35 Porque el que me encuentra ha encontrado la vida y ha obtenido el favor del Señor; 
8:36 pero el que peca contra mí se hace daño a sí mismo y todos los que me odian, aman la muerte. Fuente: http://www.vicariadepastoral.org.mx/sagrada_escritura/biblia/antiguo_testamento/43_proverbios_01.htm#cap1

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