Mis
pantuflas agujereadas color rojo Burdeos
deben
tener más de seis o siete años por lo menos
las
grandes troneras que hicieron los dos dedos gordos
y
las suelas desgastadas por el trajinar diario
dificultan
cada vez más mi estabilidad y seguridad
anoche
me tropecé y me fui al piso
llega
la hora que debo reemplazarlas sino tendré que botarlas
ya
no pueden sostener mi densa y vulgar humanidad.
Cuando
se llega a esta edad tan avanzada en segundos
hay
que prepararse para aguantar muchas horas más
pegado
a diario a mi aparato electrónico y eléctrico
que
me permite grabar las millones de horas pasadas
para
que futuras generaciones de terrícolas
tengan
una aproximación más
a lo
que parecía ser la vida en los siglos veinte y veinte y uno
después
de Cristo Salvador de minutos entre luces y sombras
cuando
aún no se había concretado el pase a lo fantástico
y
los humanos vivíamos sometidos a las posiciones postizas
de
nuestros gobernantes y representantes aún prehistóricos
incapaces
de ver mucho más allá de sus intereses mezquinos.
Cada
día hay que añadir un grano más de sal marina
a
esta muela que tanto duele a causa de su tronera
para
que la cotidianidad de esta mortalidad tan incierta
no
nos desbarate la inspiración y el infinito imaginario
que
ayer sumé otra vez gracias a Ramsés 8 de Abisinia-Eritrea-Somalia-Yibuti
que
dejó su arma homicida por una flor de loto
pues
al fin comprendió que al Cielo le agrada más una mariposa
que
un hombre descuartizado por la explosión de una bomba.
Quisiera
saber con exactitud cuándo es que aquí en la Tierra
pasaremos
a una dimensión superior y no tendremos que aguardar
a
que los países se eximan de atropellarse unos a otros
los
jefes y maestros de poca cepa salgan eximidos de sus exámenes
podamos
crecer rápidamente como tallos de céleri y brócoli
sin
que nos corten las patas y nos capen las bolas
porque
a decir verdad entre estas cuatro paredes
parecemos
unos ilusos unos pobres desalmados y comprachicos
que
no saben de dónde vienen y adónde van
y
cada cierto tiempo nos tienen que remolcar por inservibles.
Cada
hueco que se deja como cuando se perfora el asfalto
cuando
hay que raspar para pavimentar
y
poder sostener alegrías y desgracias
sirve
para que pensemos más en profundidad a cada momento
qué
cosa significa existir y no dejarse partir
no
decir sandeces y necedades sino hablar más bien de las buenas cosas
que
Dios y su Diosa nos legaron en Sus testamentos
platicar
sobre el sol y la luna y compartir
lo
que cada quien aprendió un minuto atrás
o de
aquí a una eternidad cuando decida partir
a
ese mundo del astral donde cada quien trabaja en su asfalto privado
con
un maestro y una maestra interdimensional
pues
eso le pasó a mi mamá y a mi papá en su momento
y
Eli y yo lo compartimos en familia en este salón muy privado
cada
vez más polvoriento y desordenado
que
compartimos y atesoramos como duendecillos
que
no quieren saber mucho del atropello de esta superficialidad
que
nos priva de la risa y el jolgorio de la pobre Humanidad
que
debería zurcir sus huecos negros supermasivos con hilo de oro.
Recibe
al sol con alegría cada día de tu vida
para
que sepas discernir lo bueno de la Vía
que
te asfaltaron y brindaron tu Kharma y tu Dharma.
¡Baila
aunque llores por dentro!
Cada
momento es un bálsamo
un
hueco menos un pozo de conocimiento más.
Orégano.
Cilantro. Arvejas y lentejas.
Pimienta
y sal y hasta la guayaba el ananás y la sandía
que
allá arriba no se te olvida
aunque
aparentes ser común y corriente o muy vulgar.
Caracas, 22 de octubre de 2013
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