jueves, 31 de octubre de 2013

La felicidad no se decreta ni se institucionaliza


La felicidad es un asunto sagrado que se debe atesorar con determinación y celo.

Semblante del nuevo Eón. Obra del Autor. Caracas. 2013.


Los cielos superiores son cuatro como son cuatro las direcciones primarias; pero el tercer superior conlleva un secreto. El séptimo cielo es el de la meditación, la contemplación y la sabiduría mística. Quien se llega hasta él y practica la meditación trascendental insurge en el octavo cielo donde reinan las estrellas fijas que no son tan fijas tampoco. Éstas gobiernan a la mayoría de las almas que aún se mueven entre las dualidades, los polos o contrarios complementarios de todo tipo. Un escalón más allá queda el noveno cielo que es el del Pléroma, la Unidad Primigenia o Absoluto Indiferenciado, la Ley del Eterno Retorno. Hay todavía un cielo más, el décimo. A éste no hay manera de identificarlo con nombre y medida o signo, no se le puede conocer ni vislumbrar adecuadamente, es esquivo, raro y portentoso a la vez, su morada es el arcoiris. El espíritu que lo visita no regresa y no se le recuerda más, a menos que por fuerza mayor la Divinidad lo solicite para que interceda ante los mortales, inframortales e inmortales, pues nadie conoce Su voluntad, ni siquiera los arcángeles superiores.

Mientras más abajo nos quedemos en la escala jerárquica más densa y pesada será la atmósfera, más fácil será engañarse y confundirse, más equívoca y errática será la percepción. Vanidad de vanidades será el lamento, el quejido de quienes se encopetan y llenan con ilusiones sus existencias poco claras.  

"El espíritu no se atrapa porque sino s'escapa". Eso escribí una pila de años atrás. Sigo pensando igual. La semana pasada el Gobierno de Maduro creó el Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo. Nada más descabellado, absurdo y ridículo, amén de falso, y más en un país que viéndolo con objetividad y acumen es hoy todo menos que feliz, radiante, pujante, audaz y confiado.

La felicidad social de un pueblo o país se mide por el estado y nivel de su vida en general y hoy Venezuela está muy pero muy lejos de que su población viva bien y menos todavía, bonita y excelentemente. El bienestar social, el bien común, la felicidad no se pueden decretar así no más, hacen falta un conjunto de medidas sociales, muy concretas, visibles, funcionales, prácticas, sólidas, moral y filosóficamente factibles, altruistas e inteligentes para que las personas viviendo en un país se sientan a gusto y bien, aunque siempre habrán quienes no alcanzan la felicidad porque ni remotamente es posible estandarizar o normar una búsqueda, una conquista tan individual, personal, íntima. Para comenzar nadie es igual a nadie y los caminos para obtener la felicidad son tantos como son incontables los granos de arena en una playa. No se masifica la dicha ni la desdicha como si todos los individuos estuviésemos conformados y ensamblados de la misma manera y bastara que nos echemos un palo en un bar para pasarla bien y pan comido. Las combinaciones éticas, morales, mentales, espirituales en los seres humanos son mucho más individuales de lo que se imaginan nuestros burócratas simplones, poco observadores y analíticos, que quieren estandarizar a como dé lugar a los seres humanos y piensan que se puede trazar un camino común, un medio igual para millones de personas a la vez o de una sola vez. No. No es posible crear una meta igual porque cada uno o una es un viajero o una viajera distinta, diferente, que en esencia y a nivel de la personalidad no se parece a ninguna otra y si no fuera así seríamos todos clones, autómatas, androides sin un corazón y un cerebro sin alma, un espíritu santo que además está conectado con el Gran Espíritu, Wakan-Tanka, según los indios sioux de Norteamérica.

Ahora bien, si los gobiernos aspiran a que la mayor cantidad posible de un pueblo sea feliz, muy feliz, suprema y maravillosamente feliz, debe comenzar por crear condiciones de vida de alta calidad y de paso viables, prácticas y fundamentales, que sirvan de estímulo, empuje, apoyo y atractivo para que las personan se sientan inclinadas a seguir su propio camino para realizarse y no se agredan entre sí. Los gobiernos debieran dedicarse entonces a crear, producir, apoyar, organizar, recomendar todo cuanto  anime y beneficie a la colectividad. Es crucial que se originen satisfactorias condiciones externas que motiven a que cada quien, individualmente, pueda culminar sus propósitos, objetivos, dones, talentos, que como ya indiqué no es posible que se masifiquen así no más porque cada cabeza es un mundo y cada mundo es una metra más del juego infinito del Ser Supremo que parece no tener fecha ni calendario. Este punto de partida hay que respetarlo. Si esto hiciere un gobierno sensato, serio, protector, obtendrá buenos resultados y dividendos y su gestión será agradecida y popular. Lamentablemente la mayoría de los gobiernos no entienden esto y por eso los golpes de estado, magnicidios, atentados, revoluciones y derrocamientos son recurrentes, no hay forma de producir estabilidad y sosiego a largo plazo. Estas interrupciones son el caldo de cultivo en la sociedad y todas producen una sucesión de zigzags y desaciertos que minan una franca evolución y/o recuperación.

Ahora, para motivar, incentivar, sensibilizar la creatividad de quien sea (y hay que comprender que cada persona es intrínsicamente un ser creativo y original potencialmente hablando, si se le motiva) es necesario e impostergable erradicar lo más posible la miseria, la pobreza, la suciedad, la desarmonía, las "galletas" y "cortocircuitos" físicos, materiales, cuanto vuelve inoperante, fastidioso, excesivamente lento el tráfico y la movilidad de las personas en una urbe o en el campo, donde sea. No es posible que una sociedad sea avanzada, si sus medios de comunicación, a cualquier nivel, son deficientes, malos, anacrónicos o desfasados. Estoy listando apenas un ejemplo de mala vida que la sociedad moderna no ha conseguido solucionar y resolver todavía y en especial en los países subdesarrollados del Tercer Mundo. Falta listar un ejemplo ético: el de la compasión o piedad. Sin éste no hay progreso ni civismo.

Lo malo de nuestra vida entra por los ojos y los oídos, por el gusto, el olfato y el tacto, por lo que choca nuestros sentidos. Las calles y las avenidas de nuestras urbes y pueblos medianos o pequeños se han vuelto cada vez más insalubres, revoltosos, cacofónicos, caóticos e inhumanos, ellos son el termómetro de nuestras relaciones sociales a nivel colectivo, con nuestras familias y nosotros mismos, y, si ellas nos miden y sus mediciones nos encuentran bastante mal, como de hecho es así, debido a la grandísima cantidad de crímenes que nos amenazan, turban y escandalizan, significa que estamos muy enfermos y necesitamos con urgencia que nos atiendan, curen, diviertan sanamente. A nivel espiritual y mental padecemos de deficiencias y desórdenes mentales, psíquicos o espirituales que deberíamos remediar con mucha prontitud porque además pareciera que estamos dejando de percibir y sacarle fruto a lo que la ciencia y la tecnología nos están presentando y nos pueden deparar en un futuro cercano. Parece que eso no se está haciendo y en este sentido los gobernantes tienen una gran parte de la responsabilidad pero no toda. La otra parte es responsabilidad nuestra. Así que el Segundo Mandamiento de la Ley Mosaica donde se indica y recomienda que cada quien debe velar por su prójimo no se está llevando a efecto y si se efectuara desaparecerían todas las guerras, toda pelea inútil o rencilla vana y obtusa.

La felicidad no se adquiere con una receta o un récipe hecho en minutos y con el que se cree va a resolver en un santiamén nuestra tristeza o insatisfacción interna. La felicidad es cosa de cada segundo, minuto y hora de nuestra vida, consiste de innumerables pasos que damos cada día, y cada uno de estos pasos es también el esfuerzo, el resultado de un pensamiento, una idea que se encadena con otra, una sucesión de esfuerzos que debieran concatenarse e integrarse, de ideas que deben ser sanas, buenas, creibles, positivas, y nos ayuden a ser más felices y productivos, aun no saliendo del cuarto de cuatro paredes que ocupamos en un momento dado, sea nuestro cuarto en el hogar, un hospital o clínica, un aula u oficina. Es precisamente cuando estamos a solas que se libra la madre de las batallas porque bien se sabe (o debe saberse) que el amigo o enemigo más grande está dentro de cada quien. Si estamos en paz con nosotros mismos, habremos ganado juiciosamente una pelea crucial. Por allí se comienza.

La felicidad viene de afuera hacia adentro, también va de adentro hacia afuera; depende del contexto fuera de cada quien como del contexto dentro de cada quien y como nada es enteramente fijo, inmóvil, sino más bien una energía en perpetuo movimiento, cada persona debe tener el poder de enrumbar esta energía y distribuirla sagazmente. Todo pensamiento vibra, no es materia ni letra muerta, vive, emite radiaciones. El cerebro es una caja de resonancia magnética, un sistema solar eléctrico, telepatía subliminal. Y yo añadiría: ¿tenemos gobiernos que nos ayudan a controlar y motorizar nuestros pensamientos, emociones, sentimientos, sensaciones, aspiraciones, sueños? ¿Nos presentan horizontes, panoramas, exteriores, que nos incitan a vivir en paz, sanamente, o más bien nos martirizan a cada instante y nos ofrecen, por ejemplo, autobuses destartalados, calles y autopistas en mal estado, servicios farmacéuticos y médicos deficientes, paisajes malolientes, playas sucias, aguas pútridas, supermercados mal abastecidos, alimentos chatarra, etc? ¿Noticias y novedades positivas, estimulantes? ¿Cumple el Estado con la obligación de crear un estado de cosas buenas, abundantes y óptimas a la vista o todo lo contrario, nos saca de quicio y amenaza con tributos e impuestos, nos pone de mal humor y no nos deleita y acomoda? ¿Cómo se puede hacer para que un pueblo sea feliz, productivo, sano, si no se dan las condiciones materiales, sociales, económicas, financieras, filosóficas, culturales, para que lo sea, sin exclusiones ni parcialidades políticas que nos agobien y hieran en lo más profundo? ¿Acaso los gobernantes son ejemplos de honradez y brillo? En Venezuela no lo constato. Todo lo contrario.

Por eso querer institucionalizar o decretar el estado de felicidad supremo o superior me parece una incongruencia. No se puede aplicar. Lo que sí podemos esperar, lo cual redundará en réditos sorpresivos es que cualquier gobierno que no se pula y busque la excelencia (abajo la corrupción, fuera el robo sistemático, las mordidas, los peajes y guisos), no establezca la paz y la armonía por encima de todas las cosas (no se militarice e incite a la violencia, al choque de clases e ideas) está destinado al fracaso, la frustración, la decepción, la desunión, la desdicha, la melancolía, la depresión, y habrá que sacarlo del poder. Por más dinero que le entre a un gobierno por su gestión económica o financiera o porque Dios le sembró increíbles recursos naturales, si no le enseña al pueblo buenas costumbres, buenos modales y no se le proporciona buenos útiles escolares y vitales para que sobreviva el gobierno será malazo y el pueblo no evolucionará como debe ser. Posiblemente el problema resida en que los gobernantes y los representantes del pueblo no son los más idóneos y capaces, no se hayan capacitado e instruido para ser buenos líderes y guías, no hayan ido a la escuela suficientemente, no sepan a ciencia cierta qué carajo es servir a la colectividad, dónde y cómo proporcionarle medios de capacitación y mejoramiento, cómo enseñar a organizarse y sacarle provecho a cualquier situación por más difícil que sea. Para que esto último suceda hace falta que un gobierno de altura, notable, muy inteligente, sepa por experiencia que es posible sacarle provecho a cualquier situación que se interponga en nuestro camino. Este debe ser un gobierno de maestros y maestras, líderes en el sentido estricto del término que sepan mandar y obedecer al mismo tiempo con inteligencia y tacto. No hay otra salida. Si esto fuera así, será posible que un país con estas condiciones no sea tan desdichado y desgraciado porque sacará fuerzas de donde sea y sabrá por intuición que la fuerza de Dios lo acompaña siempre. Sólo hay que descubirla y aliarse con ella. Lo que significa que los milagros y prodigios y las buenas sorpresas existen, son de verdad, basta que nos abramos por dentro y no tranquemos las ventanas del espíritu. Eso decían John Keats y William Blake, dos grandes poetas ingleses. Como soltar los canarios del espíritu.

Y este precisamente será el mejor termómetro para que pueda cundir la felicidad de un modo tan espontáneo y natural que no será necesario decretarlo e institucionarlo porque un pueblo que actuará así lo demostrará de mil y una maneras, a granel y al detal. La gente conocerá la riqueza y la opulencia, las gente viajará con cierta regularidad y complacencia y vivirá en buenas casas o apartamentos y no en ranchos o casuchas, la educación será de óptima calidad y gratis, pues se entenderá, finalmente, que el conocimiento, la sabiduría y pericia son necesidades y cualidades que un pueblo necesita tener a como dé lugar y sin discusiones. Habrán menos divorcios, menos huérfanos y huérfanas, menos tragedias que nos destrozan el corazón, menos crimen, delincuencia, vileza y profanación, menos gente enferma, más alegría, más entradas económicas y más salidas económicas porque se disparará la producción en todos los aspectos y rincones; en fin, las gentes entenderán que si se unen y ayudan mutuamente, combinando, confluyendo sus predisposiciones, todo el mundo sale beneficiado y potenciado. En consecuencia, no habría lugar para que desbaraten nuestras vidas las tiranías, los despotismos, los abusos cometidos cuando hay riqueza y prosperidad solamente para unos cuantos favorecidos por los desmanes de la iniquidad, la ruindad moral y material. Hace mucho tiempo que un orden fallido de gobernar, ejecutar, legislar e impartir justicia se apersonó de naciones y pueblos y en pocas instancias se consolidó un sistema de gobernarnos inteligente y amorosamente, con generosidad y visión a largo alcance. En la niñez no recibimos buenos ejemplos, no siempre nuestros padres fueron bien educados, no se les enseñó a ser mejores sujetos, más responsables y juiciosos, más sensatos y tiernos. Le cantamos loas a los individuos más crueles, sádicos y terribles de la Historia, todavía nos enloquecen los circos romanos, las vendettas sicilianas y napolitanas, las peleas vikingas, las cruzadas temerarias y sectarias, gozamos con cualquier guerra, matanza y horror sin sentido, nos chiflan las escenas macabras y sanguinarias en Halloween, Hollywood se regodea cuando una película gana millones de dólares al mostrar un guión sadomasoquista, una historia insulsa, salpicada con torturas, asesinatos, traiciones y vilezas, y no debiera sorprendernos si en la calle actuamos cual locos y locas libres presos de histeria.

Por lo tanto, pienso que no nos queda otra alternativa, otra opción, otra salida inteligente que cambiar radicalmente este estado de cosas que nos ha regido históricamente durante milenios y milenios de nunca acabar. Si no le ponemos coto a esta condición tan enfermiza y peligrosa, si no nos dehacemos de esta manera de pensar, actuar y reaccionar, votaremos una y otra vez por los aprendices de políticos más malos y amenazadores y ellos volverán a confundirnos y entorpecer nuestro ascenso en la escala jerárquica. ¿Acasamos somos un planeta de masoquistas y villanos? Sépanlo de una vez: no se puede institucionalizar ni la dicha ni el amor ni la belleza ni la buenaventura ni el sosiego ni el deleite ni la risa. Para comenzar los valores del espíritu son del Espíritu de Dios, ellos no llegan hasta nosotros y nosotras y cohabitan en nuestro pellejo con nosotros y nosotras, si no trabajamos sobre nuestra condición tan sensible y voluble a la vez, tan influenciable y permeable como mágica y sorprendente. El trabajo interno es necesario y la mejor manera de ayudar a que este Yo nuestro pueda vencer y salir de los huecos en los que puede caer y lastimarse es hacer de la educación, la instrucción, la iniciación un pensum, unas materias de estudio y experimentación asequibles a todo el mundo desde la infancia. Cada quien nació con una misión particular, nadie es inservible, inoperante o lisiado en un cien por ciento, y sépanlo también, todo tiene solución, nada es imposible. ¿Por qué? Porque quien creó este Universo es un Mago de luz, una Maga de luz, que no revela de una vez sus secretos. Hay que ganárselos, ir tras ellos. Cada quien está en su derecho de ser feliz, muy feliz, increíblemente feliz, pero si se lo propone, persevera, sabe que debe ser el artífice de su felicidad. Para comenzar, hay que devolver al Creador Supremo su regalo de vida. Si el Estado es suficientemente imaginativo, intuitivo e inspirador para proporcionar adecuadamente las herramientas, las condiciones externas para que nos volvamos excelentes en al menos una vía, un medio, se hará honor al Derecho Divino, la sociedad cambiará muchísimo y seremos infinitamente dichosos y complacidos. Es cuestión de ángulos y ópticas, tocar un instrumento u otro, ponerse a tararear una canción y soltar una carcajada. La vida es bellísima. Dios nos ama y acompaña; mas hay que alojar a Dios en nuestro ser íntimo. Para eso hay que sobreponerse, transmutar y depositar nuestro granito de arena sobre la gran playa de la vida, no cejar, desmayarse, tirar la toalla para siempre, levantarse como hacía Muhammad Ali o Cassius Clay, y seguir hasta triunfar y coronarse. No son meras palabras. Cada quien tiene su pelea que dar. La mayoría de las personas no han captado todavía que al luchar con nuestros demonios internos estamos ayudando a Dios a que se cumplan nuestras metas particulares y de paso difundiendo nuestros mejores rayos para purificar la atmósfera, biósfera e ionósfera del mundo que Dios nos brindó. Es una tarea muy noble y justa además la que nos depara la Divinidad porque de este modo nos convertimos en copartícipes de la Creación. Ello nos redime y, si vencemos, nos exime de seguir desvariando y cometer unos cuantos desmanes más que retrasan nuestra evolución y nos liberamos de la laberíntica rueda samsárica. ¡Adelante, pues, seamos sanadores y constructores cósmicos! ¡Nos espera el Eón Lechero!

Busca al Eón que significa varias cosas a la vez
en varias lenguas de nuestro retablo de maravillas planetario
pues lo que hay que retener
es que la superior inteligencia universal
también está de nuestra parte
en nuestro ser interior
que no auscultamos con suficiente interés y poder
porque si así hiciéramos
sabríamos cómo corresponder con su infinito amor
hacia cada criatura de Dios
ya que ¿quién nos hizo en un momento de transfiguración?
¿fue solamente el Eón de la Inspiración
comulgando con la Voluntad de nuestro Arkalión
o fue al revés: nunca dejamos de existir y ser
al mismo tiempo pues quien da la órden y la ejecuta
sabiendo que cada pregunta es una respuesta anticipada
ya lo ha resuelto y ejecutado?
Por eso te lo repito: no busques afuera lo que está en tu corazón
desde la Eternidad que jamás dejó de retornar una y otra vez
y que es para que puedas brillar y reflejar en tu interior
todo cuanto es Dios y eres Tú a la vez.
Sírvete tú mismo y da gracias por tanta comida
que servirás con el amor de tu diapasón.

Sé optimista que Dios es lo mejor
y varias cosas a la vez
del retablo de maravillas superplanetario.

Caracas, 29-30 de octubre de 2013        

lunes, 28 de octubre de 2013

Libro de Los Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel

 


Favor vincular esta entrada con la anterior que no se pudo incluir por razones de diagramación imposibles de superar. Gracias de antemano. A continuación, extractos del Libro de Los Proverbios de Salomón.
Título y finalidad de la obra. 1:1 Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel, 1:2 para conocer la sabiduría y la instrucción, para entender las palabras profundas, 
1:3 para obtener una instrucción esmerada —justicia, equidad y rectitud—
1:4 para dar perspicacia a los incautos, y al joven, ciencia y reflexión; 
1:6 para entender los proverbios y las sentencias agudas, las palabras de los sabios y sus enigmas. 
1:5 Que escuche el sabio, y acrecentará su saber, y el inteligente adquirirá el arte de dirigir. 
1:7 El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría, los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.
ELOGIO Y RECOMENDACIÓN DE LA SABIDURÍA
Advertencia preliminar. 1:8 Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre, 
1:9 porque son una diadema de gracia para tu cabeza y un collar para tu cuello.

El llamado de la Sabiduría. 
8:1 ¿No está llamando la Sabiduría y no hace oír su voz la Inteligencia? 
8:2 En las cumbres más altas que bordean el camino, apostada en el cruce de los senderos, 
8:3 al lado de las puertas, a la entrada de la ciudad, en los lugares de acceso, ella dice en alta voz: 8:4 "A ustedes, hombres, yo los llamo, y mi voz se dirige a los seres humanos. 
8:5 Entiendan, incautos, qué es la perspicacia; entiendan, necios, qué es la sensatez. 
8:6 Escuchen: es muy importante lo que voy a decir, mis labios se abren para expresar lo que es recto. 
8:7 Sí, mi boca profiere la verdad, la maldad es una abominación para mis labios. 
8:8 Todas mis palabras son conformes a la justicia, no hay en ellas nada retorcido o sinuoso; 
8:9 todas son exactas para el que sabe entender y rectas para los que han hallado la ciencia. 
8:10 Adquieran mi instrucción, no la plata, y la ciencia más que el oro acrisolado. 
8:11 Porque la Sabiduría vale más que las perlas, y nada apetecible se le puede igualar". Los tesoros de la Sabiduría. 
8:12 Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia y poseo la ciencia de la reflexión. 
8:13 El temor del Señor es detestar el mal: yo detesto la soberbia, el orgullo, la mala conducta y la boca perversa. 
8:14 A mí me pertenecen el consejo y la habilidad, yo soy la inteligencia, mío es el poder. 
8:15 Por mí reinan los reyes y los soberanos decretan la justicia; 
8:16 por mí gobiernan los príncipes y los nobles juzgan la tierra. 
8:17 Yo amo a los que me aman y los que me buscan ardientemente, me encontrarán. 
8:18 Conmigo están la riqueza y la gloria, los bienes perdurables y la justicia. 
8:19 Mi fruto vale más que el oro, que el oro fino, y rindo más que la plata acrisolada. 
8:20 Yo voy por el sendero de la justicia, en medio de las sendas de la equidad, 
8:21 para repartir posesiones a los que me aman y para colmar sus tesoros. La Sabiduría en la creación. 
8:22 El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde siempre. 
8:23 Yo fui formada desde la eternidad, desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra. 
8:24 Yo nací cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes de aguas caudalosas. 
8:25 Antes que fueran cimentadas las montañas, antes que las colinas, yo nací, 
8:26 cuando él no había hecho aún la tierra ni los espacios ni los primeros elementos del mundo. 
8:27 Cuando él afianzaba el cielo, yo estaba allí; cuando trazaba el horizonte sobre el océano, 
8:28 cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando infundía poder a las fuentes del océano, 8:29 cuando fijaba su límite al mar para que las aguas no transgredieran sus bordes, 
cuando afirmaba los cimientos de la tierra, 
8:30 yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día, recreándome delante de él en todo tiempo, 
8:31 recreándome sobre la faz de la tierra, y mi delicia era estar con los hijos de los hombres. Felicidad del que encuentra la Sabiduría. 
8:32 Y ahora, hijos, escúchenme:¡felices los que observan mis caminos! 
8:33 Escuchen la instrucción y sean sabios: ¡no la descuiden! 
8:34 ¡Feliz el hombre que me escucha, velando a mis puertas día tras día y vigilando a la entrada de mi casa! 
8:35 Porque el que me encuentra ha encontrado la vida y ha obtenido el favor del Señor; 
8:36 pero el que peca contra mí se hace daño a sí mismo y todos los que me odian, aman la muerte. Fuente: http://www.vicariadepastoral.org.mx/sagrada_escritura/biblia/antiguo_testamento/43_proverbios_01.htm#cap1

domingo, 27 de octubre de 2013

Dictado súbitamente a toda velocidad en un 55% u 89%


Esta es la entrada No. 268 en mi blog, iniciado en otoño, el jueves 25 de septiembre de 2008, en el valle de Caracas o Nueva Jerusalén en construcción. Paso a A Day in The Life con los Beatles.

New Kadonai 34.2. Obra del Autor. Caracas. 2009. 

Desde muy joven me di cuenta que mi casa, donde yo me residenciara un tiempo prudencial, debía ser una fábrica de ideas novedosas, creativas, poderosas, fuera de lo común; una especie de taller y laboratorio experimental, ultramoderno, abierto como una sabana; un espacio-hogar donde se elaboraran ideas, proyectos haomáticos, trascendentales, que fueran funcionales, cual carrefour y panal de gentes alegres, amables, simpáticas, estimulantes, poco sectarias. He sido del anti-Establecimiento desde mi mocedad y seguiré así hasta que mi existencia acabe de un modo u otro. Por eso mismo todos los inventores me atraen, sea del campo que sea, desde el ingeniero en biomasa que crea un nuevo medio para producir energía buena, barata y productiva, hasta el que se avispa y crea un nuevo medio de transporte áereo, terrestre, lacustre, marítimo, intraterrestre, interdimensional, que viaje a la velocidad simultánea de la superluz que aún está por descubirse en la Tierra y va mucho más allá de lo que Einstein calculó y delineó en sus teorías y teoremas.

Creo que lo que distingue a un país de otro, una civilización de otra, una familia o centro urbano de otro, un segmento de la población de otro es el número, la calidad, la intensidad, la variedad y la sofisticación de sus innovadores, inventores, autores, descubridores, creativos y visionarios, porque de lo contrario seríamos una especie decadente, débil y temblorosa, que no puede ver más allá de sus narices, unos pobres especímenes descerebrados y desdentados con una vida errática y un criterio tan convencional y conformista como blandengue que produciría espanto y horror, si se le analizara minuciosa y objetivamente. A mí lo que me choca es la monotonía, la rutina que vuelve idiota, la pereza mental y emocional, la estandarización insulsa, mecánica, donde nada pasa y todo es invariable, gris, monocromático y estúpido, poco vivificante, se sigue la corriente sin imaginación y creación y se le rinde pleitesía a la mediocridad. Nada más alejado de lo que me forjé durante mi adolescencia precoz y rebelde cuando quería romper salvajemente con todo aquello que me constreñía, reprimía y entristecía. Mis primeros escritos en inglés y en español fueron todo menos sosegados, complacientes y púdicos, más bien muy crudos, duros, tormentosos y poco románticos. Vivía o estaba inmerso en el Apocalipsis de San Juan y entendía perfectamente a Rimbaud como a Dostoievski y Nietzsche a quienes devoré antes de los 20 años. Al despertar durante la secundaria mientras estaba en los colegios de Eaglebrook y Hotchkiss y la universidad de Harvard, donde apenas estuve tres semanas y pico, iba como montado sobre un dragón chino cada vez más acelerado que lanzaba llamas y creía realmente que había que voltear por completo al mundo, ponerlo a temblar de cabo a rabo, y dejara atrás esa muerte en vida tan absurda como atroz que me rodeaba por todos lados y a la que no le veía mayor lógica.

Plutón me inició y conscientizó mientras que Urano me liberó y transformó. Todo comenzó a los 15 años y ya a los 19 años había cambiado mi destino para siempre y no había marcha atrás. Esto lo capté e hice mío muy temprano y mi primer libro, Violeta Siete, escrito y publicado a los 20 años, en París, la ciudad luz, contenía ya la semilla agreste y gala de cuanto mencioné en el párrafo precedente aunque mis primeros escaneos con el lenguaje no fueron nada fáciles visto que tenía una pila de lenguas y alfabetos vivos y muertos en la cabeza y me costaba bastante hacerme entender rápida y eficazmente pues el ensamblaje se atropellaba (esta particularidad aún me persigue). Comencé por ser un híbrido y no me reconocía sino acompañado por extrañas criaturas de un mundo sobrenatural y superrrealista. Sentíame a muchos miles de años luz del territorio donde había llegado por primera vez en 1943, en plena Guerra Mundial, al mismo tiempo que se libraba la gran batalla de Stalingrado y lanzábase en Rusia la Operación Urano. Nací entonces en un momento de gran confluencia astral.

He querido una convergencia parecida para Venezuela adonde llegué expulsado por mi madre que le abrió las puertas a un buque cargado de judíos que huían de Europa poco antes o poco después de declararse la Guerra. Quizás por eso, por ser también un expatriado espiritual, he deseado toda mi vida que Venezuela fuera un país de vanguardia en todos los campos posibles, ecológicamente ultramoderno, escolásticamente superdotado, políticamente a la cabeza en muchos aspectos legales, constitucionales, jurídicos y humanísticos, un faro de luz y libertad para todas las naciones de la Tierra, abierto a todas las tendencias artísticas, científicas, culturales, metafísicas, pujante y clarividente, capaz de importar desde el extranjero algunas de las mentes más poderosas y brillantes del planeta para que con otras cabezas y celebridades del orbe y del más allá moldearan un destino colectivo más vibrante con una nueva visión de la vida, un nuevo protagonismo pluridimensional que supiera cómo trasladar y transmitir al resto del mundo subdesarrollado y desarrollado un nuevo cuerpo más socialista y místico con ideas, acciones, ejemplos, modelos, protagonismos, que ayudaran a formar en nuestro país y planeta un todo que fuera realmente una mejor residencia para todas las especies vivas en el planeta, el sistema solar y la galaxia que habitamos por ley de gravedad, resonancia magnética, atracción y elección.

Recapitulando, a los 19 años, en el otoño (siempre una estación muy productiva), tras haber roto con mis ataduras convencionales ya quería cambiar y sacudir los cimientos del mundo, dejar una huella imborrable en la infraestructura de la Tierra, desde el Núcleo. Quería metamorfosearlo y mejorarlo casi todo, de la A a la Z, sin límites, alambres y púas, pues sabía que nuestro tiempo es uno de transición y que lo que viene será revolucionario y estratosférico y en consecuencia presentía que estábamos encaminados a una fase muy distinta e inusual de la civilización donde había que forjar buenas cabillas para cimentar nuevas fundaciones. Busqué los autores más prominentes en las enciclopedias, el origen y la explicación de las palabras y los nombres que el gran escritor y ser muy sabio llamado Henry Miller me puso a querer, descubrir y perseguir amistosamente para que no me perdiera una milésima de sabiduría y conocimiento, un milímetro de brillantez literaria, un grado de resolución mental, espiritual, semántica, linguística y filológica, y por lo tanto, siguiendo su huella y ejemplo peripatéticos me puse a devorar como una barracuda los clásicos de Occidente y Oriente, los que están al norte del ecuador como los que están al sur del ecuador, pues mi sed de conocimiento era vasta e ilimitada, no sabía de barreras y fronteras, quería recogerlo, visitarlo y habitarlo todo, con el mundo entero esplayado bajo mi compás y regla métrica y esta búsqueda comenzó cuando tenía apenas 15 años o un poco menos porque, aunque tímidamente, mi primer tema y lección de cultura vino por el lado de la música clásica y latina y la religión de la mano de los Padres Jesuitas como de mi mamá que me puso a estudiar piano a los 7 años de edad con el profesor polaco Andrzej Wasowski (1919-1993). Pero después le perdí la pista cuando mi hermano William y yo nos fuimos a estudiar a Europa en el Institut Le Rosey donde acrecenté mi cultura original y se despertó mi gusto por el sexo femenino que salió a la palestra así como por los chicles bomba y el tabaco de pipa Amsterdam Azul que fumaba en el tren lechero mientras viajaba a solas viendo vacas y paisajes idílicos que con el tiempo pasarían a formar el trasfondo de mis meditaciones y concentraciones. Siempre es así. Deben ocurrir muchos eventos, transcurrir muchos años, para que nos demos cuenta cuán fotográfica, receptora, grabadora e impresora, amén de escritora y técnica, es nuestra mente.

Quizás lo más significativo de la metamórfosis kafkiana por la que pasé fue que me salí de la zona tenebrosa y terrorífica, diabólicamente administrada por Saturno, en su forma más vil, turbia, lúgubre, negra, melancólica y vitriólica, y pasé a la administrada por el sereno y contento Sol. Eso representó que se abriera ante mí un panorama más benigno, esperanzador, rutilante, alegre y ligero. Me exorcisé. Vibratoriamente Saturno y Sol son incompatibles pero justo por eso el adepto debe ser un experimentado eficiente alquimista que sepa cómo transmutar el plomo en oro que le vino originalmente por los antepasados judeocristianos, puritanos, católicos, victorianos -¿quién no los tiene?-, todos casi siempre vestidos de negro y de luto en Occidente, desnudarlos, quitarles esos trapos tan pavosos, y luego decorarlos de nuevo pero ahora con ropas coloridas, llameantes, vivas, artísticas, dignas de Oriente Próximo y el Lejano Oriente, como entablar una comunicación diáfana, inteligente, franca y respetuosa, entre sucios y arrogantes conquistadores españoles e indios gallardos e indias limpias, semidesnudas y emplumadas. Usando un famoso grabado alquímico medieval europeo logré entre los 19-23 años voltear por completo el menú que heredé de mis padres a ambos lados de los océanos y los mares y hacer que un sol refulgente le entrara por las fauces al león verde y éste quedara curado de sus males, a causa del kharma malo (o colesterol malo), y se tragara un buen plato de felicidad, satisfacción y gozo, que se le habían escapado durante años cuando vio a muy temprana edad cómo peleaban sus padres y se divorciaban malamente aunque estuviera viviendo en un paraíso artificial. Pero no soy el único.  Nadie escapa a esta condición y humillación sea cuando sea y debe aprender a pasar la página y hasta perdonar, absolver y seguir comulgando, porque hay que acabar con las misas negras. Todos y todas pasamos en una encarnación u otra por etapas saturninas y plutonianas, incluso por etapas solares muy negativas, como eclipses, cataclismos, conflagraciones, derretimientos helíacos y llamaradas solares abrasadoras que ponen a saltar a supernovas. Nadie es intocable. Hay que pasar por las horcas caudinas y superar los malos ratos porque se trata nada menos que de la herencia bacteriana, microbiana, lárvica, viral, parasita, a la que estamos sujetos en la 3D desde la Protohistoria y cada quien porta invariablemente en la sangre trazas envenenadas por microorganismos precámbricos que joden, confunden, enloquecen. Son aprendizajes, lecciones de vida por las que debemos atravesar, si queremos crecer, como si se tratara de cruzar abismos sulfurosos con puentes que deben ser de luz, esplendor y afecto. Pasé y crucé, gracias a la ancestral vena mercurial en mi espíritu. Ahora le toca a la mayor cantidad posible de terrícolas hacer lo mismo pero cada quien a su manera. Eso es todo.  

En dos platos, mi sed de cultura universal e infinita se ha mantenido y no se detendrá hasta que me vaya del planeta. Mi lema ha sido este: haz en 4 años lo que otros tardan 40 ó 40.000 años. Algo así. O bien: sumérgete en el gran océano de conocimiento y sabiduría y sé uno con él hasta la eternidad. Como queriendo decir o dando a entender que hay que multiplicarse hasta la raíz N de Nicolás y Nínive para llegar al otro lado de la óptica y la audición porque es allí, en lo ignoto y desconocido, lo fantástico y maravilloso, lo resplandeciente e íntegro, lo milagroso y prodigioso, lo bienaventurado y amoroso donde se destaca lo que yo llamo la cornucopia de la supermente y del tragaluz que puede transformar lo que sea y mejorarlo de paso. Visto esto es por lo que, como dije, aplaudo a esa legión de hombres y mujeres que tuvieron el valor, la osadía, la tenacidad y la consistencia de seguir, a como dé lugar, sus sueños y visiones y alimentarlos con el fuego de su espíritu, sagrado en esencia, como santa es la planta del Altísimo o la lira de la Gran Diosa, cuyas luces nadie ni nada apaga, si cada quien cuida bien lo suyo y no lo tira a los muy puercos de corazón que viven de la miseria y del atraso humano, demasiado humano. Aunque es cierto que todavía a estas alturas me dejan perplejo el egoísmo, la tacañería, la avaricia, la codicia, el odio, el rencor, la crueldad, la envidia, el cólera y la maledicencia, Paz a sus restos. Rê-Atén, yo, Dumuzid, Abram/Abraham, Salomón de Israel, Akhenâtén, Alejandro el Grande, Ricardo I Corazón de León, San Francisco de Asís, Bocaccio y Leonardo da Vinci, seguidor empedernido del trueno, la lluvia, el arcoiris, Bodhidharma y Juan el Evangelista. ¡Con el Cristo Jesús, mi hermano de luz y nieto materno, pa' lante y pa' los que salgan!

Recuerden lo siguiente. El trabajo, la faena, el rendimiento, la realización, como quieran denominarlo, es nuestra tabla de salvación. Sed como la abeja que no descansa hasta que la reina madre procrea y multiplica la simiente y la vida de la colmena, su acción helíaca de cada día, para que la condición humana, floral, forestal, et cétera, se acreciente y fructifique el ecosistema general que bien puede ser rumano, keniano, guatemalteco, japonés, chileno, hawaiano, francés, árabe, venezolano o alienígeno. Si sucede, habrá paz, paz bendita, como la que descubrí siendo un jovencito, bien lejos de mi país y en un sanatorio suizo que hoy bendigo y agradezco porque me obligó a centrarme contra viento y marea, a pesar de las locuras y alaridos de mi joven vecina francesa. Así que primero fue Grieg y su Suite Peer Gynt, a mis 7 años, el primer disco que puse en el gramófono que me obsequiaron mis padres en Villa Castelania; luego de Falla y sus Noches en los jardines de España, la composición musical que antes de cumplir los 17 años coincidió con la apertura de mi diario, El Orgasmo de Dios, y me lanzó al ruedo de la literatura y la espiritualidad; luego Beethoven y su Quinta Sinfonía, que marcó mis primeros pinitos intelectuales y sociales con mis amigos del Paraíso, en especial Sebastián Allegret; luego Sibelius y su Quinta Sinfonía, presente cuando renuncié al mundo académico tradicional de Harvard en 1962 que cambió mi vida para siempre; y finalmente Buddha-Bar y Café del Mar, que a partir de 2001 me han acompañado y apoyado en la internalización y espiritualización de esta última parte de mi travesía y epopeya. Son varios los compositores y varias las obras que me rociaron de la coronilla a los pies ayudándome a conformar lo que hoy soy gracias a Dios. Por último, si son contadas con los dedos de las manos las personas que me leen y ven, no importa, no me voy a morir, aún sigo escuchando a Alice in Chains, eso me conmueve y mucho. No es posible parar en seco el Astrobús de los Chéveres (1987) y dejar inaudibles y sin muebles los blues de Eric Clapton. Así es, Andrés. ¡Adelante, pues!

Dictado súbitamente a toda velocidad en un 55% u 89% tras ver un buen documental científico en CNN en inglés el 24-10-2013 a las 11:33 PM 

jueves, 24 de octubre de 2013

Gracias a Dios. Vi et Virtute.


Om Namo Bhagavate.

Introducción. "Conciliar" es una palabra que me vino a la mente esta mañana poco antes de desayunar. Es mágica y tan importante porque ella también tiene que ver con el Estado de Gracia que tanta falta le hace a cada quien para purificarse internamente y ayudar a diseminar más amor, tolerancia, magnanimidad en este nuestro mundo carente de apertura y liberalidad en el buen sentido del término. "Conciliar" es poner a trabajar en equipo a los contrarios y llevarlos a la mesa de negociación y sacar de ellos su vi et virtute dormidos, el néctar escondido, el donaire, la nobleza, que a menudo se tapa, relega o reprime por miedo a la crítica y la desaprobación o los complejos. Sin embargo, si no fuera por la acción y el efecto de la "conciliación" y la profesión de diplomacia, aún más fina, sutil y acabada que la primera, estaríamos todavía en la Edad de Piedra o sometidos invariablemente a un oprobioso sistema nazi, totalitario o comunista, donde lo que prima es obedecer a ciegas lo que dictamina el Presidium o la Célula Madre déspota y tiránica.

Así que gracias a la intermediación de la parte venusina, mercurial y solar en Dios podemos vivir en regímenes más o menos democráticos y esperanzadores que nos enseñan que la fuerza bruta, los prejuicios, odios y resentimientos, las manías y malas costumbres no son las herramientas adecuadas para resolver los problemas que se nos presentan. Cuando se quiere analizar y sacarle provecho a una situación aberrante, cuando el juego está trancado y parece no haber salida o válvula de escape; por ejemplo, cuando un cáncer se presenta y parece no haber remedio o cura, el maestro, la maestra oculta y esotérica en alguna persona, providencialmente espiritual y profunda, entra al escenario o teatro de operaciones y mediante un acto de "conciliación" pacta con la Inteligencia Suprema, la Sabiduría Universal, para que se produzca -si está en ley- un cambio favorable, una mejoría o recuperación, que elimine el cáncer maligno, aquello que estaba paralizando el libre flujo de energía vital y cósmica. Por eso, los juegos, las adivinanzas y los acertijos son buenos en esencia porque pueden surgir, presentarse o haber probabilidades para que una situación se destranque, se libere de las condiciones que la tienen atrapada o trancada y cesen los nudos eléctricos y magnéticos que la tienen sofocada, estancada, deteriorándose.

Me acerqué al mundo de la diplomacia y la política muchos años atrás por varias razones muy bien sustentadas y lógicas. Por la vía materna, a raíz de una larga trayectoria en el campo de la política y la diplomacia brasilera o brasileña (hoy Palacio de Itamaraty, en Brasília) durante sucesivas generaciones, a partir del siglo XIX, comenzando por el almirante Joaquim Marques Lisboa, un héroe nacional de la marina, nombrado Marqués de Tamandaré (1807-1897), y el muy distinguido Consejero Miguel María Lisboa (1809-1881), Encargado de Negocios en Venezuela, quien abrió la Legación que posteriormente se convirtió en la Embajada del Brasil en Venezuela, y su hijo, Henrique Lisboa (1847-1920), también acreditado en Caracas, ambos en tiempos primero de la monarquía y luego de la república brasilera, era natural que como mi abuelo o vovó, el Ministro Plenipotenciario (Embajador) del Brasil en Caracas, Jerônymo de Avellar Figueira de Mello, acreditado durante su larga carrera en muchos países, entre esos Portugal, Italia, Polonia, Austria, Chile, Perú y Venezuela, entre 1934-1937, padre de mi mamá, Dona Thereza Lisboa Figueira de Mello, la cual al casarse en segundas nupcias con S.A.R. el Príncipe Nicolás de Hohenzollern-Sigmaringen, Príncipe de Rumanía, el 13 de julio de 1967, en la bella ciudad de Lausanne, Suiza, devino a su vez S.A.R., Princesa Thereza de Hohenzollern-Sigmaringen, Princesa de Rumanía, y quien durante toda su existencia cosmopolita, incluso tras casarse con mi padre, el brillante y genial comerciante y empresario, Andrés Boulton Pietri, en Caracas, el 2 de julio de 1936, girara socialmente alrededor de diplomáticos, nobles y aristócratas u hombres de negocios, yo terminara también incursionando en el campo de la diplomacia tanto en India e Indonesia como en Canadá (1976-1980). Pero en Montréal no pude proseguir mi carrera al serme sacado repentinamente del juego político por el Ministerio de Relaciones Exteriores mediante tretas, artimañas, chantajes, intrigas, guisos y malediciencias sin fundamento alguno aunque luego el Ministerio se excusara y me reabriera las puertas. Pero ya era tarde. De Montréal pasé a Boulder, Colorado, donde viví un tiempo, construí una casita con vitrales maravillosos, reescribí y publiqué mi segundo libro sobre Astrología ("The Wisdom of Sidereal Astrology") y regresé a Caracas, en 1981, curado de esa mala experiencia, aunque sé que posiblemente un día vuelva a la carrera. Ahora Venezuela es uno de los países peor representados a nivel diplomático, nadie en su sano juicio se involucraría ahí. Es lamentable nuestro récord en ese sector tan sensible de la geopolítica. Así que por ambos lados heredé el gusto por la política, la diplomacia o el servicio diplomático, el emprendimiento osado y el apego a ciertas tradiciones nobles o aristocráticas que hoy hacen tanta falta porque la vulgaridad a nada bueno y lustroso conduce. Por la Gracia de Dios quienes hemos ocupado altos cargos en el pasado archimilenario por razones de kharma y dharma debemos servir con amor y luz a la Humanidad y en cada encarnación tratar de corregir las faltas cometidas y avanzar unos cuantos kilómetros más en la banda ancha y wifi.

Ahora bien, una aclaratoria para las personas que encarnan en una familia: ellas heredan por un lado las propiedades materiales y espirituales de la familia donde nacen y por otro lado tienen su propio árbol genealógico astral que les viene por el tipo de ÂKS cósmico al que pertenecen desde un inicio. Eso explica algunas de las particularidades que heredamos que parecen no tener ninguna explicación a primera vista y no tienen respuesta aparentemente si tan sólo nos dejamos llevar por los rasgos y las condiciones heredadas de nuestros padres y antepasados consanguíneos. La verdad oculta es que las características heredadas a través de la reencarnación son mucho más influyentes y profundas de lo que nos puede contar la medicina tradicional y la genética convencional las cuales se entremezclan con los rasgos y las características venidas del ancestro familiar. El arte de la interpretación consiste en tomar en cuenta los dos "canales" o dos "vías", que no deben autoexcluirse necesariamente, pero en reconocer que el alma es inmortal, posee memoria atómica, y cuando llega el momento de reencarnar, previo acuerdo con el Tribunal del Kharma y nuestros guías astrales privados, escoge un cuerpo en particular con sus rasgos personales, trazos, fisionomías y facciones exclusivas tanto materiales como espirituales para continuar su misión de vida. Lo que hace el alma es adaptarse al nuevo cuerpo o envoltura adquirida y engancharle su historia particular que puede ser antiquísima o no tanto. Mientras más vieja y experimentada es un alma más cargas e historias cósmicas le traspasará a la carne de huesos compuestos donde se residenciará por un tiempo. La sabiduría, como ya lo expliqué, consiste en conciliar, unir, yuxtaponer, conjugar las dos "vías". La yoga y el chamanismo pueden iluminar este recorrido, esta aventura. Nihil sine Deo. Tradición y Revolución.

Gracias a Dios
que fuimos creados por la Gracia Divina
gracias a Dios
que tenemos varios ojos para ver
varios oídos para escuchar
dos fosas nasales
para oler mejor
dos cerebros para entender más
dos mandíbulas
para masticar mejor
dos labios
para besar más
dos manos y dos pies
para llegar más fácilmente a los extremos
para abrazar mejor y caminar más
dos riñones para mear mejor
dos pulmones para inhalar y exhalar
dos ventrículos para no caernos de culo
dos tibias dos peronés
dos sexos uno fuera y otro dentro
un nacimiento por el sexo y otro por el espíritu
dos de casi todo
para captar mejor los mensajes del Todo
y devolverle a Dios lo que nos dio
por obra y gracia del Espíritu Santo
porque no hay grande sin chico
no hay alto sin bajo
y pecado sin perdón absoluto.
Demos gracias a Dios
que su india nos entregó su coño
y Mr. Músculo nos empolvó y limpió.

Doy gracias a Dios
por todos los beneficios y prebendas
todos los regalos y todas las maravillas
que nos da sin egoísmo y avaricia
sin pensar en zancadillas y tirones de oreja
presto siempre a ser gracioso y graciosa
según el género que se le acepte
por lo tanto doy gracias a Dios
por su infinita gracia y sentido cómico de la vida
por Su vida entre nosotros y nosotras
sin miramientos ni pequeñeces de ninguna especie
atento y atenta
a que cada gracia nuestra sea portadora de salud mental
y mucho humus para que comamos a gusto
con gesto fraternal
y nos curemos rápidamente
doy gracias a Dios
por el sol y todas las estrellas
que nos cubren de luz y vigor
por todos los favores causados y ocasionados
sabiendo que sin Dios no hay vida
ni maravilla
aunque por ser ateos lo neguemos
y por ser creyentes lo aplaudamos.

Gracias a Dios
que es inteligente compartir con todos y todas
Su fraternidad y Su amistado del solar principado
Él que nos dio la Dualidad para comprender mejor la Unidad
que reúne y todo lo combina
sin dejar nada por fuera
porque todo hace falta
hasta lo inícuo y pútrido
el gusano y nuestro ano
y para que escojamos mejor la próxima vez
qué misal vamos a memorizar
y no nos lamentemos tanto
porque Dios lo mezcla y lo sirve todo
en bandeja de plata servida con cubiertos de oro
y deja que todos los hombres y todas las mujeres
sacien su hambre y sed.
Cada boca es suya y cada risa es suya.

Él es la antesala y el salón para congregar a las almas
confundidas u organizadas
pues en este pedazo de cielo X
hay lugar para todos y todas
somos criaturas del Gran Cañón del Gran Padre de Luz y la Gran Madre de Luz
sin esta Dualidades no somos nada
ni siquiera podemos emerger de la oscuridad y devenir centellas
sin Ellas no podemos existir
a menos que pataleemos y seamos ingratos
como chiquillos malcriados
que lloran por llorar y ríen por reir
y gracias a Dios por esto último
así que le pido a mis correligionarios de la Tierra
me hagan el favor de no olvidarse
de sus orígenes sidéreos y cubrirse las espaldas
para que nadie ose quitarles la gracia
de ser del Ser Supremo una y otra vez
hasta que cumplamos con todas las rondas teosóficas.

Gracias Dios mío que estás ahí y nos puedes oir
incluso en nuestras desgracias
todas pasajeras por supuesto
hasta que le encontremos la vuelta
con mucha gracia soltura pericia
a las menudencias que convertimos en telenovelas.

A Dios gracias
porque le gustan los magos y las magas
los brujos y las brujas
los bienaventurados y las beneméritas
pues no entiende cómo a los terrícolas
le complacen las persecuciones y matanzas a quemarropa.
¿Será que no saben del siglo genocida del siglo XX?
A Dios gracias que no es un X.
Un San Andrés crucificado por sus creencias.
Aga Shalum Farunque.

Gracias a Dios
que se inventó por medio del arte de la diplomacia
la conciliación y el arreglo simpático entre opuestos
para que cunda la sensatez y se le dé paso a la tolerancia y la paciencia
-el ecuménico sentido común del que viven eucarísticos y evolucionados.

Caracas, 23-24 de octubre de 2013

martes, 22 de octubre de 2013

Las pantuflas agujereadas y algo más sobre el origanum vulgare

No descartes tu innata vulgaridad aunque ennoblezcas tu humanidad.

Mis pantuflas agujereadas color rojo Burdeos
deben tener más de seis o siete años por lo menos
las grandes troneras que hicieron los dos dedos gordos
y las suelas desgastadas por el trajinar diario
dificultan cada vez más mi estabilidad y seguridad
anoche me tropecé y me fui al piso
llega la hora que debo reemplazarlas sino tendré que botarlas
ya no pueden sostener mi densa y vulgar humanidad.

Cuando se llega a esta edad tan avanzada en segundos
hay que prepararse para aguantar muchas horas más
pegado a diario a mi aparato electrónico y eléctrico
que me permite grabar las millones de horas pasadas
para que futuras generaciones de terrícolas
tengan una aproximación más
a lo que parecía ser la vida en los siglos veinte y veinte y uno
después de Cristo Salvador de minutos entre luces y sombras
cuando aún no se había concretado el pase a lo fantástico
y los humanos vivíamos sometidos a las posiciones postizas
de nuestros gobernantes y representantes aún prehistóricos
incapaces de ver mucho más allá de sus intereses mezquinos.

Cada día hay que añadir un grano más de sal marina
a esta muela que tanto duele a causa de su tronera
para que la cotidianidad de esta mortalidad tan incierta
no nos desbarate la inspiración y el infinito imaginario
que ayer sumé otra vez gracias a Ramsés 8 de Abisinia-Eritrea-Somalia-Yibuti
que dejó su arma homicida por una flor de loto
pues al fin comprendió que al Cielo le agrada más una mariposa
que un hombre descuartizado por la explosión de una bomba.

Quisiera saber con exactitud cuándo es que aquí en la Tierra
pasaremos a una dimensión superior y no tendremos que aguardar
a que los países se eximan de atropellarse unos a otros
los jefes y maestros de poca cepa salgan eximidos de sus exámenes
podamos crecer rápidamente como tallos de céleri y brócoli
sin que nos corten las patas y nos capen las bolas
porque a decir verdad entre estas cuatro paredes
parecemos unos ilusos unos pobres desalmados y comprachicos
que no saben de dónde vienen y adónde van
y cada cierto tiempo nos tienen que remolcar por inservibles.

Cada hueco que se deja como cuando se perfora el asfalto
cuando hay que raspar para pavimentar
y poder sostener alegrías y desgracias
sirve para que pensemos más en profundidad a cada momento
qué cosa significa existir y no dejarse partir
no decir sandeces y necedades sino hablar más bien de las buenas cosas
que Dios y su Diosa nos legaron en Sus testamentos
platicar sobre el sol y la luna y compartir
lo que cada quien aprendió un minuto atrás
o de aquí a una eternidad cuando decida partir
a ese mundo del astral donde cada quien trabaja en su asfalto privado
con un maestro y una maestra interdimensional
pues eso le pasó a mi mamá y a mi papá en su momento
y Eli y yo lo compartimos en familia en este salón muy privado
cada vez más polvoriento y desordenado
que compartimos y atesoramos como duendecillos
que no quieren saber mucho del atropello de esta superficialidad
que nos priva de la risa y el jolgorio de la pobre Humanidad
que debería zurcir sus huecos negros supermasivos con hilo de oro.

Recibe al sol con alegría cada día de tu vida
para que sepas discernir lo bueno de la Vía
que te asfaltaron y brindaron tu Kharma y tu Dharma.
¡Baila aunque llores por dentro!
Cada momento es un bálsamo
un hueco menos un pozo de conocimiento más.
Orégano. Cilantro. Arvejas y lentejas.
Pimienta y sal y hasta la guayaba el ananás y la sandía
que allá arriba no se te olvida
aunque aparentes ser común y corriente o muy vulgar.

Caracas, 22 de octubre de 2013