Recién leí una entrevista que le hicieron este mes a Heinz Dieterich, el sociólogo marxista y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Una afirmación de él ha sido el detonante del presente trabajo sobre economía, sociología, política y humanismo, otro más de los compuestos por mí sobre estos asuntos. Dice Dieterich con mucha claridad y penetración: “No, lo que siento es tristeza, porque [Hugo Chávez Frías] desaprovechó la oportunidad histórica de demostrar que una sociedad postcapitalista es posible. Me parece comparable a la derrota [1871] de la Comuna de París”.
Mi visión del socialismo no es marxista o engelsista, ni leninista, trotskista, stalinista, maoísta, castrista ni chavista para nada. Difiero con los proponentes de todas estas variantes en base a ciertos principios, ideas, nociones, conceptos e ideales que me parecen insoslayables y puntuales. También difiero con Dieterich y otros socialistas alemanes, italianos, franceses, asiáticos, africanos y latinoamericanos. Creo que sólo una cosmovisión, una nueva cosmosofía así parece, anclada en principios éticos y religiosos o místicos y humanísticos apasionados y de alto calibre, ligados a la ecología, la filosofía y la cultura general, pueden reemplazar al capitalismo, al comunismo, y cualquier otro sistema, como el totalitario, tiránico, despótico y demagógico, basados en la explotación y la negación de los derechos humanos, esenciales y poéticos de la vida. Aunque estas ideologías se contradicen entre sí o se asemejan en sus implementaciones lo cierto es que cualquier ideología y régimen que aliena, subyuga, somete, esclaviza y manipula trabaja para las Fuerzas del Mal y sus huestes infernales al servicio del Odio y la Opresión.
Para comenzar habría que ir hacia un sistema social y de vida que NO se rigiera por valores relativos y fatalistas o irreales y enfermizos porque desde la Edad de Piedra los humanos han estado creando un sistema de valores sociales y económicos basados en la Muerte y en hacer creer a los demás que la Naturaleza no fue creada y moldeada para satisfacer la subsistencia, las necesidades y los gustos de los humanos, para comenzar, y de los demás reinos de la Naturaleza, desde lo macrocósmico hasta lo microcósmico. Esta falta de fé y confiabilidad en la Creación y de simpatía plena hacia las potentes Energías-Fuerzas Cósmicas hizo que durante millones de años los antropoides y humanoides, que se iban volviendo progresivamente homínidos y bípedos pensantes y sintientes, determinaran que no había forma ni manera posible de entenderse con la Naturaleza, conocer sus secretos, mejorar su nivel de vida, ser creativos y finalmente felices, alegres y en armonía unos con otros y con civilizaciones más adelantadas fuera del planeta –sus dioses y diosas que temían y veneraban. Y, por lo tanto, idearon y legaron de generación en generación un sistema de valores acerca de la vida que se fundamentaba en la división, la expoliación, la rapiña y la guerra, la lucha encarnizada por sobrevivir, crecer y ramificarse, y no en la admirable fecundidad e interacción prodigiosa y amorosa de la Madre Naturaleza cuando se conocen sus misterios o secretos, tesoros y portentos. La tendencia animal y criminal que conocieron en carne y hueso nuestros lejanos antepasados fue pasando de padre a hijo y de madre a hija a lo largo de millones de años –cerca de diez millones de ellos- y hoy es tan vigente como lo era ayer. Nuestras civilizaciones han sido incapaces de mejorar interna y espiritualmente así como fisiológica, genética y bioquímicamente. Los humanos de hoy siguen siendo, salvo excepciones loables, tan salvajes, brutales, feroces, homicidas y carnívoros, como los antropoides y simios que aún nos rodean e ignoran hasta qué punto los seres humanos pueden evolucionar bastante y acceder a planos superiores y más sutiles de conocimiento, convivencia, emoción, sentimiento, ciencia y tecnología, salud, arte y vida. Hasta en materia sexual y sensual hay mucho campo todavía por explorar y conocer en profundidad.
Sólo un ascenso podrá devolvernos el paraíso perdido o rechazado por negligencia, sólo una mutación podrá acercarnos a un sistema de vida que no tenga por fundamento la bestialidad, la conflictividad, la guerra bárbara y esa manera de pensar y decidir que la Naturaleza es nuestra enemiga o Némesis que no puede ser nuestra aliada, socia y hermana o genial protectora. Esa es la Caída de la que hablan los libros sagrados, las tradiciones y transmisiones orales y folklóricas, los ritos que nos comunican de que por impericia, descuido, ignorancia y ocultamiento de las leyes sabias y soberanas se perdió un ápice del Cielo y nuestra Tierra pasó a ser un lugar de dolor, sufrimiento, tribulación, expiación, venganza sin razón, confusión y oscilación tan desequilibradoras y alocadas que volvía imposible que se pudiera contar un solo año sin que hubieren conflictos bélicos y sociales en un país o una región cualquiera. Esta secuela ininterrumpida ha minado y oxidado progresivamente a la Humanidad que se ha tornado tan irreligiosa, confundida, insegura, crítica, incrédula, desconfiada, o fanática, intolerante y homicida, incapaz de vivir en paz y armonía y tener líderes y representantes buenos y virtuosos que puedan orientar e iluminar a sus masas. Por falta de una masa crítica nuestros problemas han ido en aumento.
El ascenso tiene que ser de orden espiritual, psicológico, psicoanalítico y moral por supuesto. Tiene que ser científico, tecnológico, práctico, integral. Habrá que controlar los picos, excesos e irregularidades geomagnéticas, climáticas, atmosféricas, ionosféricas, magnetosférica, solares y meteóricas. Cuando el humano descubra nuevos mandamientos que pondrá en práctica muchos velos y esparadrapos caerán y se dará cuenta que vivía en una bruma, en pleno humo y vapor que le asfixiaba y oscurecía los sentidos y alcances de la mente y la carne que lo desarticulaban y le hacían ver que estaba como encadenado a un pesado y fatal kharma que le hacía ver que era prácticamente imposible cambiar su vida y vivir bien en compañía de otros seres humanos, entre metales, minerales, aceites, vegetales, maderas, animales, elementales y auras en armonía con él. Deberá desmilitarizarse y volver inútiles las armas bélicas, controlar con sagacidad el instinto criminal y ansia de destrucción latentes en todo ser humano y saber cómo armar y hacer que fluya la economía y la abundancia sin el invento funesto del dinero que tanta confusión e injusticia nos legó el cavernícola. La meta no es fabricar una sociedad de robots, clones, castrados o cretinos, sino una de hombres y mujeres libres, autónomos, creadores y felices que cumplan con la promesa bíblica hecha por Jesús y Apolonio de Tíana: ¡somos dioses y diosas en potencia!
No es posible que pasemos a una sociedad distinta, nueva, más progresista, justa y armónica, si no cambiamos nuestra manera de ver el Universo y vernos a nosotros mismos. Pero ese nuevo e innovador pensamiento deberá estar acompañado por una comprensión más profunda y real de la existencia. Para ascender habrá que dejar de lado antiguos conceptos, trillados y engañosos todos, que no han permitido que avancemos de verdad sino de un modo muy superficial y maquillado porque la costra, el tumor, el microbio patógeno, la bacteria mala, insidiosa y peligrosa no fue descartada, eliminada, cauterizada y sanada. Sigue latente y hostil. Es difícil que se le haga ver a los hombres y las mujeres que pueden ser dichosos, alegres, creativos y sanos a menos que se transformen y se den parámetros nobles. Porque es imposible que se pueda vivir y disfrutar en un planeta que no conozca las hambrunas, las sequías, las contrariedades y vaivenes socioeconómicos, los descensos en analfabetismo, las carencias básicas, etc, si no se eliminan los esquemas, los programas, los ideales y las fórmulas que plagaron a la Humanidad durante millones de años y la llevaron a que fuera diezmada por cataclismos periódicos y guerras sin tregua aquí y allá. No es posible pedirle peras al olmo porque es necesario que se entienda que a menos que la Humanidad se modernice, estructuralmente hablando, se reoriente, reinicie y vuelva pacífica, el planeta geofísico, geomagnético, astrológico y astronómico no estará en paz, sereno, sin violencia.
Es necesario que se piense distinto y se sepa que Dios y el Eterno Eemenino o la Diosa, en otras palabras, están presentes en todo momento y en cada situación y así ha sido desde que este Universo fue creado y recreado innumerables veces ya –un Big Bang tras un Big Crunch reiterados- y lo seguirá siendo mientras el Gran Padre-Madre de Luz lo decrete. Hasta que los humanos no se vuelvan hacia lo divino en ellos no van a encontrar soluciones reales y duraderas. Deben encontrar una Realidad que los cicatrice y libre de los traumas seculares que los han disparatado mental y físicamente. Deben dejar de morir a cada rato sin saber por qué y para qué o de pedir la muerte como un bien maravilloso. Eso es insano, enfermizo, una inconsciencia, hasta una tontería. Todo esto pasará a la Historia cuando dejemos de vivir en la Tercera Dimensión, crucemos la Cuarta Dimensión y nos instalemos cómodamente en los sillones de la Quinta Dimensión. No hay otra salida. Mas esto sí es cardinal: es necesario y urgente que se sepa que las bases, monolitos y soportes que han hecho posible que nuestra sociedad viva en estado de descomposición, degradación, agonía, suspenso e incertidumbre durante millones de años deben desaparecer, esfumarse o volatizarse y ser suplantados por nuevos fundamentos y modelos que nos impulsen en nuevas direcciones, horizontes y firmamentos, y nos enseñen qué cosa somos en verdad, sin espejismos e ilusiones tontas, irreales y peligrosas, sin sectarismos y prejuicios como los que han dividido y perjudicado los pueblos, sus capas y estratos sociales, los reinos de la Naturaleza. Habrá que ver, escuchar, tocar, probar lo bueno, oler lo esencial. Pero esto no basta. Deberán ser más intuitivos.
Los humanos deberán aprender a ser más maduros, a examinar y criticar positivamente, a revalorarse, reevaluarse y revalorar lo que los circunda para hallar las maravillas, los prodigios, las causas y los factores que brillan a su alrededor y trabajar inteligentemente con ellas, debiendo encontrar la magia oculta, viva y fascinante en todo lo que les rodea y sacarles provecho, un provecho que no sea egoísta, mezquino, miserable, tonto, loco o absurdo, sino que los potencie, ayude y estimule y sea de provecho a los demás, al género humano sin excepción, porque ¿quién sabe quién nos puede auxiliar y salvar en un momento dado cuando más lo necesitamos? Tendrá entonces que encontrar su vínculo común y útil que lo une a los demás seres del planeta, del sistema solar, de la Galaxia y las demás Galaxias, porque, si halla que es parte de una Vasta Familia Cósmica, entonces se dará cuenta del potencial que hay en él, del Valor Agregado y Solidario en cada partícula viviente, fósil, cosa, objeto o masa. Por lo tanto, sólo una nueva ingeniería y arquitectura de su vida, un nuevo orden y organización de su mente y hasta de su aparato físico, químico y biológico, un nuevo Derecho le permitirá saber y sentir que la vida sí tiene un objetivo, real, luminoso, cristalino, grandioso y colosal, que supera y desenmascara todo lo que le han repetido hasta la saciedad. Y eso lo conducirá forzosamente a conocerse más a sí mismo y hallar que la Divinidad vive en él, en todo lo que está a su derredor y más allá. Y no es exagerado poner que, si realiza esto, al fin podrá ser lo que ha deseado en la intimidad de su hogar, iglesia, huerto o fábrica: ser feliz, estar contento y satisfecho, en paz consigo mismo, algo que en algunas instancias perdió a menudo después de haber luchado tanto por conseguirlo pero valiéndose de cuchillos, flechas, pistolas, tanques y cañones, amén de engaños, mentiras y calenteras. Ahora empleará más el coco y el corazón.
Por lo tanto, tendrá que hallar y poner en práctica nuevas maneras sociales, económicas y filosóficas, nuevas formas culturales que lo acercarán más, siempre más y mejor, a formas excelsas y refinadas, y su verbo cambiará y se hará más angelical, poderoso y valioso. No dudo que los terrícolas podrán ser más felices en un futuro no tan distante; pero sólo si deciden unirse y amarse más unos a otros, trabajar más y hablar menos, dulcificarse y enternecerse más con las puestas de sol y los amaneceres, con los espectáculos gratuitos que les dispensa a diario la vida y la Naturaleza. Toda mi vida he luchado palmo a palmo para que una nueva visión llegue al corazón de los hombres y las mujeres de Venezuela y del mundo. Es cuestión de salir del sueño colectivo y ponerse a entrar en un estado de menos estupor e idiotez. ¡Manos a la obra, sólo así dejaremos atrás milenios y milenios de oscurantismo, vileza, terror, y desprendernos del cordón umbilical que nos ha atado a la Protohistoria y las Edades de Piedra, Bronce y Hierro! ¡Hacia la Era del Superhombre y la Mujer Maravilla! ¡Basta de dormir, hay que despertar y vencer el sueño! ¡Viene una alborada de marca mayor como no ha visto el género humano en millones de años! Lo he dicho consecutivamente. Son estos los rayos y truenos que constituyeron y rapsodiaron El Orgasmo de Dios y Violeta Siete, entre otros libros míos, en 1962-1963-1964-1965-1966, mientras viví en París y México D.F. y viajé al norte de África, que está viendo ahora el final del tirano libio, Muammar Muhammad al-Gaddafi, del que escribí el 15-3-2011 en este mismo blog. ¡Viva Libia Libre!
AME. NO ODIE. NO JODA. NO MATE. ORIENTE Y REINICIE. Obra del Autor. Caracas. 1972/2011.
Cuando se descubra que más allá de la energía oscura está la energía brillante y blanca y que todavía más allá está la energía divina y tornasolada tanto los astrónomos y los cosmólogos como los astrofísicos y los estudiosos y amantes del Saber comprenderán que en los Universos hay gamas de Realidad y Experiencia que se interpenetran, acercan y alejan, y que así como es el Cielo así también es el Universo al interior de cada persona. Todo se fusiona y corresponde, sintoniza y reverbera. Todo es luz, onda y partícula. Todo se musicaliza.
Om Namo Bhagavate Vasudevaya.
Wahe Guru Wahe Jio.