Si no aspiras, sueñas, escalas y te empeñas para mejorarte y afinarte, pierdes pie y fuerza, jadeas, caes, te desbarrancas y puedes lastimarte y hasta matarte. Pierdes y te desgracias en dos palabras. ¿Podrás recuperarte? Igual pasa con los países, las culturas, las civilizaciones, los individuos y los grupos. Todo depende de la preparación y búsqueda, la visión, el objetivo, la máquina, la pericia, la calidad de la semilla o del piloto (si se trata de una persona) y de la carga hereditaria o historia y constitución de los genes, cromosomas, neuronas y psiquismo. Todo depende del Árbol de la Vida, de cuán bueno y frondoso es y donde lo medicinal no está de más. Pero algo queda claro: sin ambiciones, aspiraciones, afanes, dedicaciones, inspiraciones y metas claras, lúcidas y elevadas no hay evolución posible o al menos mejoras probables y menos aún triunfos, hazañas y soluciones. También vale la suerte, la buena estrella, el sino y destino; pero eso es un misterio, una gracia y potestad del dominio de la Divinidad, una realidad matemática mucho más allá de cualquier computación microcósmica. Todo lo cual es importante inculcar en los niños y en las niñas el sentido de grandeza, heroísmo y sublimación. Calidad y cantidad deben ser inseparables, como gemelos y mellizos que nacen juntos de una misma madre fértil y sana que deben amar y honrar y que los guiará equitativamente. Y puede que ahí radica parte de la clave: en la nobleza de espíritu, en el valor y la calidad de la estirpe y linaje. Al final se corona al caballero arrodillado a quien untan con el óleo santo y no el ramplón y bandido soez. Napoleón Bonaparte no bajó la cabeza (como bien pintó Jacques-Louis David en un célebre cuadro) y por eso se jodió. Si hubiera sido más humilde, menos soberbio, arrogante y agresivo, su militarismo hubiera cedido a la no violencia y hubiera podido pacificar y civilizar a gran parte del mundo. De paso el francés y corso de nacimiento no hubiera tenido que morir tristemente en exilio y parece que hasta ser envenenado con arsénico, dar pie al síndrome de Napoleón y pasar a la Historia cual “carnicero”, como pronosticó Nostradamus varias centurias antes. No siempre el sello de calidad recae en la mejor cabeza. La ruleta de la diosa Fortuna es un enigma y para los mortales y semidioses es un reto subir hasta el empíreo y ganarse la corona de laurel y rama de olivo. A fin de cuentas, Dios premia ultimadamente a quien da el buen ejemplo y se comporta a la altura de los maestros y maestras porque cada mundo es un tesoro, un bien preciado, cada vida vale y nadie tiene el derecho de cagarse sobre los demás por más sobrado e inteligente que sea. Eso es lo que nuestros falsos líderes y profetas parecen ignorar y no importarles para nada. 2021 no es lo mismo que 2012.
El Reino Pentecostal Lambda-Omega Trinidad Tau Yod Psi Phi Delta Ómicron rige los usos y destinos en los 10 Universos. Nuestro sistema solar y minúscula Tierra no escapan a los circuitos dhármicos y khármicos en espiral que desean el bien para todos y todas. Eso practican los Maestros y las Maestras. Pero hay quienes caen, le dan la espalda a la Flama Azul, les cuesta arrepentirse y se empecinan en servir al Monstruo de la Laguna Negra. Escoge, entonces, terrícola. Namasté! Bon voyage!
Estamos acercándonos a un punto crucial, un cambio gigante en nuestra civilización y sin embargo Venezuela está muy mal, muy mal, tan mal que provoca ponerse a llorar y pegar alaridos porque tiene líderes que parecen autistas o dementes y quieren desmontar y arrasar con todo como hunos y tártaros. Ricos, pobres, medio ricos y medio pobres, multimillonarios, indigentes, alfabetas y analfabetas, amas de casa y trasvestís, escuálidos como chavistas bailando al mismo son de perdición y aniquilación, ¿quién puede decir hasta qué punto el país se ha agravado en estos años desde 1998 cuando llegó al poder el teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías, un ser nada preparado y educado para dirigir los destinos del país y menos aún llevarlo a progresar en todos los órdenes, él como sus compinches y camaradas maxistas-leninistas-castristas totalitarios? Jamás voté por él pero hubo millones que votaron por él una y otra vez y siguen votando por él sin saber, inconscientes y más perdidos y tozudos que nunca, cuánta destrucción y rencor anidan en el alma y en la mente de este hombre y de su camarilla ciega, sorda y muda a toda reflexión, alarma y sentido común. No obstante, pensar que somos un país que nunca ha sido gobernado por seres negativos, nefastos y devastadores es una tontería. Venezuela ha sido mal dirigida una y otra vez por incapaces, mediocres, hipócritas, corruptos y salvajes que resulta un milagro que todavía existamos y tengamos algo de futuro, destino y mejores prospectos. ¿Podremos hacerlos realidad? ¿Podremos arrancar de verdad sin tambalearnos y chocar a cada momento? ¿Podremos alzar vuelo estrellarnos a cero de visibilidad? Por eso nuestra gente está tan confundida y desesperada y porqué acá no se respeta casi nada y tampoco atrae conservar y cuidar mucho, como si esta cúpula estuviera instigada por una necesidad neurótica, psicótica maníaco-depresiva y alocada incapaz de compadecerse y ablandarse equitativamente y prefiere destruir antes que construir, demoler antes que elevar, separar antes que unir, atacar antes que conciliar, y ha sido una triste constante desde que eramos caribes y caníbales, y que luego que llegaron españoles sin cultura quienes a sangre y fuego se implantaron acá y utilizaron a negros africanos que trajeron encadenados y sometidos en barcos negreros a hacer labores pesadas al mismo tiempo que hicieron todo lo posible por arrebatarle sus tierras a los indios que también esclavizaron y aplastaron sin misericordia. Pues no, nada ha cambiado. Seguimos siendo mestizos pero nos odiamos por dentro. No aceptamos ni toleramos nuestra mezcla de sangres y caracteres y nos volvemos tan violentos e iracundos que no podemos ni sabemos amar.
Y, sin embargo, esta es una tierra riquísima de una gran variedad que sigue en el mapa hasta el sol de hoy. Pero un país, un pueblo, sin sentido de grandeza retrograda y se degenera en todos los sentidos desde la arquitectura y la jurispridencia hasta la sanidad y la economía. Un país así se encamina hacia la patología y la necrosis, la pobreza, la parálisis, la aniquilación, la nulidad y finalmente la extinción. Toda su infraestructura, morfología, genoma, sistema de salubridad e inmunidad, biodiversidad, etc, sufre y pareciera estar signada por la muerte y la descomposición. Se enferma la gramática de su desarrollo y se debilita la creatividad y mentalidad. Pasa a ser un país miserable, desdichado, infeliz, enfermizo. Así está Venezuela hoy y yo diría que este declive y derrumbe comenzó oficialmente el Viernes Negro, el 18 de febrero de 1983, cuando se devaluó la moneda nacional y nuestro país se salió de su curso. Vino la época de las vacas flacas excepto para un grupito de linces, cunaguaros, zorros y carroñeros y el país se fue dividiendo y atomizando cada vez más. Hoy reina Saturno más que nada y Saturno no dejará de pasar factura de un modo u otro. Es la ley del bumerán. Hoy llegamos al acabóse y al cáncer general. Estamos en plena metástasis. Conclusión, es inevitable una de dos cosas: o viene un cambio radical o habrá que irse y emigrar porque no habrá cómo salvarse de los caimanes y las anacondas, de los Grandes Cambios a nivel geofísico, geográfico, geodésico y electromagnético, de la furia de los Elementos y del sol. Lo que hoy conocemos como Venezuela habrá desaparecido del mapa y sólo quedará una porción al sur del Orinoco, Anzoátegui (la nueva apertura energética y cósmica por el Fortín de la Magdalena, en Lecherías, Puerto la Cruz) y Nueva Esparta que se elevarán telúricamente. Venezuela habrá sido un sueño que sus líderes habrán sepultado gracias al desamor, el egoísmo, la avaricia y la ruindad generalizadas. Ni siquiera los Amados Guardianes del Cielo podrán evitar el desenlace. Eso sucede cada vez que un pueblo desoye las señales celestiales o es incapaz de ver claro lo que Dios le está mostrando. Creo que viene otra señal del cielo muy pronto. Quizás sea una de las últimas.
¿Podrá Venezuela ser parte de la Nueva Era? Eso me pregunto todos los días. Lo veo imposible ahora. Tampoco en dos años cuando llegue el famoso solsticio de invierno boreal. Ni siquiera para hacer algo parecido o mejor que lo que están haciendo en los Emiratos Árabes, por ejemplo, en Dubái y Abu Dhabi, una nación que de la nada y la arena del desierto se ha convertido en un lugar fantástico y futurista súper concentrado, sin igual en la Tierra, sólo comparado con ciertos sitios en los EE UU. ¡Qué diferencia con nuestra Venezuela actual tan pobre, desequilibrada, desorganizada, desigual, opaca y violenta, amén de que es un puente para el narcotráfico, la narcoguerrilla y refugio seguro de mafias y terroristas. ¡Qué larvario, qué putrefacción! Con este régimen tan pobre intelectual y socialmente es pedir demasiado que dé el salto cuántico. Una nación que no piensa en grande se vuelve miseria y pudredumbre y eso es lo que se ve: ¡nos estamos volviendo una porquería! Sería una ilusión pensar que los actuales gobernantes y dirigentes políticos, sociales y culturales van a cambiar e iluminarse como debiera ser y podrán alternar y comunicarse con seres extraterrestres y aprender de ellos. Hoy somos un país patético, que da dolor y pena. Un Presidente que admira a tiranos, déspotas, demagogos y asesinos, quiere sacrificar a su pueblo y no está solo en América Latina, África y Oriente en su carrera loca hacia la autodestrucción y la nulidad causan estupor y horror. ¿Podrá Caracas convertirse en una gran ciudad como Dios manda? Imposible. Ya es muy tarde. Caracas está condenada, lo que le hagan se lo llevará por delante el mar, las piedras y los temblores. Habría que evacuarla y sacarle al menos el 85% de su población, hacinada, en condiciones infrahumanas. El Metro es un testigo de la bancarrota tecnológica, urbanística, demográfica y geográfica. Caracas muere, se apaga. Es una locura prolongar su agonía. Lo preví en 1972-1973, antes de que el bolívar se devaluara, al hacer un trabajo para la Fundación John Boulton sobre “las reacciones psicológicas de los venezolanos ante fenómenos celestes y telúricos”.
¡Qué lástima que todos estos años no hemos tenido visionarios e imaginativos como los que tuvo Brasil que se construyó a Brasília y dejó atrás a Río de Janeiro como su capital. Fueron hombres sensatos y ambiciosos que proyectaron sus sueños y visiones a la búsqueda de una armonía. Nosotros, al revés, hemos tenido borrachos, habladores de paja, megalómanos, caraduras, mafiosos, desalmados, asesinos en serie y organizados, cínicos, patanes, insensatos, sanguinarios, trastornados, coléricos, fanáticos, ilusos, sadomasoquistas, psicópatas, enajenados, alienados. ¡Qué diferencia con nuestros misántropos y misóginos, con nuestros locos sueltos, mandones, explosivos, arrechos y cobardes! ¡Qué diferencia con los idealistas de la Independencia que se sacrificaron y dieron sus vidas por una utopía, un sueño, un ideal, por la Tierra Amada! Por eso creo en los exámenes y tratamientos neurológicos, neurobiológicos, psiquiátricos, psicoanalíticos, en la educación, la cultura, la yoga, la meditación y la contemplación, fundamentales para lograr un buen equilibrio en el ser y dominar la personalidad criminal del lobo feroz escondido dentro de cada uno y una de nosotros y nosotras. Ese energúmeno, demente, asesino, enfermo patológico y deplorable, hay que controlarlo y domarlo, el cual proviene de la Noche de los Tiempos cuando no había luna y el planeta ardía y se reventaba por la lava y los temblores de tierra, los microbios, las larvas y las bacterias venidas a bordo de cometas, asteroides y meteoritos. Sepamos que no somos solamente humanos. También somos causas y efectos celestiales y por ende somos mucho más complejos, complicados y cósmicos de lo que parecemos a simple vista. Venimos de las estrellas y estamos acá para dar lo mejor de nosotros y nosotras –a menos que querramos ir para atrás y comernos unos a otros cual antropófagos. Eso hizo el Titán Kronos con sus hijos. Pareciera que muchos políticos y jefes de nación le han seguido la corriente (¡y cómo se permite y hasta consiente!).
En suma, es lógico que la mayoría de nuestro pueblo sea maleducado e insolente pues no cree en nada. ¡Es que nunca le enseñaron a respetar, amar, querer, cuidar y velar por sus maravillas naturales que hay como en todas partes del planeta. Los malos ejemplos son innumerables: capos y subcapos le enseñaron a aplaudir, admirar y respetar el robo, el saqueo, la mordida, el engaño, la mentira, el egoísmo, la avaricia, la codicia, la violencia y la agresividad, en medio de la vulgaridad, la grosería y la mediocridad, y toda suerte de complejos, aberraciones y abominaciones. ¡En qué país nacimos! ¿Es que nunca elegiremos bien? ¿Es que somos solamente la patria de Boves, Zamora, y los miles de malandros y malandras que sin vergüenza asaltan hurtan, matan, pillan, siembran miedo, desconcierto y estupor?
Buena parte de la responsabilidad recae en las clases dirigentes. Hemos heredado males, traumas, fallas y virus viejos de muchos siglos. Nuestros actuales dirigentes, como los que los precedieron, tienen la mala costumbre de creerse intocables pero son fanáticos y egomaníacos, embusteros y egoístas, como tantos españoles que durante la Colonia hacían lo que les daba la gana y callaban sus fechorías. Nada ha variado en 500 años (o más) porque nuestro ser humano sigue preso. Preso de sus pasiones bajas, sus confusiones mentales y emocionales, su poca religiosidad y falta de sinceridad. ¡Tanto cristianismo para seguir teniendo corridas de toros, toros coleados, peleas de gallo y robos descarados en alcaldías, ministerios y palacios de gobierno! ¡Un cristianismo hipócrita, mentiroso, blando y retorcido! Si no vienen cambios decididos y radicales a nivel alto y gubernamental muy pronto, en 2012 a más tardar, a Venezuela se la llevará la corriente ya que de Caracas apenas quedará un poco del sureste y será un lugar intransitable. Sigo pensando que en el Sur, en Bolívar, reside el futuro. Habrá que construirlo, claro. Lo que muchos ignoran es que en 1948, cerca del Kukenán y del Roraímâ, se abrió un boquete interdimensional. ¡Dios santo, qué le pasa a este pueblo tan masoquista e indolente, tan complaciente como apático, será que no puede reaccionar y poner las cosas en su lugar, que ya no quiere luchar! ¿Acaso ignora que aquí también hay jóvenes que quieren evolucionar, mujeres que aman y luchan, profesionales que creen en el país, artistas e ingenieros que presienten los cambios que vienen?
La Venezuela actual luce miserable, todo lo contrario de lo que se manifiesta en los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Qatar, Omán y Arabia Saudita, aunque éstos no sean unos paraísos sobre la Tierra; pero las diferencias con Venezuela son abismales. Ellos sí sembraron y proyectaron su petróleo y lo han acrecentado. Al menos los musulmanes de allá han entendido que el trabajo, el empleo, el progreso, el desarrollo y altos estándares de vida son fundamentales y necesarios, tanto como postrarse ante Dios y la Virgen de Fátima. Lo único que falta en el Islam es tolerancia, pacifismo, amplitud, ecuanimidad y libertad, porque mientras los Derechos de la Mujer -la Eterna Femineidad- no se respeten enteramente no podrá haber hermandad, justicia y paz. Mientras el sufismo y el bahaísmo no se entiendan, toleren y admiren, Oriente cojeará; y, por otro lado, mientras la gnosis y el cristianismo no se reconcilien y se reconozcan Occidente cojeará. Menos mal que se acerca una Nueva Era muy superior a lo que se ha visto y oído. Pero también habrá mucha Purga y Purificación inevitablemente. Om Mani Padme Hum. Y canta Lara Fabian. ¡Qué maravilla, qué ángel! Siguen dos mapas que me llegaron este año. Los publico y pido que se les tome en cuenta.
Arriba. Mapa de cómo podría quedar el planeta luego de las convulsiones y trepidaciones geofísicas y astrodinámicas.
Fuente: I AM AMERICA. Copyright April 1994. USA.
Abajo. Vista de Centro América y Norte de Sur América, sur del Mar Caribe, Venezuela y demás.
Fuente: I AM AMERICA. Copyright April 1994. USA.