Mother of the World. 1935-1937. Nicholas Roerich (1874-1947). Nicholas Roerich Museum. New York. Crédito: www.roerich.org/wwp.html
Las fases de la luna han guiado a hombres y mujeres desde la Noche de los Tiempos en este planeta y en otros donde ha habido espacio para una luna o varias. Incluso cuando la Tierra languidecía sin la proximidad de una luna que iba magnetizando progresivamente y las esporas nos llegaban a lomo de asteroides, meteoritos y bólidos flamígeros, habían protozoarios y amebas originarias que muchísimas lunas después se convertirían eventualmente en peces, crustáceos, anfibios, reptiles, pájaros, primates y eventualmente antropoides, humanoides y homínidos, la Madre Luna no ha dejado de protagonizar una y otra vez roles sacrosantos como: gran diosa, madre, hija, virgen, doncella, hermana, compañera, amiga, abuela, puta, hurí, necia, demente, harpía, vampiresa. Por amor a nosotros y nosotras se ocupa de intuirnos, guardarnos, estudiarnos, reciclar como en la sofrología nuestra imaginación, excitar el alma, la memoria y las gónadas, fertilizarnos, motivarnos, emocionarnos de mil formas. Ella preside las mitologías y las religiones.
Qué importa si los modernos olvidaron porqué hubo tanta observación, comprobación, anotación, creación, rectificación y significado lunar en las eras. Está llegando una nueva camada de niños índigo, cristal, moldavita, turmalina, zafiro, que cogerán el bate. Nuestra luna de ahora es sólo la cuarta en línea y como las otras tres que la precedieron se está acercando a la Tierra, acentuará nuestro crecimiento y activará nuestros cuerpo pituitario, glándula pineal y neurotransmisores en el cerebro derecho y circuito neuroendocrino. La luna de este mes cae en Escorpio sideral. En India, esta luna se conoce como la que origina al nombre del mes de Vrischika, el Alacrán, la Tarántula, el Guerrero de la Luz, la Serpiente Emplumada, donde señorea Antares, el supergigante sol rojizo, un Sol Real. Desde tiempos remotos los plenilunios son la epítome del mes y observarlas es de sabios, caballeros de la cruz ansata y musas.
Cuando los conquistadores hispanos llegaron a América se toparon con algunos pueblos muy versados y duchos en Astronomía, Astrología, Cosmología, Cosmogonía, Simbolismo, Magia y Conservación. Huiracocha, Bochica, Itzamná, Quetzalcóatl-Kukulcán, Amalivaka, son apenas algunos nombres de jefes, héroes, rishis y patriarcas que resuenan todavía en nuestros oídos. A estos habría que sumar a Asuramaya, sacerdote preclaro que enseñó lo que aprendió en la Atlántida o Aztlán cuando aún algunas naves surcaban los cielos y dioses y diosas podían convivir con ciertos humanos. Una gran parte de sus secretos se han perdido o desnaturalizado o fueron estúpidamente quemados y pisoteados. No importa. Resurgirán. Florecerán de nuevo como lotos azules, girasoles, capachos, rosas de fuego nuevo. Los conocimientos cósmicos se pueden hallar otra vez, nunca se extravían del todo. Están en los cielos, árboles, piedras verdes y de todos los colores, en el corazón de hombres y mujeres de buena voluntad, simiente, estirpe, jerarquía. Hoy tenemos los agrogramas de Inglaterra que nuestros hermanos de Otros Mundos nos han ido entregando gradualmente con arte y geometría sagrada y universal. Nada muere.
En nuestros genes y cromosomas están el pasado, el presente y el futuro, toda la sabiduría cósmica. El Todo se origina en nuestras células, nuestra atávica memoria cósmica presente igualmente en la Madre Naturaleza; pero hay que reencontrarse y recordarse para conocer de cerca el alcance de Sus rayos y proyecciones y conocer así nuestras latitudes, longitudes y declinaciones a lo largo y ancho de nuestras bóvedas celestes individual y colectivamente. Los pueblos de la Tierra que no se sitúen en un plano universal, que no se relacionen y liguen con los Vientos y las Direcciones del Kosmos en Acción de Amor Solidario e Inteligente perecerán pronto. Es inevitable. Sólo van a sobrevivir los individuos, los grupos humanos y los caracteres positivos y simbólicos que son contactados por los Grandes y Nobles Principios y Conceptos que mueven a astros, planetas, naciones, comunidades, ciudades y campos; a los ríos, los montes, las leguminosas, la lluvia y el sol candente. Si no nos interesamos en lo que sucede arriba y abajo, a la derecha y a la izquierda, dentro y fuera de nuestro círculo íntimo no podremos estar realmente vivos, estaremos medio muertos o muertos de un todo, iguales a cáscaras lívidas, sin espíritu, y jamás estaremos seguros de que lo mejor del mundo y de la vida nos está llegando y transportando mental y materialmente. Si no amamos, pereceremos. Si no buscamos la Luz, volveremos a reencarnar en medio de miserias y privaciones. Es la muerte en vida lo que más temían los Antiguos. ¿Estamos de verdad vivos y vivas en Venezuela, San Salvador, Brasil, Jamaica, Cuba, Tanzania, Israel, Afganistán, India, Portugal, Finlandia, Indonesia, Australia, Tahití, etc? Eso me pregunto yo pues da la impresión que no sea muy cierto. A estas alturas de la civilización del Avión y del Transbordador, pareciera que dormimos demasiado y soñamos poquísimo, y no nos estamos dando cuenta de que cada Luna Llena nos debe llamar a la reflexión y la meditación, al cambio, a la metamorfosis. ¡En marcha, a modificar cosas y mundos, a avanzar y creer en las 7 Potencias del Bien Común, la Pureza y la Honorabilidad! ¡Que las 3 Marías del Cinturón de Orión diseñen, den la pauta y orienten! ¡Ni un paso atrás! El pueblo es luna y necesita ser purgado para que curado, crezca, se desarrolle, resplandezca y fecunde. Si no, vendrá una Luna Negra mortal que no será broma sino pena. Buendía a todos y todas. Que la luna de plata de Chopin os ilumine. Que la Madre del Mundo os proteja. Om Namo Bhagavate Vasudevaya.
Caracas, 27-29 de Termidor o Thermidor, en francés, bajo los auspicios de J.J. Rousseau, Voltaire, Montesquieu y Miranda.
Thermidor. Alegoría. Autor anónimo francés. Siglo XVIII. Mes undécimo del calendario republicano francés de doce meses de muy corta duración (1792-1806). Este calendario extraordinario como insólito, original y poético, seguramente era de corte masónico, y en su construcción contribuyeron notables lumbreras intelectuales. El primer día del año coincidía cada vez con el equinoccio de otoño. Fue abolido por Napoleón Buonaparte. Una estupidez. Volvió a usarse brevente durante la revolución de la Comuna de París (1871), en tiempos del iluminado poeta francés Jean-Arthur Rimbaud, que se sumó al movimiento republicano de avanzada. ¿Oyó hablar de este fabuloso calendario?