Arriba. Maestà (detalle) de Simone Martini (1284-1344). Gran pintor del Gótico italiano, alumno de Duccio di Buoninsegna. Abajo. Otra Maestà. La Majestad de (l) Cristo. En su calidad de Maxima Maestà o Majestad (Grandeza, Gloria) Suprema, el Cristo (Christos, Khristos) aparece cual Rey, Juez y Salvador, rodeado de los 4 Principios Tradicionales: el Águila, el Toro Alado, el León Alado y el Ángel, símbolos de las 4 Fuerzas y Direcciones del Cosmos. Cofre de madera con incrustaciones en marfil armado en Cologne, primera mitad del siglo XIII, cuando toda Europa estaba siendo ilustrada por las órdenes de la luz (Císter, Orden Templaria, Orden de Sión, San Francisco, Santa Clara, Dante Alighieri, etc). Musée de Cluny. París.
Introito. Sin lugar a dudas, la religión y sobre todo el pensamiento religioso, mostrado de mil y una formas a través del arte místico y religioso, ha sido y será siempre la base, el espíritu y la letra de toda la fábrica social pues su sello, marca, estilo e influencia aparecen detrás de cualquier cosa, fenómeno, institución, costumbre, suceso, hecho, materialización, etc. Los religiosos y místicos, los sacerdotes y las sacerdotisas, bien o mal intencionadas, la élite iniciada que conoce, guarda y maneja secretos y poderes ocultos, han tenido y tendrán siempre la primera y última palabra pues moldean con sus ideas, pensamientos, meditaciones, iluminaciones, inspiraciones, creaciones, invenciones y actos la marcha de las civilizaciones. Así ha sido desde la más remota Protohistoria, cuando en los albores afrikanos un grupo de la tribu o de la comunidad se destacó por encima de los demás queriendo gobernarla y sabiendo a la vez cómo comunicarse con los dioses en las alturas. Para resumir, los Altos Iniciados han influenciado a la sociedad de la pe a la pa, han sido su fundamento, columnas, naves, altares, torres, campanarios, escritorios, bibliotecas, criptas y tesoros, colmando y decorando el interior y todo lo que pueda meterse en él. ¿Pero de que manera han sido descritos artísticamente estos Altos Iniciados? Que lo dicho acá sirva como introducción para comprender mi información y explicación.
Hay individuos con tanta sofisticación y refinamiento, de tan alto calibre y tan gran irradiación que durante sus existencias y luego que mueren o desaparecen, a través de sus legados póstumos, parecen explotar, brillar cual supernovas o hipernovas y dejar una estela perdurable calificada de inmortal, semidivina o divina. La onda expansiva de sus espíritus solares llega tan lejos, a todas partes del planeta y hasta más allá del planeta si son maestros solares o interestelares, que yo le he dado un nombre, efecto Versailles, debido a lo trascendente, magnífico y majestuoso de su resplandor y esplendor que raya en lo extático y glorioso y que aún cuando se haya usado para ilustrar y explicar temas profanos y banales el efecto Versailles es en principio un efecto de corte espiritual, místico-religioso, simbólico, universal y universalista.
El efecto Versailles ha sido representado, decorado, realzado, descrito y explicado de diferentes modos a lo largo de la Historia. En Occidente adquirió su máxima expresión y reputación en el Duecento, Trecento y Quattrocento italianos, entre el Gótico y la primera parte del Renacimiento, con artistas geniales y clarividentes como Cimabue, Giotto, Duccio, Martini, Fra Angelico, Fra Lippi, Uccello, Piero della Francesca, Masaccio, Botticelli, Leonardo, Raffaello, Michelangelo, son para mí algunos de ellos precursores del nabismo, el cubismo y el surrealismo metafísico. Durante el Gótico, en sincronía con la construcción y decoración de las catedrales y el florecimiento de una literatura poética y mística, hubo una profusión del uso del dorado en el estilo pictórico religioso que linda en la apoteosis, el delirio, la glorificación, la magnificencia, emociones y sensaciones alcanzadas nunca antes (o después) a excepción del arte funerario egipcio y el arte precolombino peruano, ecuatoriano y colombiano. Seres y entidades especialmente espirituales, como las divinidades y los santos, beatos, vírgenes y ángeles, en deslumbrantes Maestàs, Anunciaciones, Adoraciones, bañados en un fondo de oro y de tonalidades brillantes, casi fosforescentes, o etéreas, son pintados magistralmente por los artistas italianos con un nimbo o halo, un aro, disco, círculo o franja dorada con y sin estrellas detrás y alrededor de la cabeza y la cara (este detalle óptico y psíquico se conoce coloquialmente como aureola, del diminutivo de la palabra latina aurea, "áureo"). En ciertos ejemplos pictóricos el círculo dorado se vuelve una gran mancha de luz incandescente –aura-, de diversas tonalidades según los casos, en forma de óvalo, vesica piscis o almendra (de la palabra italiana mandorla, “almendra”), que rodea de una luz dorada y tonos en azul turquesa y azul rey, magenta, púrpura, blanca, rosa fucsia, amarillo oro, verde veronés y verde Perugia todo el cuerpo y las vestimentas y cuyo resplandor puede alcanzar bastantes metros de diámetro, según parapsicólogos y místicos, eruditos y expertos en la materia fotoquímica. Cuando la luminosidad es particularmente hermosa, impresionante, maravillosa, extraordinaria, para quitar el aliento, como en el caso de un ser de muy alta elevación, majestuosidad y carisma, el efecto se conoce como gloria, gloria solar, niebla iris, espectro de Brocken, y el aura alrededor de la persona o figura está compuesta hasta de varios anillos coloreados. Un espectáculo inolvidable por supuesto, que ha sido fotografiado y se ha presentado alrededor de objetos y en situaciones nada comunes y poco sagradas.
Pienso con toda humildad que el efecto Versailles, en su fase cimera y cenital, es un sinónimo para gloria solar, porque aquí la “corona de luz o de luces” que rodea a la figura es más notable todavía. Pero hay un detalle adicional que tiene que ver con la refulgencia del rostro, en especial de los ojos, el cuerpo y la ropa (si el sujeto está vestido) que en momentos puede despedir un ser muy espiritual y quizás picar los ojos de quien entre en contacto con él y no tolere el intenso brillo del aura. Esta es otra característica de la irradiación cultural y su gran onda expansiva, porque fue cultivada y alumbrada internamente como un vivero, del efecto Versailles y su resplandeciente chispeo que en ciertos casos puede llegar a ser tóxico, peligroso, y hasta radioactivo, y ocasionar si no la muerte al menos fuertes quemaduras. Hace muchos años atrás, mientras escribía El Orgasmo de Dios, el 25 de noviembre de 1962, en Prangins, apunté lo siguiente: “En el principio era el Verbo Ultrarradiactivo y hacia ese Verbo perdido viajamos todoas. L’Armonía se pregona en los 4 costados de los mil y un paisajes. Un solo Dios. Orgasma.” Or-gas-ma significa: la luz es el gas madre u original o la madre (la fuente, el origen) del gas (o los gases) es la luz (y todo lo que esto signifique hasta sus últimas consecuencias). Con esto doy por sentado que todo, absolutamente todo, procede, dimana, emana, se origina en la luz y todo, absolutamente todo, es un resultado, un reflejo de infinitas combinaciones y gradaciones lumínicas y, por lo tanto, es un error, senil además, pensar y no darse cuenta que vivimos en medio de un u otro grado o faceta de luz. Luis XIV, el Rey Sol, cumplió a cabalidad una parte del trabajo solar, hercúleo, apolíneo, que se le encomendó, y, aunque durante su encarnación no llegó a ser un Gran Maestro, sí dejó a la vista y legó a la posteridad varias cosas: una, que todo, por ejemplo, la materia, tiene sus límites; dos, que el esplendor se lleva más adentro, en lo más íntimo del corazón y del alma, que afuera; y tres, que sin cultura no puede haber paz, prosperidad, progreso, armonía. El verdadero Versailles es invisible, sólo lo ve Dios, pues está hecho para que Dios lo habite y lo enseñe a quien lo ama y admira. Es la Gloria de Dios, su Maestà.
Dice la Enciclopedia Wikipedia: “Una gloria (o anthelion) es un fenómeno óptico producido por la luz retrodispersada (una combinación de difracción, reflexión y refracción) sobre su fuente por una nube de diminutas gotas de agua de tamaño uniforme. Una gloria tiene múltiples anillos coloreados. La mayor parte de la gente sólo ve un anillo. La gloria, sin embargo, puede mostrar varios anillos cuando la nube se compone de gotas lo bastante uniformes. A veces los anillos fluctúan ampliamente en tamaño. Esto ocurre, por ejemplo, cuando un avión sobrevuela un banco de nubes y su gloria viene y va sobre ellas."[Algunas itálicas son mías.] Ahora sabemos lo que se ha querido decir cuando se hace mención de la “Gloria de Dios” ya que indudablemente es un fenómeno bastante inusual y maravilloso.
En suma, estos seres áureos –Hijos e Hijas del Sol y finalmente del Gran Sol Central- son extraordinarios y por ende poco comunes, marcan épocas, ciclos, yugas, manuvantãras y hasta kalpas. Iguales a una estrella como Eta Carinae (de 100 a 150 la masa de nuestro Sol), situada en Argo Navis, propiamente en la Nebulosa de Carina, de acuerdo a la subdivisión que se ha hecho de esta constelación tan desparramada, ellos resplandecen, abren caminos, y son necesariamente, por ley de gravedad, modelos de arte de obras maestras desprendidos de egoísmo, mezquindad, avaricia, envidia, crueldad, odio, soberbia, y todo tipo de pequeñeces, pues trabajan y sirven incondicionalmente al Universo y su Ley de Amor, Resonancia, Armonía y Progreso. Por último, en esta entrada y en la precedente sólo asomé parte de la relevancia de este tema sobre la majestad y la luz crística y cómo ella penetra e influencia sin excepción todos los estratos sociales, porque como ya lo señalé la luz y sus efectos, que van desde la astronomía y la astrofísica hasta la decoración y la moda, desde la iluminación espiritual más intensa y sobrecogedora hasta la obnubilación y ceguera más escalofriantes, son múltiples, tan asombrosos como reveladores; y todo blog tiene sus limitaciones y temas como el que estoy examinando no se pueden tratar extensamente y en profundidad con unos pocos brochazos. Basta ver, por ejemplo, cuánto furor, frenesí, polémica, escándalo, negocios jugosos, apuntes y tinta en lo periódicos, revistas, letras en mensajes de texto, análisis en la red, conciertos, homenajes y premios rodean a nuestras estrellas y supernovas del espectáculo y del entretenimiento, sean del cine, teatro, televisión, literatura, música, páginas amarillas y rojas, como de la política, la salud, el mundo de la pornografía y de la narcoguerrilla; y cualquier medio de comunicación listo que lo traduzca en noticia, es decir, en interés general y destacado, discierne y deduce que las estrellas, celestiales como terrenales o infernales, en verdad que nos guían e influencian. La Humanidad busca la luz aún en las cloacas, en la desgracia como en el crimen. Basta ver cuántos alemanes y alemanas siguieron a Adolf Hitler y cuántos millones más en todo el mundo sufrieron y enloquecieron pagando por su megalomanía, depredación, depravación y salvajismo desmesurados. Hoy por desgracia seguimos cometiendo los mismos errores y desaciertos pero espero que venzan la razón, la claridad, la fuerza y el empuje solar y mesiánico de Aries-Râ, el Cordero de Dios, el cual nos gobierna desde su trono soberano (ver ilustración aquí abajo). Fiat Lux.
Gran Teofanía del Apocalipsis de Beato Facundo (1047 d. de C.). Extraordinario ejemplo del multifacético arte mandálico cristiano occidental con influencia bizantina y ribetes celtíberos y hasta asiáticos. En el centro del círculo cuatriforme, simbolizando el Orden del Mundo, en forma de Rosa de los Vientos, aparece marchando el Cordero de Dios, blanco como la nieve, en son de que viene a enseñar, juzgar, solear y restablecer la paz en el orbe. Biblioteca Nacional. Madrid.
Caracas, fin de semana y comienzo de semana, 7 de septiembre del 2009