La celebración del Sol Invictus festejaba la culminación de los 3 días y pico necesarios tras el solsticio de invierno (entierro del Sol) para que el Sol (Cristo, en este caso) comience a emerger (Resurrección o Renacimiento) desde el seno de la tierra negra (Virgen, Madre Tierra, en estado de reposo estacional) luego de haber perdido y recortado gradualmente su brillo semestral (a partir del solsticio de verano) y morir, simbólica y físicamente, la noche del 21 de diciembre de cada año, hora del solsticio de invierno en el hemisferio boreal, cuando el día del año es más corto y sombrío. Todos estos eventos simbólico-mágico-biológicos tienen sus correspondencias astrales y por eso durante milenios la compleja y surrealista tradición teofánica, hierofánica y teosófica ha perdurado intacta a pesar de las mutilaciones que se le han querido endilgar. Esto lo sabían los iniciados soberanos magos-guerreros de la Luz de las Escuelas de Sabiduría (Cinturón de Orión-Sirius) durante la época precristiana y primitiva y por eso se preparó la historia evangélica apócrifa y se coló el Apocalipsis de Juan porque era necesario abrir un nuevo Portal o Merkaba en Oriente Próximo que con el tiempo irradiara su fulgencia a todas partes del planeta y durante todo el tiempo que fuera necesario (hasta hoy). La formación del cristianismo y luego de la Orden de Nuestra Señora de Sión, la Orden de los Caballeros Templarios, la Orden Rosa-Cruz y la Francmasonería tenían como fin sacralizar el planeta, imbuirlo de nuevas energías y propósitos, para que eventualmente el cristianismo, el budismo, el taoismo, el confucionismo, el sufismo, el hinduismo, el mazdeismo, y los demás ismos terminaran fusionándose y formaran un cuerpo homogéneo de luz con creencias universales, apocalípticas y metafísicas que trascendiera los paradigmas anacrónicos. Esta era la intención esotérica, gnóstica, fundamental, real, profética y visionaria del cristianismo, en el momento de su concepción y creación astronómica-mítica-poética-metafórica-alegórica-electrónica en los años 7-6 a. de C., que a pesar de que fracasó o fue parada salvaje e intempestivamente en ciertos momentos, como cuando la cruzada albigense o cátara, hoy, igual a la leyenda del ave Fénix, emerge de las cenizas como por arte de magia y de un modo inusitado, fantástico, para que los humanos puedan seguir ascendiendo y evolucionando y dejen atrás su largo pasado bestial e infrahumano, su esclavitud a manos de falsos dioses y diosas, nazis por excelencia, como su aislamiento intersideral y galáctico.
Aries. El Carnero y la Estrella del Mesías. Colección Molnar. Interesante secuencia sinóptica, astronómica y simbólica. Pauta de los eventos claves durante el año 6 a. de C., que según Michael Molnar produjeron el nacimiento del Cristo Jesús o, precisado con exactitud matemática, del movimiento mesiánico y profético del Cristo Cósmico en que se convertiría ultimadamente el cristianismo suplantando y fusionando varias dicotomías, entre ellas la dionisíaco-apolínea, la intransigente sucesión fenoménica hebrea y la interminable sucesión fenoménica egipcia y fenicia. El cristianismo es la antesala para una síntesis de milenios de creencias y cultos rivales y hace del Amor, la Luz, el Perdón, la Compasión y la Reunión los nuevos caminos al Ser Planetario que Joachim de Floris preanunció y el cual florecerá próximamente luego del Juicio Final y la Remisión de los Pecados, todas consecuencias miliunochescas de ignominiosos y falsos Protocolos de Sión y Shirãz.
Recapitulando, pienso entonces que los eventos que prefiguraron y determinaron las causas para el nacimiento del cristianismo o mesianismos de Juan y Jesús fueron principalmente las apariciones de varios cometas, entre ellos el de Halley en el año 12 a. de C., y las tres conjunciones de Júpiter-Saturno en mayo/ junio, septiembre/octubre y diciembre en el año 7 a. de C., acaecidas todas en tiempos del poderoso emperador romano César Augusto cuya gran capital, Roma, sirvió de nido a la religión más universal de todas que propició las más grandes contradicciones espirituales, éticas, políticas, sociales, artísticas, científicas, industriales y tecnológicas. Las Escuelas de Sabiduría debieron tomar nota de estos acontecimientos históricos, planetarios, meteóricos bastante poco frecuentes porque algunos ocurrieron en un solo año y otros en pocos años. Pero para que “naciera”, “brotara”, “germinara” un gran movimiento así, evangelizador, eucarístico, epifánico, profético, idealista, y sobre todo visionario y electrónico, que pudiera ser constatado y confirmado por 3 Reyes Magos Iniciados, en sincronía y bajo el espectro y link con la Nebulosa de Orión y el Cinturón del Cazador, Uru-anna, y el fiel Can Mayor, y con el patrocinio de la real constelación de Aries, en donde, según mis estudios, a 00º00’00” se encuentra el Grado del Mesías, era necesario que terminara de suceder la tercera –en diciembre- de la tres conjunciones en la constelación de Piscis y pasara Marte, co-regente de Aries, cerca a comienzos del año siguiente. Ergo, resumiendo, pienso que el “nacimiento” de los dos primos profetas, Juan, primero, y luego, Jesús, ambos muy influenciados por el antiguo saber atlante, egipcio, budista e hindú, materializando los Dos Peces del signo de Piscis, debió tener lugar en el año 6 a. de C. Asimismo, la ocultación en el Este de Júpiter por la Luna el 17 de abril de ese año fue un evento que precipitó más todavía lo que estaba despuntando en el Levante y que diferentes pueblos, como los chinos y coreanos, relacionaron con el brillo y el movimiento de varios cometas y, porqué no, de alguna que otra nave extraterrestre que podía cambiar su curso y estacionarse. Además, Johannes Kepler, en 1614, descubrió la explosión de una nova en el pie de Serpentarius. Pienso que posiblemente esta supernova tuvo que ver con el magno evento y la confluencia de ciertas y específicas energías concordantes y convergentes porque hasta ahora los cartógrafos no han descubierto y apuntado otras supernovas recientes que nos hayan podido impactar electromagnéticamente.
Para entender lo que encierra el misterio de los Dos Peces del movimiento mesiánico que fueron los untados Juan Bautista y Jesús hay que interpretar correctamente el ideoglifo astrológico y astronómico. De los dos enviados o misioneros Juan fue el público, el exotérico, el recalcitrante, mientras que Jesús fue el supersecreto o esotérico, el dulce y variable, y por eso no se sabe prácticamente nada de él y las historias que los Evangelios reportan son casi todos cuentos de camino, puras fantasías, inconexas extrapolaciones mediterráneas cargadas de misticismo, alucinaciones y exagerado fanatismo. Pero eso era exactamente lo que querían las Escuelas de Sabiduría para que el mensaje uraniano-neptuniano-plutoniano-persefoniano-venusino se difundiera y fuera universal en el sentido que tiene el término griego katholikos. El cometido se logró y yo diría que, como todo movimiento inspirado, idealista, visionario, holístico y milenarista, pavimentó el raudo camino autopístico para que pudiéramos abordar el siguiente escalón: la Venida del Cristo Maitreya que vendrá a fumigar, sacar la maleza y pisotear los oscuros y dementes virus y microbios de la mente, el corazón, el alma y el cuerpo de la Tierra, juzgar a los vivos y a los muertos y redimir a los encarcelados y condenados al destierro, con el fin de presentar a la Nueva Humanidad un Nuevo Paraíso Terrenal con lo cual se cerrará un kalpa más, uno de los más oprobiosos y tenebrosos que han habido. Si contamos que un kalpa común y corriente o término medio dura aproximadamente 16 millones de años entonces el kalpa que cerrará pronto coincide con la lluvia de un meteorito o de varios meteoritos que parece cayeron de la zona de Orión y cuyos fragmentos son las vidriosas y verde oscuras moldavitas y negras y grisientas tektitas. ¡Nos vamos a deslastrar y eso será gracias a buena parte de quienes en el pasado se sacrificaron para bien de futuras generaciones!
Por último, no entiendo a los astrólogos y esoteristas que se confunden en cuanto a cuál es la vibración astral que exhala o emana de Israel y del pueblo hebreo en su totalidad. Para mí es incontestable: Aries rige a Israel y Palestina y los astros son Sol, Marte y Plutón. Pero también los domina Géminis, especialmente a partir de Abrahán, pues basta leer la laberíntica historia de estas dos naciones hermanas para comprobar cuán cerca han estado de destruirse y exaltarse una y otra vez una a otra. Así que apoyo la intuición e investigación de Michael R. Molnar respecto a la ocultación de Júpiter por la Luna (ver la ilustración, sacada de su libro, The Star of Bethlehem: The Legacy of the Magi). Cuando Júpiter y Saturno entraron en Aries el Mesías de los judíos había nacido ya. En Aries radica la exaltación del Sol y la caída de Saturno y los dos son enemigos, opuestos, contrarios, pues uno aspira a la gloria y el otro, desea pasar inadvertido, y no debería extrañar cuán cuesta arriba le ha resultado al pueblo judío como al pueblo palestino alcanzar el estrellato, la gloria, la supremacía, la liberación y la admiración. Como Saturno es dolor, aflicción, enfermedad, muerte, soledad, resistencia, gobierna las artes y las ciencias ocultas y concretas, se entiende su pasión por las matemáticas, la ingeniería y los hechos materiales y tangibles, pero también su gusto por la abstracción, la especulación, la contemplación y la meditación. La Kabbalah, el Zohar, la Torá, el Talmud, se ocupan de esoterismo y los hebreos en general son muy conservadores, tradicionalistas, sectarios y religiosos, igual que los palestinos, árabes y musulmanes, y entonces ¡quién negará la profundidad, la elevación, la gracia, el lirismo y la imaginación de algunos filósofos, místicos sufíes, escritores y sabios de la lengua árabe que nos han embelesado con su profundo y decorativo pensamiento tan caligráfico como imginativo y fantástico, qué esplendor, qué preciosidad, qué éxtasis! Ya que ningún pueblo está exento de contras y pesares eso vuelve necesario y saludable la interrelación entre países, razas, mentes, corazones. El problema palestino-israelí me recuerda el problema del cerebro humano, nuestra asombrosa central bipolar. Tenemos dos hemisferios cerebrales completamente distintos y ambos son absolutamente necesarios e indispensables para que funcionemos. Lo que sucede en el hemisferio austral terrestre sigue una pauta igual que la del lóbulo izquierdo del cerebro pero con 6 meses de diferencia respecto al otro hemisferio, el boreal, además nuestro eje alrededor del cual damos vueltas está inclinado en 23 grados y pico y por si fuera poco giramos también alrededor del Sol. ¡Giros más giros derviches! Nuestros lóbulos hemisféricos cerebrales corresponden a este esquema geocósmico, cada uno tiene funciones, ritmos y particularidades únicas y diferentes; pero el fin es emparejarlos lo más posible uno con otro para que las ideas, las emociones, los sentimientos, la parte motora, la líbido y el psiquismo estén bien y en armonía. Lo ideal es que ambos hemisferios trabajen juntos y coordinamente. Eso mismo deben hacer palestinos e israelíes porque sino desaparecerán e igual deben hacer todos los habitantes sobre la Tierra. Mediante la paz y la armonía habrá más evolución, prosperidad y sabiduría, y nuestras órbitas y rotaciones serán más fluidas y mucho más certeras.