lunes, 13 de julio de 2009

El Zen de Blancanieves y las peripecias de Boddhidharma

Boddhidharma. Primer patriarca del budismo Ch’an. Antigua pintura tradicional. Recreación del Autor. Caracas. 2009. Fuente: www.a-yume.ch

Abre tu mano para que puedas cerrar tu vacío. Cierra tu mano y no encontrarás nada. Abriendo, te cierras a las distracciones. Cerrando, completas tu tarea. Lo que sale, entra por atrás. Y lo que entra, sale volando. No busques porque no verás nada. Aprende a ser de dos maneras y a tener muchas caras. Todas se hablan y ninguna refleja todas. Boddhidharma regresó y se llevó su otro zapato. Camina entonces hasta tu sitio y quítate todo lo que tengas para que nadie pueda oirte cuando pises el suelo y se sepa que tus pisadas son como la seda: suave y lisa es la salida de la entrada a tu templo que nadie puede violar. Búscate y te darás la vuelta. ¡Vamos, qué esperas!

Sûtra del Ch’an de Macuto, AJBFM, 2009

Blancanieves con sus animalitos. Recreación de Andrew Disney. Caracas. 2009.
Fuente: www.adisney.com/personajes/blancanieves/img/blancanieves.gif


Dicen que Boddhidharma, Pedazo de Cuerno de Ciervo Exaltado prendado de Guan Yin (Kwan-Yin) la Blanca, quien terminó yéndose de rumba con él en los Altos de Pamir, fue un gran monje, revolucionario, aventurero, chistoso, hirsuto y provocador, el inigualable maestro del Ch’an budista, conocido hoy en Occidente como Zen Budismo, quien nació en el sur de la India, en el siglo 5 de la Era Común y más que común.* Las buenas lenguas cuentan que un día mientras hacía su retiro en las montañas y grutas de China se encontró con Blancanieves la cual le sugirió con amor ir al monasterio Shàolín donde impartió más enseñanzas antes de desaparecer y desencarnar descalzo La influencia del Zen ha sido notoria. Fue el profundamente contestatario, anticonformista y liberal movimiento literario-filosófico de la Generación Beat y sus beatniks, a quienes siguieron los hippies, en EEUU, liderizados por los escritores y poetas Jack Kerouac, Allen Ginsberg, Gregory Corso, Alan Watts, William S. Burroughs, Lawrence Ferlinghetti, Neal Cassady, Michael McClure, Gary Snider, etc, quienes trajeron junto con otros el Zen a Occidente (no podemos dejar de lado a D.T. Suzuki y Lin Yu-Tang, además de Henry Miller) y lo clavaron allá, para siempre, en el seno de la primera potencia industrial mundial. Alrededor de 1948 fue que surgió el Movimiento Beat. Hoy (2009) han pasado 61 años y puede decirse que nuestro mundo evolucionó y se sensibilizó mucho gracias a estos locos visionarios que tuvieron la osadía y el coraje de ir en contra del Sistema, con aciertos y desaciertos. Tarde o temprano siempre termina triunfando la lucha espiritual, aunque en el camino se sangre, se enrede y se pierda. Quienes perseveran, cruzan la meta, deben reirse a carcajadas, ya que valió la pena sudar tanto. Gracias a Oriente Occidente se encontró a sí mismo.

Algo similar le sucedió a nuestro monje franco y eccéntrico cuando se topó con Blancanieves en China tras darle la vuelta a varios países, como Malasia,Tailandia, Indonesia e Indochina. ¿Pero qué podrían compartir Boddhidharma y Blancanieves (Guan Yin), quien descendía de Yavanna, la legendaria Reina de la Naturaleza, que ciertamente existió, si el primero era tan yang y su actitud ante la vida era la de un samurai, muy sabio y profundo estamos de acuerdo, pero al fin y al cabo nada soñador, infantil, angelical, etéreo, conversador, mediumnímico? Ahora, si hurgamos y raspamos las capas superficiales y nos vamos abajo, donde están las raíces de las lianas, los matorrales, los manantiales y las cavernas de los yacimientos más recónditos y escondidos, llegaremos al gelatinoso mundo de los encantos y lo absolutamente desconocido e inexplorado y aquí, ¿de qué vale ser genial, irónico, cáustico, mordaz, si lo ancho es largo y lo alto es bajo, lo claro es oscuro y lo viejo deviene núbil, los contrarios no se oponen, lo fantástico, exagerado y descomunal se adueñan de los espacios, lo recto es curvilíneo, los etcéteras se suceden apostróficamente en fila india dirigidos por un remix a lo andaluz que para qué someterse a disciplinas interminables si basta con comunicarse con enanitos para que se haga la luz y se oiga un recital de sitar con sólo una sonrisa y un chasquido de los dedos. Esa es la victoria oculta, la lección esotérica y mágica de Blancanieves: es posible burlarse de la zorra que se viste de bruja mala, volver dulce y buena la manzana podrida, desarticular los peligros, conocer al galán del cual nos enamoraremos, en suma, vivir sin tormentos, penurias y enfermedades, si logramos conocer la palabra bien intencionada y entonada que nos conducirá lejos de los opuestos y contrarios, más allá del nietzscheano y bíblico bien y mal, por encima de las ambiciones, los deseos y las metas que muchos y muchas nos trazamos y nos cuestan montañas de esfuerzos, interminables montones de prácticas, normas, reglas, cláusulas, capítulos, detalles, disciplinas y sacrificios de nunca acabar y satisfacer.

Blancanieves y los 7 enanitos 2A. Recreación de Andrew Disney. Caracas. 2009. Fuente:
http://img522.imageshack.us/i/blancanieves2ak7.png/


El Zen o, si prefieren, el Ch’an, que tanto ha dado qué hablar últimamente, ¿qué rayos es? Resulta muy difícil, prácticamente imposible diría yo, decir lo que es con toda exactitud y precisión. Preferible ir al revés. Dar la vuelta o dársela uno mismo y decir lo que no es, jamás podrá ser y no debería ser. Para comenzar, no es necesario haber leído un solo libro de sabiduría, ni siquiera el más erudito de todos, el más famoso, leído y manoseado por los que saben y menos todavía por los que se las saben todas para entender y saborear una pizca de Oporto Zen. El Zen no es un sistema filosófico porque no cree en los sistemas que le prescriben a uno por adelantado qué es lo que hay que saber y cómo ser también, porque ¿cómo se puede enseñar a un orangután o a un chimpancé (sí, mejor este último) que deje de hacer morisquetas? Tarea vana. Todos los humanos son morisqueteros y payasos ya que como primos de los monos se parecen con éstos como dos gotas de agua. Por eso, el Zen de cada día es el mejor de todos y mejor que éste es el Zen de todas las horas y de todos los minutos, segundos y fracciones de segundo. Ah, pero no se crea que este Zen es el único y necesariamente el mejor y más listo de todos cuanto hay, porque como ya se ha dicho por esta pluma y tecla todo acto del reloj es de por sí una Enseñanza Irrepetible e Incondicional. Pueda que se pueda decir que el Zen es lo que un bebé hace a poco de nacer: llora para mamar, llora para cagar y orinar, llora cuando el pañal le irrita la piel, llora cuando quiere llamar la atención, llora cuando se asusta y llora para sonreir después a la hora que le plazca y sobre todo le venga en gana, etc. Es decir, el bebé hace siempre o casi siempre lo mismo. Llora y es fiel a su lloriqueo, es fiel a sus gestos y movimientos, es fiel por naturaleza (y no porque se lo metieron en la cabeza a juro en el vientre de su mamá) y no puede dejar de ser fiel o traicionarse a sí mismo, entonces es consecuente, persevera, mantiene una línea de conducta, es tenaz y hasta testarudo hasta conseguir su objetivo y si lo consigue echa a reir de muy buena gana. Ahora, si papá y mamá o abuelo y abuela no se dejan manipular una y otra vez por su astucia y lloriqueo consecuente entonces cambia de estrategia y después prosigue de otro modo que no parece ser muy distinto pero que es más insistente y tiránico. Eso es Zen natural, espontáneo, significa que se es fiel a sí mismo y si se mantiene un modo de actuar y ser se sabe que se conseguirá el propósito tarde o temprano. O sea, el bebé no ceja y si cede es porque quedó exhausto de tanto chillar. El objeto deseado es necesario y nunca es una cosa cualquiera. El bebé sabe también que cuando obtiene lo que se propone obtiene algo que le gusta y de paso pronto sabe y presiente que lo que obtiene gusta a los demás también muchas veces y eso lo llena de regocijo y satisfacción y mide cada uno de sus pasos, gestos, morisquetas a medida que crece y se desarrolla y va analizando más y más a los mayores. Incluso les transmite pensamientos y emociones porque para eso aprendió mucho cuando estuvo en el útero de su madre: todo bebé nace ya con ciertos hábitos y conocimientos adquiridos. Son parte de sus instintos y reflejos innatos. Entonces aprende a llorar solamente cuando es necesario, para que coma y se sienta bien, a gusto, confortable, como en un trono, si sus padres no lo maltratan y golpean. Esta es otra regla Zen: cuando crezca, sea grande, y haya dejado de ser bebé, haga lo que tenga que hacer, pero lo que haga que sea para su beneficio y no simplemente para que la pase bien y no para su autocontemplación egoísta. Es decir, hay que medir el propósito, ver muy bien lo que se quiere obtener porque lo obtenido servirá para su provecho y es una consecuencia de su ansia y deseo. Lo contrario es aberrante y conlleva a la degeneración y la neurosis. Tal cosa significa que no todo se puede desear, querer, ambicionar. El bebé sabe perfectamente bien lo que quiere, sobre todo cuando comienza a andar y a jugar, y cuando puede hacerlo lo hace sin pensarlo dos veces, va al grano, sin vacilaciones, y se lanza al ataque. Aquí demuestra pronto que lo suyo es suyo y no de otros. Lo que tiene u obtiene lo guarda y atesora y dificilmente lo presta, lo regala, o lo tira o destruye para siempre y cuando lo hace destruye con placer, sin vacilaciones. Otra regla Zen más: cuando el bebé crezca, se desarrolle y se haga grande y más independiente deberá acordarse de sus primeros juegos y juguetes o muñecas porque tomaba muy en serio estos juegos y juguetes o muñecas que eran todo para él. Eran su mundo, su paraíso, su guarida sagrada. Entonces cuando se crece y desarrolla hay que tomar muy en serio lo que se está haciendo, porqué se está haciendo tal cosa y no otra cosa y porqué todo eso que considera su mundo, su ámbito, su territorio, tiene un gran valor y mucha importancia, algo que debe cuidar, amar, apreciar, defender si necesario, y si se tira o se deja perder conscientemente es porque ya no sirve, no forma más parte de su intimidad. Aunque el bebé no va a misa, no hace retiros, no está afiliado a un grupo religioso establecido por los mayores, es rebelde y religioso, fiel y consecuente a su manera con sus principios y esto no lo entienden los mayores. Él defiende su mundo íntimo o madriguera cual puma o leona y sus padres a menudo no saben cómo reaccionar. Pueda que el bebé al crecer mantenga sus propias ideas, se aísle, y llegue el gran momento de la confrontación con sus mayores durante su adolescencia y juventud. Como los adultos pierden frescura y espontaneidad y el sentido de la Realidad Cósmica con el tiempo dejan de entender a sus hijos e hijas y los obligan a que sean y actúen como ellos, repitan sus mismos patrones de conducta, imponiéndoles sus fallas, miedos, neurosis y patologías. Esto es pésimo y malísimo, siempre trae nefastas consecuencias, pues se olvida que la familia y el hogar son las bases de todas las instituciones.

La mayoría de los adultos no saben lo que quieren, tampoco saben lo que hacen, no están presentes en lo que están haciendo, están ausentes, internamente ausentes, quizás porque cuando eran bebés los mayores cercanos no los estimularon creativa, amorosa y suficientemente, no alimentaron y encauzaron sus instintos, su natural espontaneidad para que cultivara la tolerancia y compartiera su mundo íntimo. El egoísmo que todos los niños sienten en un momento dado, especialmente cuando son tímidos y recelosos, o cuando no son muy sociables porque sus padres no los pusieron en contacto con el arte, las manualidades y el deporte, tienen dificultades para adaptarse y ajustarse y si no son enderezados responsablemente terminan muy mal y son infelices. El Zen es eso, te invita a adaptarte a condiciones anómalas, extrañas, desconocidas, raras, donde debes hacer uso de todas tus herramientas y vehículos con el fin de desatascarte. Es como aprender a nadar caminando, correr nadando, monear árboles alrededor de una fogata, respirar contando y recordando citas y teorías de personajes famosos. Es hacer lo que Monsieur Gurdjieff mostraba reiteradamente: para mantenerse despiertas las personas deben poner mucho aceite y grasa en sus vidas, mucha gelatina y combustible en sus ideas, pensamientos, emociones y sentimientos, en su cotidianidad de todos los días, porque la rutina y la monotonía nos oxidan, envejecen, estupidizan y anulan, y en momentos críticos o inusuales la vida nos exije un máximo de impulsos y concentraciones, un cúmulo de originalidades y proezas, porque la vida es movimiento, ritmo, cadencia, melodía, perenne metamórfosis, y los individuos no pueden ir en contra de la corriente universal. Al bebé no le pasa esto porque él ya pasó por esto cuando debía adaptarse al flujo y reflujo de la placenta y los recuerdos siguen muy frescos en su memoria y, segundo, porque no tiene una agenda preestablecida, prefijada, preconcebida, prácticamente colmada de ideas, encuentros y desencuentros que ha anticipado, pues vive intensamente el aquí y el ahora. Puede llorar y llorar y no ponerse ronco. Eso decía Lao Tzu con su peculiar sentido de la observación. Espero haberles dado un atisbo de lo que es y no es el Zen o Ch’an. Nada de dogmas, creencias y posturas absolutas e inconmovibles, nada de lecciones, catecismos y ritos que se repiten hasta la saciedad. Aunque hermosos, interesantes y pedagógicos inicialmente, se vuelven automáticos, insubstanciales, artificiales, al perder frescura, lozanía, vuelo y magisterio.

Blancanieves conversando con los animalitos de su paraíso.
Fuente: www.trucospc.info/public/ disney/Blancanieves.jpg


Boddhidharma meditando enfrentado a su propio muro 2. Collage. Recreación del Autor. Caracas. 2009.
Fuente: www.commons.wikimedia.org (buscar bajo Bodhidharma en Wikipedia)
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* El 100% de lo que aparece en este trabajo es de mi cocción –ideas, conceptos, juicios, expresiones-, incluso el vínculo surrealista que creé entre Blancanieves (Kwan Yin) y el Maestro. ¡Me sorprendió muchísimo y muy agradablemente después que había compuesto este sainete muy serio leer que parece corría una leyenda sobre un encuentro habido entre Boddhidharma y Guan Yin en su aspecto de Avalokitesvara! Así que quién quita que tal cosa no sucedió. Lo que no se contó es que efectivamente al irse de este mundo nuestro monje ingresó a un plano jovial. Para corroborar mi hallazgo lea lo que sigue en idioma inglés. De: http://en.wikipedia.org/wiki/Bodhidharma.

“This encounter would later form the basis of the first kõan of the collection The Blue Cliff Record. However that version of the story is somewhat different. In the Blue Cliff's telling of the story, there is no claim that Emperor Wu did not listen to Bodhidharma after the Emperor was unable to grasp the meaning. Instead, Bodhidharma left the presence of the Emperor once Bodhidharma saw that the Emperor was unable to understand. Then Bodhidharma went across the river to the kingdom of Wei.

“After Bodhidharma left, the Emperor asked the official in charge of the Imperial Annals about the encounter. The Official of the Annals then asked the Emperor if he still denied knowing who Bodhidharma was? When the Emperor said he didn't know, the Official said, "This was the Great-being Guanyin (i.e., the Mahãsattva Avalokistesvara) transmitting the imprint of the Buddha's Heart-Mind." ”


Sé como el agua, amigo.

“Vacía tu mente, sé amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza, se convierte en la taza, si pones agua en una botella se convierte en la botella, si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede aplastar. Sé como el agua. Amigo mío, el agua que corre nunca se estanca, así es que hay que seguir fluyendo”.

Bruce Lee, Gran Maestro de Artes Marciales, quien practicó las enseñanzas de Boddhidharma


FIN DEL COMIENZO Y COMIENZO DE OTRO FIN QUE NO SE PARECERÁ A NINGUN OTRO FIN Y COMIENZO PORQUE NINGUN COMIENZO SE PARECE A NINGUN FIN AUNQUE SE NECESITEN PARA QUE FLUYA LA CORRIENTE Y HAYA ELECTRICIDAD Y MAGNETISMO

Caracas, 11-13 de julio del 2009