Despertar de Uluru en Australia. Autoría fotográfica desconocida.
Fuente: http://www.diariodelviajero.com/galeria/uluru-ayers-rockO KÓMO CRUZAREMOS DEL OTRO LADO DEL RÍO DE LA MUERTE KON NUEVAS LEYES DE MANÚ EN LA MANO ENTRE SIEN Y SIEN
El carbón y los microorganismos. Cuando comencé a leer en profundidad a Federico Nietzsche, hacia los 18-19 años, me di cuenta de que el filósofo estaba muy seguro de lo siguiente: para él el Mediodía no era solamente una figura literaria y poética, sino un valor moral y espiritual, y hoy sé que Nietzsche, quizás sin ser un astrónomo y mago, al menos en esa encarnación, nos estaba hablando de una Realidad Cimera aunque esporádica y relampagueante al inicio. Que sólo por medio de la claridad, la luz total, vertical, cenital, perpendicular, del pensamiento libre y franco podremos pasar del estado bestial al sobrehumano que él, en calidad de profeta visionario estaba preconizando. Aunque también es cierto que las luchas que debió librar y su mal sifilítico que dicen contrajo terminó desquiciándolo, minando gradualmente su salud corporal, mental y anímica. Fue un espíritu trágico, muy adelantado, también contradictorio y aún no tan bien interpretado y asimilado. Hoy, un pila de años después, y revisando algunos apuntes astrológicos hechos en 1970, creo encontrar nexos con mis lecturas de adolescente que enjuicio ahora desde una perspectiva más amplia y conscienzuda o búdica. Pero antes debo hacer un pequeño paréntesis para que se entiendan mejor los apuntes en los Diagramas Cosmológicos 1 y 2 (que en esta entrada no se van a poder reproducir). Como ya lo señalé, creo que el carbón es un elemento que no siempre se examina y estudia con el debido respeto y conocimiento, demasiado a la ligera y sin mucha reflexión. El carbón es el elemento de fondo, base y sustentación de todo lo que compone el proceso de la vida, como lo demuestran los hidratos de carbono, y por eso se miden los valores del carbón y del carbono para conocer la historia y el génesis de las materias. Al comienzo de la Creación, todo era carbón, el mundo era puro carbón, el cielo era un gran carbón llameante, chispeante y radioactivo, el oasis que era un planeta u otro, en medio del carbón inicial, primigenio, omniabarcante, también tenía su arena de carbón, y por lo tanto la piedra es el foco, la raíz mineral de donde procedemos, el monolito que surca los espacios, al cual estamos adheridos como si fuéramos parásitos, bacterias, y como este monolito, meteorito o aerolito se desplaza por el espacio sideral se impregna de cuanta materia, plasma, elemento se cruza en su camino. En el lenguaje astrológico, simbólico y espiritual se determina esto como la hiperconciencia carbónica, carbonífera, carbohidrata, carbonada, absolutamente primitiva y primigenia. Eventualmente –en medio de ciclos y ciclos de oscilante palpitación- salimos combinados del carbón primario e inmemorial y en un momento dado la mano verde del Supremo Hacedor nos agarró y sacudió, nos volteó las primitivas propiedades elementales de nuestras esquinas inherentes a nuestra constitución pedregosa, carbonada, simple, afilada, cortante, y el resplandor de la luz del cielo nos atravesó de par en par, fuimos encendidos de una manera nueva y desconocida y a partir de ese instante que todavía podemos recordar en ciertos momentos privilegiados, místicos o hipnóticos, descubrimos en medio de resplandores semejantes a coronas y aureolas que nos enceguecieron momentáneamente una gama infinita de tonalidades, sabores y sonidos, nos llegó la luz, pudimos ver, oir, y palpar todo lo demás, descubrimos el movimiento, la sensación, el temblor, nos hicimos sensibles a lo que nos rodeaba y comenzamos una nueva etapa evolutiva que desconocíamos. Dejamos de ser piedras, rocas, cristales, polvos, partículas descompuestas y fosilizadas, desprovistas de mente, percepción, lugar, origen, fin, y el Magno Espíritu del Espacio nos tocó de plano y equilibró nuestra temperatura, dándonos porosidad, permeabilidad, antena fotosintética, olfato, gusto. Adquirimos una nueva denominación y sigla, un código cósmico binario más cercano al que tenemos hoy aunque aún muy lejano, grosero y pesado comparado con el de la energía angelica, seráfica, divina. Pero algo importante había sucedido: el carbón original lo pudimos masticar y tragar, pudimos beber y oler su carácter, tocar su esencia que nos encantó y maravilló. Y eso nos reconcilió con el Autor de Nuestros Días y nos hizo aceptar con mansedumbre y gratitud la razón y la lógica del porqué del carbón en nuestras venas, arterias, neuronas, poros, genes y cromosomas. El carbón nos universalizó y quitó parte de la antigua chocanza astral con la que fuimos hechos a la medida de las posibilidades del Organon Divino. Por eso el carbón es a la vez la prisión y la salvación, el género de vida que nos retrotrae al pasado más distante y llano y nos da la oportunidad de seguir escalando planos de conciencia y percepción con tal que sepamos recordar y agradecer al carbón su rol fundamental, su color negro como el de la noche más profunda, de la soledad más total. Hay que tomar en cuenta los cambios metamóficos y agradecerlos para que luego la clorofila nos rocíe y fecunda y podamos fotosintetizar recuerdos, sueños, ideas, imágenes, nociones sobre Dios. Manao tupapao.
Será difícil para el género humano desprenderse de sus pesadísimos orígenes y nexos inmemoriales, pero eventualmente, por medio del Sol del Alba, del Sol del Mediodía, del Sol del Crepúsculo, de la Estrella a Medianoche y de la Unidad Original, de la Luz Atemporal y Divina en sus 4 fases principales que lo cruzó e irradió en un segundo dado, permitiéndole saltar la talanquera de la oscuridad más negra y absoluta a la claridad más blanca e irisada, sobrepasarse y querer a como dé lugar remontarse hasta el precioso exaltado seno de Dios el Aeropagita, podrá salvarse y el Juicio Final no lo descargará. Deberá ser un alquimista, un mago-brujo que pueda transformar, transmutar, pulir el carbón y volver brillantes céfiros los jardines desordenados que sirvan de guía a clarividentes y ciegos de bola. Porque lo que toca el simple y humilde carbón debe servir para todo: para cocinar, calentar, prender la chimenea y ver en la noche. Si nos dejamos iluminar por el carbón, el kerosén, la cera y eventualmente el bombillo de luz incandescente y los circuitos integrados podremos salvar la etapa más díficil: no tener que regresar al horror de la Edad de Piedra sino continuar el periplo hacia la Edad de Oro Mental. Si hace esto, se eximirá y redimirá, y el próximo cataclismo, que vendrá en fases sucesivas, no lo liquidará y atomizará, lo ayudará a manejar lo bestial e inhumano en su interior, domesticarlo, encantarlo y afinarlo, haciendo de él un muñeco dócil, agradable, responsable, útil a la Creación de Dios y de la Diosa. No obstante, la nueva Humanidad tendrá que recordar y aplicar las iluminaciones y descubrimientos revolucionarios llevados a cabo por ciertos insignes hombres de ciencia, seguramente venidos de lejanas tierras, y conocidas como las 4 Ecuaciones de Maxwell-Arbolux, porque además del aspecto científico debe sumársele el espiritual, artístico y eros sacromístico. Son: el efecto Gauss-Faraday-Maxwell-Hertz; el efecto Edison-Bell-Marconi; el efecto Kodak-Lumière-Tesla-Einstein-Mandelbrot-Lorenz; el efecto Rimbaud-Dostoievski-Blavatsky-Aurobindo-Gurdjieff-Stravinsky-Wright-Soto-Slosman-Sitchin-Jung- Roerich-Miller. Ellos no nos dejarán tirados en medio de la calle; seremos elevados y hablaremos de tú a tú con los devas. Se cierra el Círculo del Uróboros, el Dragón Serpiente de la Alquimia. Terminó un Gran Ciclo Planetario de 60 millones de años. Para que los hijos y las hijas de Aditi puedan disfrutar de mejores relaciones con el Universo se abrirán los 7 Sellos y se leerán las Verdades y Preceptos allí inscritos cifrándose una nueva Etapa Celestial –que no con un 666 puteado- que Dios conoce en toda su extensión. Ningún sabio o santo, por más elevado y sensibilizado, puede marcar la nueva vía polar que le tocará emprender a la raza terrícola y las demás razas emparentadas, bastante diversas en sí, que componen nuestro menú genético, distinto en apariencia, similar en esencia y en excelencia. En suma, hacen falta diez mil millones de Buddhas y Kristos para volver un paraíso la Tierra de Gaia, la hija pródiga para una buena parte de la Vía Láctea. Esta debe ser la Guía Michelin de los nuevos cruzados y nuevas cruzadas del alto astral.
El Uróboros. Alegoría caligráfica y polar del karbón y su mutación en diamante y flor. Versión del Autor. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Uróboros.
Eso mismo deben hacer los escritores, los poetas, los literatos y escribas, los mensajeros de mundos invisibles y distantes para que el resto del grupo no se desoriente, pierda los estribos, ponga todo patas arriba y convierta en un infierno su Paradiso o Edén. Para cumplir con esta faena sacra los escritores deben estar dispuestos a sufrir y sacrificarse, dejando de lado egoísmos, resentimientos, vanidad y orgullo, ver cómo se pierden, distorsionan, contaminan, corrompen y disminuyen sus potentes poderes cósmicos originales, porque para entrar a la atmósfera terrestre deben perder parte de su equipo, ver cómo se incendia y derrite su veloz nave voladora, cómo pierden el cabello y las uñas, se debilitan sus plaquetas y visten y cubren con hediondas cáscaras mortales que se echan a perder cada cierto tiempo y deben sustituirse invariablemente en el ocaso, la Duat, so pena de agarrar terribles enfermedades. Deben aceptar tomar egos, bebidas y comidas de egos; si no lo hacen no podrán soportar y aguantar las apestosas y hórridas vibraciones terrestres. Antes de descender de sus naves siderales deberán akseptar operarse en todos los sentidos imaginables, permitir que se les hagan profundas incisiones en el oído, entrecejo, cerebro, nuca, manos, vértebras, costillas, ombligos, pulsos y meridianos, con más carbón ahora, rebajarles la turbina de la memoria cósmica y el coeficiente de inteligencia, incluso limitarlos sexual y tántricamente, obligatoriamente, con todo lo que eso significa, equivalente a perder una tercera parte de sus sutiles poderes psíquicos, ya que como decía Tío Alfredo, “la hipersensibilidad es también un horror para los animales humanos”. Bueno, esto no lo dijo Tío Alfredo pero como ahora él ha estado en contacto con nosotros dos no pongo en duda que sea capaz de afirmarlo. Él y papá están mucho más livianos y perceptivos que antes hasta que les llegue el momento de ponerse encima una nueva cáscara mortal y se amolden a la tierra de sus mortales antepasados. En suma, hay que perder lozanía y armonía primaveral para encajar en la Tierra. Pero ¡sea todo por amor al Arte, y si la fanea del escritor o de la escritora, quien trabaja con sus manitas y corazón para elevar y socorrer a los demás, se esmera, cuando llegue una nueva orden de los cielos regresará a la plancha de luz refulgente que se quedó suspendida en la Gran Bóveda del Teatro de los Arlequines de Pablo Picasso y Lord Verulam Shakespeare-Bacon!
El brillante diamante amante. ¿Pero cómo fue que del carbón, de un circón, una roca enterrada quién sabe a qué profundidad pudo emerger un diamante resplandeciente? ¿Qué pasos mágicos debió usar la tierra para que un mineral bruto al inicio y luego trabajado por la mano humana se convierta en una piedra preciosa y deje de ser por consiguiente una simple anodina piedra bruta, deforme, sin fulgor y la utilidad que la cultura del hombre le ha dado a lo largo de milenios? ¿O fueron los diamantes de Venus una sección muy importante de nuestro remoto pasado geológico, astrofísico, cultural? Me inclino a pensar que, al igual que el oro, la plata, el cobre, el estaño, el bronce, el hierro, el titanio, el iridio, los elementos radioactivos, el diamante de Venus nos llegó en un momento clave de nuestra evolución celeste. No pienso, al igual que los geólogos y astrofísicos, que la edad de la Tierra sea menos de 5.000.000.000 (cinco mil millones) de años. Al contrario, sigo pensando que su edad es más bien algo menos del doble. Nuestra Tierra ya fue despedazada y desmembrada miles de millones de años atrás y la presente Tierra es sólo un fragmento de la manásica Tierra anterior, la arcaica progenitora Tea. Pero indudablemente que el choque con un cometa en la Protohistoria cambió de curso al planeta y lo puso donde está ahora. Su órbita se alteró y la actual torcida o inclinada rotación de su eje debió ser causada por un choque astronómico descomunal en la salvaje Noche de los Tiempos sin luna. Y, si el carbón de Saturno-Kronos pudo con el tiempo convertirse en un bello y fulgurante brillante de Venus, es porque una fuerza desorbitada y descomunal, una energía electromotriz impulsada desde fuera del planeta, en el sistema solar o más allá del sistema solar, que para darle un apelativo la llamaré uránica o transplutoniana, es decir, báquica, la forzó. Una fuerza electromagnética excepcional debió causar un efecto dominó en el sistema solar y nuestro planeta fue uno de los que salió más borracho, convulsionado y conmocionado, a tal punto que se le ha debido colocar periódicamente un difusor ferromagnético y crístico para que no se dislocara y sus campos magnéticos no se alteraran a cada momento y al producirse las inversiones o reversiones geográficas y magnéticas el planeta no estallara en miríadas de fragmentos. Esa es la razón por la que a la Tierra se le da el nombre extraterrestre de Saras, dolor, aflicción. Ella ha sido el escenario de espectaculares tragedias, desastres y cataclismos. Eso va a acabar cuando maestros ingenieros del espacio intervengan de nuevo y bajen hasta el Centro de la Tierra. Ya la ingeniería intergaláctica está operando con un silicio en los polos y en los trópicos.
Para que la operación integral de limpieza, saneamiento, reestructuración, redirección y revalorización geomagnética surta efecto varias constelaciones en la Galaxia y fuera de ella van a intervenir. Tres de estas constelaciones (Orión, Canis Major y Ursa Major) que hace ya mucho tiempo han estado conectadas con la Tierra están íntimamente involucradas; pero también lo están Cygnus, de donde emanan muchas órdenes, Corona Borealis, Boötes, Lyra, Serpentarius, Leo, Norma, Columba, Pendulum, Coma Berenices, Virgo, Ara, Pavo, etc. Nombrarlas todas es imposible. Pero como está en juego un reacomodo a nivel de las Galaxias –por intermedio de la Incandescente Cruz Paté Intergaláctica de los Arkángeles que nos producirá un Nuevo Meridiano Celeste y un Nuevo Horizonte Celeste, levantando una buena porción del Firmamento, el mismo acaecerá a través de la región cimera y flordelisada de la Super Nebulosa “Araña” en Coma Berenices. De allí llegará hasta la Vía Láctea, instrumentado magistralmente por el perpendicular cúmulo de Ofiuco, un colosal, quirónico acelerador de partículas cósmicas, como acertadamente señaló en enero de este año en curso la Agencia Espacial Europa (ESA), situado directamente encima de nuestra bella galaxia espiral barrada de dos brazos, un trineo mágico volador halado por 8 renos que aumentará el ciclaje y los bits de ciertos códigos numéricos claves de altísimas frecuencias vibratorias para que el poder extrasensorial de la Divinidad Local devenga todavía más determinante que en los últimos 1.000.000.000.000.000 (un mil trillones de billones de millones de años Delta Plus). Y claro es absurdo dejar de lado un mediano mundo tan sufrido, sacrificado, resistente, hermoso y potencialmente mágico como Tierra-Gea. Sería como dejar un cabo suelto y eso es lo que se quiere evitar precisamente. Por eso hay tantos Maestros y tantas Maestras de diferentes orígenes interestelares trabajando ahora en el planeta y alrededor de él para que el pase a la etapa superior se dé exitosamente. ¡A lo Céline Dion!
La flor dionisíaca. Con lo que vamos a llegar al punto de la flor, al perfume del pistilo, al color de la corola, la gracia del pétalo, el prodigio del estambre, el esparcimiento del polen, el calor del óvulo, y la presencia indefinible y prístina que tanto regocija y deslumbra. ¿Cómo vamos a llegar a la Flor, al Lirio de Lirios, a la irradiación de la propiedad tan delicada y frágil, a la vez tan exquisita y encantadora? Deberá ser por medio de un milagro sobrenatural, caído del cielo, y a la vez suficientemente flexible, plegable, asequible y entrometido, para que pueda despuntar, emerger y mostrarse en los lugares menos esperados. Así es la fresca flor de Baco que nadie se espera que aparezca y que en el momento en que un nuevo Fuego Sagrado, un nuevo Sol raya la noche aparece repentina y sorpresivamente para atraer las miradas, fijar los rayos del Sol y entrar en contacto con la estrella matutina y los últimos vestigios de la tierra oscurecida por la noche. En ese momento, cuando el día toma el puesto de la noche, los animales salen de su letargo, las plantas se abren, las piedras se ven abrillantadas y la gente se entrega a sus labores cotidianas, llega el momento de la Fusión y de la Unidad Original, el Tiempo deja de ser relativo y se vuelve absoluto y transparente. Entre una rueda y otra, entre un engranaje y otro, como ruedas de relojería suiza que se cruzan unas con otras de un modo perfecto y ordenado, siguiendo una organización conscienzuda, el tiempo de la peste, muerte, sufrimiento, deterioro y mala salud termina, cesa, es reemplazada para siempre. El Tiempo de los Absolutos está por entrar a este pequeño planeta azul con un nuevo sol azul que lo va a iluminar y acompañará al actual para que entre los dos llegue más luz al sistema actual de frecuencias, ondas y oscilaciones de luz y no sean más indispensables alumbrarnos con lámparas: la luz será portátil, se podrá llevar de un lado a otro, los manuales de lectura estarán a la disposición en cualquier pared, muro, superficie lisa, firme, estelar, y un mundo mágico, agradable, bonito, pletórico, llegará hasta nuestros portales donde viviremos bien, en sana paz, oyendo música lounge, ambient, psychill, ethnic y new age, sabiendo que al fin llegó el mundo clásico y paradisíaco a nuestras moradas filosofales. La Piedra Filosofal del Carbón se habrá convertido en un Anillo Brillante de Matrimonio que despide un fuerte Olor nada bestial a Bendición del Cielo. Cuando semejante maravilla tenga lugar –y no falta mucho- la Cruz Gamada de Orión marcará la pauta a los terrícolas. Sabrán qué ésperar, con qué contar, qué disponer. Habrá llegado la Era del Saber de la Luz del Amor Común. La Nueva Era ni siquiera podrá llamarse “Aquarius-Leo” porque estos rótulos serán anacrónicos, desfasados, pacatos, y la Astrología, la Astronomía y la Magia se habrán amalgamado para conformar una nueva Aritmética: el pastel de moras de los dioses y de las diosas del Pléroma. O como dicen en punjabi y maratí, hablados en el estado norteoccidental de Punjab y centrooccidental de Maharashtra, India, amado país: “un regalo para que seas inmensamente feliz de aquí en adelante, vayas en paz, no mires atrás, te postres a los pies del Gurú y la Reina en las Alturas de los Cielos que sólo desean tu bien y ya verás que la dicha colmará tu solar. Busca también la nueva Estrella del Polo.”
33 Delfines cosmogónicos, cosmológicos e interdimensionales. Cada uno de estos delfines es una señal celeste. Juntos componen un circuito proteico, energético, cosmogenético, de doble hélice, electromagnético y variable,
provisto de un código marino interestelar: 2.334.948/23.34.49.48. Versión complementada del Autor. Original desconocido. Por intermedio de la hermana Merle Rodríguez. Caracas. 2009.
En conclusión, además de hablar en punjabi y maratí, urdú y tamil o malayalam, ¿cómo podremos en este siglo XXI y en el próximo salir del presente enredo, tan chucuto y maligno, ideológico, físico, metafísico, general, con los pies en la tierra, pisando plomo, sin vacilar, con el poder de la flor de la Ninfa asimilado de un modo entero, con números enteros, que nos permita dar un salto triple y nos ponga en el Futuro Mejor? Pues yo digo que el poder de la flor es dionisíaco, crístico, termonuclear, con suficiente poderío como para cambiar las cosas de una vez por todas, ponernos a interactuar con delfines, leones, panteras, toros, uvas y placas tectónicas, y nos muestre que el camino a la civilización más elevada y noble se consigue al entrar en contacto íntimo con la Madre Naturaleza, el erótico campo magnético de la Tierra, la magnetosfera, la biosfera y el viento solar, el orgasmo cósmico a nuestro alrededor, y sentir cómo fluye el río de la vida pródiga por nuestra piel, venas, arterias, neuronas y neurotransmisores. La compenetración del Karbón de Saturno-Kronos con el Diamante abierto en plena noche nupcial por la bella Afrodita, subyugada por el cómico y exaltado Dioniso que la rodea de flores e inciensos, va a ser, simbólicamente hablando, lo que dará pie para que podamos emerger del caos en que nos encontramos, el cual se profundizará en los próximos años porque nuestro mundo se deprecia a causa de nuestra irreligiosidad y pocas sublimes metas colectivas. Cuando el exacerbado materialismo de unos y otros nos cubre los sentidos en vez de tenerlos afinados y pulidos es porque hemos dejado de interactuar con los Elementos, los Espíritus de la Naturaleza, los Genios y las Hadas, olvidando que son las Energías Fundamentales las que inspiran, motivan, estimulan, encienden, disparan, avivan y animan las corrientes vitales y profundas de un mundo celeste como el que habitamos tan inconscientemente. Sólo la conciencia cósmica pondrá de nuevo las cosas en su lugar, sólo una reversión magnética geográfica y geofísica le dará a la Humanidad una salida vertical a su horizonte alterado, borroso y sucio por tanta basura abandonada, tanta podredumbre política, social, moral y financiera, cada vez más contaminada y peligrosa, viciada de luz, verdad, vida, amor, paz, caridad y consuelo. Hasta el 2039 deberemos aguardar para que una vía de escape se dé a menos que mucho antes Ixchel y Tammuz entren en acción y forzen la barra y el timón del navegante. No es imposible un deus ex machina. Pero hasta que la tiranía, la demagogia, la satrapía, la autrocracia, el despotismo, el totalitarismo y la nefasta fascista dictadura del pensamiento asesino, criminal e impuro no desaparezcan los pobres habitantes de la Tierra no conocerán la paz y seguirán siendo esclavos y parásitos. Casi todos nuestros gobernantes y jefes no están a la altura de sus mandatos, responsabilidades, deberes, lecciones y misiones. Están locos de metra. Quieren enloquecer y confundir a los demás con mentiras, tirando la piedra y escondiendo la mano, creando crisis, fricción y caos a su derredor, jodiendo el parque a más no poder sin darse cuenta de las consecuencias que ocasionan sus iras, desvaríos y pornografías, siguiendo al pie de la letra los dictámenes de los magos negros que desean se perpetúen las pugnas y odios para que nuestro mundo no progrese. Vienen en nombre de Anticristos y Santos al Revés o de Bestias Antropófagas y hasta que no desaparezcan de la faz del planeta no vendrá la Nueva Era del Rayo Ultravioleta. ¡Socorro, Perseo, te necesitamos, a cortar cabezas, pedimos por una nueva estirpe, una transmisión solar! En 1962, vi otro Diluvio. Así será. Pues ni el capricho, ni el azar, ni el desorden son parte de un orden perfecto y divino. ¡Suenan las alarmas! ¡Evohé, Dionysos, evohé! OM-AUM-SHALOM.
Rosa violeta cardenal. Símbolo floral y estelar de la Nueva Era por venir luego de cataclismos, desastres naturales, crisis, éxodos, penalidades y purificaciones generales a lo largo del Siglo XXI y del Siglo XXII. Internet. Fuente desconocida. Por intermedio de la hermana Merle Rodríguez.
Al mediodía, veo un Sol iridiscente que si se contacta desde nuestra plataforma nos elevará y llevará a cimas inolvidables. ¡Oh, Manú, danos nuevos códigos para cruzar el umbral de la Muerte y dejar atrás tanta mierda!
Monte Roraima. Foto de Stewart McPherson. Crédito: http://www.nhbs.com/title.php?tefno=160111&ad_id=428
Sobrecarga, sobreexposición, insolación, sobreinducción del campo magnético terrestre por tormentas solares y lluvias torrenciales más el atrevimiento agresivo del devastador Hercólubus-Nibiru-Planeta X. Como la Tierra es un imán-conductor de energía electrodinámica pueden crearse una pila de cortocircuitos. La Tierra explota, echa chispas, se recalienta, tuesta, y se revierten las polaridades por excesos e influencias extrañas. Si la sobrecarga solar y astral se hacen intolerables, los tifones, océanos, mares y ríos se salen de sus cauces, la tierra tiembla, los volcanes se activan en fila india y la pantalla del cielo se desplaza a tal punto que ya no se entiende nada. ¡Qué Kaos! ¿Qué harán la ONU, la NASA, el FMI? Nuestro planeta es un trompo que debemos cuidar para que sus oscilaciones y giros inesperados no nos vuelvan locos y locas. Tampoco estamos sin apoyo divino. Tenemos mândalas y yantrâs. Y al mismo ÉL en sus dos versiones: el equipo masculino y femenino entrelazado cual ADN hipermercurial. ¡En marcha, incluso en plena Kalî Yuga debemos pasar la gran prueba mundial!
Tercera parte de los extractos de este trabajo de muchos años.
Caracas, 12 de mayo del 2009
martes, 12 de mayo de 2009
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