Señor Kuthumí o Koot Hoo Mi 233. Original del Autor. Caracas. 2009.
Creo que es muy difícil para un país como Venezuela, donde el índice de cultura y específicamente el índice de lectura o nivel de gusto y pasión por la lectura (y la escritura) es bastante bajo y muy poco estimulante y decepcionante en especial para un comunicador de masas, entender que hayan seres muy evolucionados andando por el planeta, morando en lugares apartados, auspiciosos y sutiles, vigilándolo, supervisándolo, ayudándolo a evolucionar e impedir que se hunda en el caos más grande, generalizado, pernicioso y letal. Como digo, debe ser muy difícil puesto que aún a estas alturas de nuestra evolución como raza de humanos semipensantes y semicivilizados o mediosimiescos el nivel de ilustración e instrucción sigue siendo bajo puesto que lamentable y desgraciadamente la mayoría no sólo en Venezuela sino en el resto del planeta sólo consigue sobrevivir o medio vivir todos los días y todas las noches sin saber qué, cuándo y cuánto va a comer el día siguiente. Por eso hablarle a la gente de seres de luz, maestros y maestras ascendidos, avatares, gurúes, swamis, profesores y genios es casi o prácticamente descabellado, inoportuno, impropio y fuera de lugar. Hasta pensar en libros doctos, mântras, canales de televisión por cable con programas interesantísimos y cosas por el estilo parecen a veces cosas de otro planeta menos la Tierra. ¿Cómo puede entonces esperarse que tengamos gobiernos progresistas, economías sanas y prósperas, sistemas de salud exitosísimos, salas de concierto por doquier, ciudades bellas y agradables, et cétera, cuando el nivel y la calidad de vida es baja, muy baja o mediocre, y la meta de nuestros falsos jefes y líderes sea la de convertir cada vez más a más gentes que puedan idiotizar y llenarlos de falsas nociones, bajos principios, sentimientos groseros y corruptos y malvados procederes? Si no viene un gran cambio a nivel mundial, profundo, limpio, claro, genuino, ya no será posible sostener este tren de vida chocón que sólo satisfece a unos cuantos y deja de lado a innumerables y olvidados individuos en un marco de miseria, pobreza y abandono que va a ir creciendo a menos que se le ponga freno a nuestro descontrol, desequilibrio, desajuste y desarmonía como terrícolas. El problema a nivel general es tan grande, la enfermedad es tan contagiosa y penetrante, que dificulto que podamos salir del hueco donde hemos caído por no ponerle atención al Corazón del Planeta. Si seguimos sin escuchar, este Corazón dejará de latir por un rato. Hasta que vengan nuevos inquilinos y algunos de los viejos hayan podido sobrellevar los caminos de transición que les tocó vivir y pasar. De todo corazón espero que éstos últimos sean tan numerosos como numerosas son las gotas del mar. Aunque nos volvamos cada vez más sordos y ciegos Dios -¡Sois Dios!- seguirá allí, cual poste de luz, prendido, alumbrando, pendiente, vigilando, supervisando y orando. ¡Algún día el enfermo deberá gritar y pedir socorro! Y entonces el pobre comenzará a sanar y dejar su cama de hospital o su catre de mazmorra: entre un nanosegundo y otro comenzará a ver cómo las sombras a su derredor se alejan gradualmente, un mundo nuevo e infinito de luz refulgente y destellos incomparables lo baña y cubre, sostiene, anima, carga, vigoriza, y siente que todo a su alrededor se comunica entre sí, que sus sentidos se afinan, que su percepción de las cosas, los pensamientos, las emociones y los sentimientos se agudiza e intensifica y con el transcurrir del tiempo comprueba que todo, absolutamente todo a su derredor y en él está vivo y presente. Siente con alegría que ya no es más un tieso pedazo de carne y huesos sino un ser vivo y alumbrado de la cabeza a los pies que respira por el mismo aire que sabe está tan vivo como él y con el que se conecta íntima y amorosamente, como si éste fuera su compadre o su comadre. Si este pequeño ejemplo se masifica y se extiende a la derecha y a la izquierda, arriba como abajo, nuestro planeta se salvará de la inconsciencia y la perdición: se podrá regenerar, renovar, refrescar y rejuvenecer para devenir un real actor galáctico. A fin de cuentas ese es el sueño nada iluso de amigos como el Señor Kuthumí 233. SHANTI-OM-AUM.
Portada del álbum "Akwaba" del artista y compositor alemán Martin Scherl, conocido como Tya. 2004. La montaña de arenisca roja, llamada Uluru o Ayers Rock, que aparece en el centro es un monte sagrado para los antiguos habitantes de Australia que lo consideran un imago mundi, un sitio donde lo mítico, lo cosmogónico, lo sobrenatural y lo geológico y geográfico se mezclan y unen. El sabio rumano Mircea Eliade escribió que para los aborígenes australianos Uluru es un centro de peregrinación pues allí ellos efectúan un encuentro con el mágico Mundo Divino del Primer Tiempo. Estoy totalmente de acuerdo con eso. Actualmente el Parque Nacional Uluru-Kata Tiuta es parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad. Así debe ser. Los Wandjinas estarían todos muy de acuerdo.
Caracas a finales de febrero y entre las dos aguas del 2009
jueves, 26 de febrero de 2009
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