sábado, 31 de enero de 2009
¡Alerta a la Patria Amada!
La Rosa Mística de Pablo y todo lo demás. Versión litúrgica del Autor. Caracas. 2009.
Recto al grano, hoy día del Shabat, cuando asaltaron la sinagoga en Maripérez
Si hay algo que me gusta de Conny Méndez es que creyó a pie juntillas en la simplicidad, la sencillez, la vía recta y directa, en los prodigios, portentos, maravillas y milagros. Para ella lo bueno y más aún, lo mejor, era no sólo factible sino probable y posible. Para ella no habían imposibles. Nunca olvidaré el día que la conocí en Senda-Avila (fue en 1968 ó 1969), la imprenta que publicó sus libros y los míos, además de la Revista Haoma que montamos Matilde Daviú, Antonieta Madrid y varios iconoclastas más y sembró las semillas de la Nueva Era en Venezuela que algun día germinarán y madurarán luego que pase la diabólica, siniestra y retrógrada onda que viene latigando a la nación hace ya 10 años, la cual debiera esfumarse pronto si queremos tener un futuro en este país tan proclive al sadomasoquismo, el despelote, el desorden y el bochinche.
Igual que Conny Méndez comparto lo siguiente: una buena parte del protocolo alrededor de la religión y la política no sirve para gran cosa sino para dividir, confundir y desinformar, entorpecer, embrollar y acogotar, paralizar y entumecer, amén de hacer que los egos se inflen, distorsionen, descarrilen, y no lleguen a ninguna parte, y un tiempo precioso que se hubiera podido emplear en procedimientos y procesos realmente esenciales y fundamentales no se use nunca o bien a última hora, rápida, muy ligera y superficialmente. Por eso, los Maestros y las Maestras de Sabiduría insisten que para llegar a la Verdad, la Luz, la Paz y el Reino sólo hace falta una REGLA LISA que nos permita llegar recta, clara, a fondo, contundentemente, tras un objetivo y destino, y rechazar lo que nos separe, aleje, aísle e incomunique, transformarlo y transmutarlo resuelta y decididamente sin pena ni miedo.
Vivimos tiempos difíciles aunque no desprovistos de sumo interés y grandes oportunidades. En 1963 ya me estaba quejando en París de lo que se nos venía encima a nivel mundial y lo anoté en un libro. Ya veía a Europa cansada, desgastada. Me adelanté. Hoy leo que Al Gore clama que los cambios planetarios son irreversibles. Las naciones y sus líderes en su mayoría parecen estar dormidos, anclados en su inconsciencia, egoísmo y frivolidad, incapaces de dejar atrás su estúpida belicosidad que raya en la demencia y la enajenación más cínica y procaz. No hay inocentes en las alturas del poder porque la penetración del Mal los ataca, seduce, embruja, descuadra, ciega y devora. Hay una Palestina en todos los continentes. China se está desertificando velozmente y se la llevará el viento. Los glaciares se licúan rápidamente. Las economías sufren y se retuercen como sabandijas. Los leones y los osos se sienten acorralados. Los latinoamericanos, igual que los europeos, los africanos y los asiáticos, no pueden desvincularse del dólar y se piensa erróneamente que el problema es el papel moneda de un país cuando el problema yace en la mente, el corazón y el espíritu de los hombres y de las mujeres que venden hasta su alma por unos cuantos churupos. ¿Cuándo despertarán las masas? ¿Cuándo tengan el agua al cuello? ¿Habrá tiempo y aire para enmendarse e iluminarse? Sólo una gran y profunda revolución espiritual salvará al género humano de la inacción y la conflagración causadas por las emisiones de gases de efecto invernadero que no sólo pueden achicharrar y secar grandes partes del globo sino que, por carambola, efecto dominó y la ley de los contrarios, pueden producir inundaciones, lluvias torrenciales, huracanes, deslaves y destruir cosechas, amén de erupciones y terremotos, porque cuando un organismo planetario como el nuestro es alterado cualquier cosa puede desencadenar un cúmulo de catástrofes repentinas e inesperadas. Caracas está en pico e’ zamuro. Su suelo es débil. Lo vengo diciendo hace una pila de años pero nuestros líderes son sordos y los ciega su soberbia, miopía e incompetencia. Hay que mudar la capital al sur-centro. Y construir allí una nueva ciudad como hizo Brasil que actuó con gran clarividencia y previsión en los tiempos del Presidente Juscelino Kubitschek, el arquitecto Oscar Niemeyer y el urbanista Lúcio Costa. ¡Pensaron en grande justo a tiempo! Sólo inspirándonos y mejorándonos internamente podremos cruzar pantanos, ríos bravos, montes sacudidos y sabanas quemadas. Si no nos ponemos las pilas, sucumbiremos, y las langostas, las cucarachas, las marabuntas y las ratas nos pasarán por encima. ¡Triste fin para un pueblo llamado a traer luz al planeta y para una ciudad como Caracas denominada "La Nueva Jerusalén"! ¡La Sucursal del Cielo! ¡Qué ironía! ¿Nos rasgaremos las vestiduras como los levitas de antaño y luego a llorar sin recibir consuelo? Que las actuales autoridades tomen conciencia y hagan lo necesario para enderezar tantos entuertos y acabar con tanta hampa suelta. Or Adonai.
Caracas, sábado, 31 de enero del 2009
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