Nada de lo de afuera es ajeno a mi ser pues él lo idea, crea y produce, hoy y siempre, pues es parte del Ser que no sabe de limitaciones tontas, prejuicios y complejos.
No veo porqué no podremos acceder pronto a una civilización que quiera y pueda unir y aceptar que pueden coexistir armónica y perfectamente dos frecuencias o dos sistemas espacio-temporales distintos. Actualmente se quiere hacer creer que éstos son antagónicos e incompatibles desde un principio por razones científicas, filosóficas e históricas. No creo eso y me parece absurdo afirmarlo y reconocerlo. La Frecuencia 13:20 y la Frecuencia 12:60 ni son antagónicas ni una es superior a la otra. Para mí son frecuencias hermanas y no sólo eso sino que son complementarias y están muy lejos de desaparecer ya que son una parte intrínseca de la naturaleza dual hasta cierto punto del Universo que nos rige. Ambas son excelentes, tomando en cuenta que vivimos en un espacio y tiempo que son relativos y aproximados, sujetos a cambios e imprevistos, y no en un universo absoluto y estático, cien por ciento glorioso, virgen, impoluto y descontaminado, libre de alteraciones cíclicas algunas de las cuales son causadas por eventos cósmicos que los terrícolas todavía no pueden controlar como, por ejemplo, vibraciones y ondas de choque emanadas desde galaxias y supercúmulos de galaxias a miles de años luz de nosotros y nosotras.
Lo que sucede es que cuando se pretende hacer ciencia a base de dogmas y prejuicios, de un modo subjetivo y agresivo, desaparecen la sensatez, la moderación, la ecuanimidad, la objetividad y la sabiduría. Ni el cómputo y la explicación lunar es superior a la solar ni ésta a la anterior y quienes usaron en el pasado cualquier instrumento solamente pecaron, exageraron, fueron engreídos y soberbios además de ilusos, fanáticos e intolerantes, y sus sitios y centros de cultura desaparecieron por causas naturales o fueron aplastados por otros imperios al perder la sindéresis y el gran sentido de la síntesis y la religiosidad mística. Por lo que sé vamos hacia una civilización global e integral, una Nueva Era más culta y progresista donde la observación, determinación y uso del Tiempo será más cabal y ajustado a la Realidad Multidimensional. ¡Ay de quienes se dejan enceguecer por algunas verdades autoexcluyentes! Vamos hacia la Fusión, la Integración, la Amalgama, la Unión en todos los sentidos, que pondrá a la Tierra en un nuevo sitial y la llevará hasta el Tiempo Absoluto, el dominio del Universo #10, donde caben las dos frecuencias anteriormente señaladas que se quiere hacer creer son dispares y antagónicas y sin que se note que cada una observa y anota la realidad circundante desde un ángulo distinto, legal y válido en esencia y espíritu, así como otras frecuencias que se van a descubrir. Nuestro futuro calendario multidimensional y paralelo será más híbrido todavía que los precedentes de las antiguas civilizaciones más preclaras levantados por sumosacerdotes iniciados en la lectura de la Naturaleza que nunca perdieron de vista lo siguiente: el Todo es un Enjambre de Círculos y Fracciones que no puede ser enfocado, valorado, sopesado y tomado como brújula sino de forma holística, integral y simultánea (luna, sol, estrella central, centro de la Galaxia, etc) para que se cuide nuestra iluminación y progreso, nuestro contacto con el vibrante mundo estelar que, al fin y al cabo, representa el cúmulo de piedras que debemos pisar en nuestro cada vez más centelleante recorrido cósmico y espiritual.
Finalmente, la observación, estudio y aplicación de las leyes cósmicas debieran ayudarnos a conseguir la Gran Liberación, la Gran Simplicidad, a liberarnos de nuestros amarres físicos y psicológicos, y no a encerrarnos y estatizarnos, para que seamos conducidos hasta nuestro feliz Origen y Fin a la vez, donde cada parte es la semilla y la flor de cada cosa. El mundo exterior, aunque ciertamente deslumbrante y encandilante, poderoso y extraordinario, palidece comparado con el mundo interior, no sujeto a ningún canon. El mundo exterior es gris en comparación, es más, está signado por la descomposición, la degeneración, la degradación, la Muerte. Inclusive, si las constelaciones, nebulosas y formaciones intersiderales alcanzan a ser bellísimas, es porque la paleta del genial artista en nuestro interior las colgó en el cielo para uso y disfrute de todos y todas. Y no al revés. Cuando entendamos esto, que el mundo interior describe todo cuanto hay y es, accederemos a todas las frecuencias habidas y por haber, y dejaremos muy atrás la penosa 3D, seremos más el Ser de la Gloria.
En un futuro los terrícolas se volverán muchísimo más inteligentes, creativos, felices, contentos y optimistas gracias al LSD y la mescalina (por ahora solamente menciono a estos dos alucinógenos porque ambos han sido claves e importantes a lo largo de los milenios). Cuando nuestros científicos investiguen a fondo los alcaloides presentes en el cornezuelo del centeno y el peyote comprenderán cuán beneficiosa es o se vuelve la dionisíaca Frecuencia 13:20 la cual actúa sobre el encéfalo de una manera fortísima y permite que el cerebro pueda concebir y entender lo que la Razón simplemente no puede como son ciertos ritmos, cadencias, compases y acordes de la Naturaleza y el ciclo lunar para ser preciso. De ese modo podría modificar constructivamente patrones de conducta o círculos viciosos que no permiten el crecimiento, la madurez y la plenitud o la atención, la observación y el discernimiento. Cuando los civilizados se percaten de la grandísima sabiduría del mundo vegetal y del mundo mineral y elemental que son los que riegan con nitrógeno, carbón, oxígeno e hidrógeno las plantas respetarán más a estos compañeros de lucha y supervivencia presentes desde la Noche de los Tiempos. La Frecuencia 13:20 y la Frecuencia 12:60 deben encontrarse y hacer el amor ya que cada una actúa más sobre un hemisferio que en el otro pero a ambas las une la Voluntad de Dominio. Ésta es una emanación más del chakrâ coronario que son tres en uno.
Caracas, por la mañana, a 31 de agosto del 2009, con Luna en Vrischika y Sol en Kataka
viernes, 31 de julio de 2009
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