102. AAHZF. La Deslumbrante y Maravillosa Alta Frecuencia Solar Zen: ¿por qué deben haber KACHIFOS SOLARES Y ZENISTAS, o sea, personas fenomenales que reigniten pronto la Tierra, según el Hermano Mayor Kadonai? Segunda Parte.
dedicado a Federico Landaeta, alto hermano masón, yogi, librepensador, buscador de alternativas lucientes
Conversando este mediodía con mi amigo Federico Landaeta quien es un experimentado piloto de muchas horas, además de tener muchos años practicando la yoga y el agnihotra, tocamos de nuevo el tema de la alimentación actínica, solar o fotónica. Federico me habló de nuevo acerca de Hira Ratan Manek y su teoría del sun gazing o surya yoga y de los yogis hindúes (seguramente lamas, rinpochés y tulkus tibetanos, sikkimitas, bhutaneses y nepaleses lo han practicado así como otros continuadores del viejo linaje solar atlante y lemuriano). Mientras Federico conversaba conmigo me acordé al instante de la imagen fotográfica de un yogi o saddhu mirando el sol de frente. Tenía la cara pintada, la piel muy tostada, el pelo largo, los ojos abiertos y clavados en el astro mayor, igual que lo hacen los leones. Era una foto impactante que resultó inolvidable y, por supuesto, no era extraño que la hubiera visto en la revista Planète de los años ’60 cuando vivía en París, la Ciudad Luz. El tema del sol y de la luz solar alimentando y cargando a quien se conecta directamente con él es un tema que me ha interesado desde la juventud y que he estudiado y practicado a mi modo. En las obras que escribí entre París y México, de 1963 a 1966, el tema surgió en varias ocasiones, habiéndolo planteado de varias maneras literarias y estilísticas, gráfica y artísticamente. Por ejemplo, está la imagen en esta página, una variante del tema "León Verde-Sol Violeta-Septil Negro", ahora variada colorítmicamente y aumentada con un "Serafín Magenta", que resurge en mis escritos una y otra vez desde el año 2000 aproximadamente y que probablemente apareció por primera vez en la Revista Haoma y en El Orgasmo de Dios mientras me iniciaba en el complejo y mistérico universo astrológico. Nunca he perdido la oportunidad de resaltar la conexión astronómica-astrológica entre Leo y Acuarius y su justificación simbiótica al referirla a la Nueva Era del Aguador Leonino próxima a llegar en pocos años y la cual revolucionará felizmente nuestro planeta porque entre otras cosas significará que nuestros hermanos del cielo, y sólo me refiero por supuesto a los Hermanos Superiores, a los de Orión, para contestar una pregunta de Alejandro. Sí, los hermanos lagartos de Orión, aquellos y aquellas del Consejo Intergaláctico Interdisciplinario que regenta, aconseja, socorre, ilumina y orienta a los distintos cuerpos habitados en proceso de evolución son seres requetepotentísimos. Con sus miradas son capaces de atravesar paredes, esferas e incontables leguas de lenguas de fuego, y ellos, los amables, superpoderosos e inteligentes Programadores Saurios están aquí, disfrazados a la usanza de acá, por medio de varios vehículos electro-magnéticos, como árboles, piedras, animales, atardeceres, auroras boreales y australes y temblores telúricos y se conectan, dejan sus huellas y nos transfiguran. Los Maestros y Maestras de Orión están preparando a las razas terrestres para que entren más en contacto con el Gran Espíritu de Wakan-Tanka, siempre pendiente, en vigilia permanente, hasta que las naciones de la Tierra aprendan a vivir en paz, reconciliándose con la corriente de los ríos, la corriente de sus venas y arterias, la Gran Corriente que une al Universo.
Debe ser que ya que este tema me apasiona enormemente por muchas razones no ceso de llamarlo a colación y sacarle cada vez más el jugo de guanábana y de chirimoya con un poco de pisco y tequila y papelón a su esencia prístina, llameante como etérica y formidable, porque los dos juntos conforman un gran par, similar a una potente estrella binaria. Por un lado, tenemos a Akuario, un conjunto inmenso de cielos, estrellas y universos interconectados por efluvios cósmicos, y, por otro lado, tenemos a Leo, definitivamente un sol más local y próximo a nosotros, un significador más acorde a nuestra medida y perspectiva, que actúa cual receptor y transmisor de soles más distantes y voluminosos. Así que cuando alguien decide alimentarse del sol y de su fulgor e irradiante luminosidad está absorbiendo los átomos, las partículas, las ondas refractantes de innumerables entes invisibles que proceden de todo el cosmos pues todo se comunica con todo. ¡Y esto, señoras y señores, no es poca cosa! ¡Es todo!
Como dije previamente no había nada nuevo para mí cuando Federico me pasó por Internet unos meses atrás la información sobre Hira Ratan Manek. Lo que sí era novedoso era su teoría, la presentación y los prelogómenos, el sistema muy bien estudiado y reglamentado de este yogi hindú para que los occidentales, más acostumbrados a usar gafas de sol, más delicados y sensibles genéticamente, en especial aquellas personas de ojos claros, pudieran aclimatarse a los penetrantes rayos de sol y cargarse de adrenalina primaria, ir dejando la comida habitual de tres a cinco veces al día, en especial la sólida, opípara y gustosa, para eventualmente poder prescindir por completo de las ganas de comer y hasta de beber. En mi cuento espacial, Kadonai: El Niño de Arriba, muestro cómo era la alimentación de Kadonai de Âkliris. Es similar a lo que describe Hira Ratan Manek, con detalles y un toque lírico, en esencia parecida a lo que nos han manifestado los guardianes y tutores interdimensionales que se alimentan del magma, la lluvia, las sales marinas, la savia, los abonos orgánicos, los vientos alisios, los saltos de agua, los paisajes idílicos, etc. En mis estudios, investigaciones y exploraciones de muchas décadas, como señalé previamente, llegué a la conclusión que no es absolutamente imprescindible mirar el sol de frente, un tiempito antes del alba y otro tiempito antes del ocaso, cuando los rayos solares no son tan fuertes, para absorber energía cósmica central, fuerte, dinámica, regeneradora. Basta concentrarse, estar quieto, mejor sentado y relajado, mirar de frente lo que se quiere absorber por la nariz y la respiración y respirar pausada, rítmicamente. No es indispensable seguir un orden respiratorio preestablecido o fijo pues no hay prãnayãma perfecto o ideal. Cada individuo es un mundo. Pero la combinación coordinada ojo-nariz-pulmón-corazón es vital y fundamental. Una de mis tomas de energía cósmica predilectas son los árboles, sobre todo los árboles grandes, corpulentos, esbeltos y altos, e inhalar, o sea, absorber, tomar sus formas y figuras, con el objeto de que sus estructuras, átomos y bellas radiaciones nos atraviesen y carguen, llevando sus impresiones hasta nuestro interior y ser. Los olores de gases, como el metano, el amoníaco, y el elemento nitrógeno, que acompañan las deposiciones de los bovinos, equinos y caprinos al depositar sus excrementos sobre todo al aire libre en los pastizales y charcos de agua son también fuentes importantes y primarias de energía y adrenalina gracias a las bacterias que en el proceso de la descomposición de las heces y los orines producen un estiércol, humus, abono natural, que bien tratado fertiliza los campos. Bueno, este proceso reciclador lo recibimos y podemos interiorizarlo. El mismo nos puede retroalimentar y revigorizar. En consecuencia, es factible ir a la Esencia de las Cosas, o a una u otra porción de la Esencia del Kosmos para alimentarse del aire, éter o prãna, un objetivo sumamente interesante. Si somos hijos e hijas del Aire es lógico que bastaría con comer, tragar, absorber por diferentes medios diferentes combinaciones de aire, exhalar bocanadas de aire para estar y sentirse bien, y esto se debería hacer científica y filosóficamente.
El Reino de los Cielos está dentro de ti: ¡vive de aire! Obra del Autor. París-México DF. 1965-1966.
Kanaga 1A de Sirius. Símbolo sagrado de la tribu Dogón. Malí. África. Lo incluyo acá porque el símbolo que aparece en mi escrito parapsicológico y me vino a la mente repentina y espontáneamente es similar a éste que los dogón heredaron de los antiguos egipcios. En las tradicionales fiestas saturninas del Heb Sed y del Sigui se ha honrado este signo de varios modos. El Tiempo no pasa para los símbolos. Son universales y sincrónicos en esencia. Al rotar este símbolo bi-polar revela otra particularidad: una sauria. Así lo vi en Les Danses Sacrés de Malí en París coronando los altísimos tótems que bailarines enmascarados portaban sobre sus cabezas. Profanos antropólogos oficialistas son aún escépticos en relación a la sabiduría del pueblo dogón y la desacreditan. Patientia!
Kanaga 2AA de Sirius.
Y la versión milimétrica 30 y pico de años después (2000-2003).
«El Reino de los Cielos está en ti»: vive de aire! [¡crac! ¡crac!] ¿cómo vivir de aire? saludar y amar y bendecir el aire. Volverse extraligero. y elástiko, y, si se quiere, convertirse en disolvente asfódelo. insertarse coños invisibles o pingas ineluctables. ser imperio cano del Billar Mizar: juego divino, abierto sólo a magníficas lancias afganas y ritmos relampagueantes. ¿cómo vivir de aire? creer en dios. no averiguar más ni discutir más. ser ser. una piña. una naranjita. un tamarindo. el cuervo y el señor esdras. haber transformado ya su pan en fósforo y su san en sanatorio del iris arquero. juntar los pies de luzón con los de memphis. el karbón sensualoide visto a través del estribo. La hora sin demora. Es aire la llama nubia.
Arriba. Extracto de La Máscara Mística de Yeso Espectral. Tánger-París-México DF-Caracas, 1964-1967. Abajo. Extracto de Kadonai: El Niño de Arriba. Caracas-Madrid. 1986-2003.
Ahora bien, habiendo explicado porqué es útil, necesario y factible poder alimentarse de aire pongamos que en un mundo más civilizado y adelantado material y tecnológicamente que el actual podamos envasar, encapsular y almacenar en frascos especiales varias cantidades y tipos de aire: aire azul, aire verde, aire lila, aire morado, aire rosado, aire pastel, aire gouache, aire tornasolado, etc. Que se puedan aplicar y suministrar gotas, dosis infinitesimales de aire en los campos de la medicina internista y la parapsicología para curar trastornos, desequilibrios, desórdenes, carencias, fallas, handicaps, en cuadros psiquiátricos, funcionales, neuroendocrinos, crónicos. No creo que sea imposible que se consiga en el futuro elixires, pociones, esencias, para rejuvenecer y alargar la vida cientos y miles de años, con tal de oxigenar, refrescar y renovar las células y las neuronas y de paso mejorar el genoma y quitarle densidad y gravedad a los procesos difíciles y lastimosos a que sometemos el cuerpo, el sistema nervioso, el sistema sanguíneo, los músculos, cartílagos y vísceras, y alcancemos la ubicuidad y el poder de la levitación, teletransportación y la telikenesia y cualquier otra particularidad que posea el maestro o la maestra que domine y se acople al elemento aire, al éter o prãna. Creo que el secreto o al menos uno de los secretos de la Muy Alta Alquimia de Todos los Tiempos radica en las impresiones y sensaciones que nos llegan por los sentidos y las emociones, los nervios y los çakrãs o flores psíquicas, y en las expresiones que manifestamos cuando algo nos llama poderosamente la atención y reaccionamos. Esto es importante. Es indudable que lo que nos imanta de un modo u otro deja en nosotros una profunda impresión, una huella imborrable en nuestra Memoria-K, establece un vaso comunicante, un circuito integrado, una conversación inteligente con nuestro cerebro, espíritu y varios cuerpos. Si pudiéramos reaccionar con sabiduría e intensamente, como cuando un bombillo recibe una carga eléctrica, nuestros cuerpos y espíritu podrían absorber al máximo los rayos, las emisiones y fluctuaciones radioeléctricas de los objetos y de entidades inteligentes que nos llaman la atención. Eso aumentaría nuestro campo electromagnético, nos volvería a la larga más fluidos, transparentes, dinámicos e interdimensionales, nos pondría más en contacto y sintonía con el Cuadro Principal de la Galaxia, y si lo que nos atrae está hecho de un material sublime, elevado, refinado, entonces nuestro campo electromagnético crecería en esencia y fortaleza y aumentaría nuestra frecuencia y resonancia a una escala inimaginable de acuerdo a nuestros estándares actuales. Ergo, debemos escoger lo mejor posible aquello que nos puede atraer para que cuando reaccionemos crezcamos espiritualmente y se eleve nuestra expresión ya que existe la tendencia de que nos asemejamos a lo que nos imanta y en sentido contrario, tendemos a separarnos de aquello que nos repulsa y asquea por instinto, espontáneamente. Los seres humanos más sensibles e inteligentes son mucho más electrofrecuentes de lo que imaginamos y todos los inventos tecnológicos que se han hecho en los últimos 200 años aproximadamente pueden aplicarse perfectamente al mundo mental, espiritual y físico de millones de seres ahora más sensibles e inteligentes y cultos que en épocas anteriores cuando la tecnología era parte de un orden más burdo, pesado, lento. Por ende, somos radios, televisores, teléfonos, transistores, cines, automóviles, radares, sonares, centrales eléctricas, ipods, computadoras, aviones, discos, cassettes, etc, no hay diferencia alguna, sino una superficial, entre los objetos inanimados y los homínidos animados, y mientras más sutil y fina sea una invención más avanzada, prolífica y múltiple será su función, uso y particularidad a escala humano-social. Asimismo, mientras más nano, concentrado y sutil sea el invento de ahora en adelante más asombroso será su reflejo y retumbancia en el campo del aura o cuerpo supraeléctrico de los individuos y del colectivo y es imposible que no se produzcan cada vez más interacciones, intercomunicaciones e interconexiones a nivel terráqueo y extraterráqueo. Entonces los gobiernos de nuestro mundo debieran tomar esto más en cuenta para que se puedan aligerar las cargas kármicas de pueblos y naciones. Todo el mundo podría y debiera disfrutar y participar de cuantos inventos e hitos salgan a la luz. Es más, todos los inventos, descubrimientos y logros tecnológicos debieran estar al alcance de todo el mundo, no costar una puya y distribuirse a todo lo ancho y largo del planeta, interconectando pueblitos, aldeas, urbes, centros cívicos, sin discriminación de ninguna especie. Mientras más se comparta y conozca un invento o invención más será su penetración y difusión, más resaltante será su bien, más serán las sorpresas, las continuidades y los resultados. Al final todo el mundo se beneficia ad astra. Esta es la base del Bien Común que siempre he tenido como el paradigma político-social más elevado, justo y excelente, para que nuestro globo terráqueo deje atrás millones de años de vacilaciones, vaivenes, incertidumbres, dudas, embustes, cayapas, sombras y penurias. Sería un mundo crístico cien por ciento pues cada luz de conocimiento que se prenda beneficia instantáneamente a cuanta alma que necesite de su lumbre para brillar, incentivar, progresar y alegrar más. Sería una obra franciscana al servicio de la Humanidad y de todas las especies de vida porque un buen invento y creación no tiene límites y conecta con el Todo. Ahora entonces deben saber porqué en su constelación y galaxia de origen Kadonai se alimentaba de luz, claridad, diafanidad, transparencia, limpidez, pureza, visibilidad, soles, novas y estrellas de varios tamaños: la Luz lo es todo, absolutamente todo, tanto en este mundo de la 3D como en cualquier otra esfera de la dimensión sin parangón de Dios y su Pareja, y la meta de todo iniciado e iniciada es pasar la luz. Cual Kachifo Solar y Zenista sabe que para que haya un Retablo de Maravillas todas las luces deben estar prendidas en lo posible y si se apagan volver a darles corriente alterna e inalámbrica. No hay nada superior y más allá de la Luz. Incluso el Amor y el Erotismo Divinizado se arquean y doblan ante la Luz y el Resplandor de la Sabiduría. Es lo que indica la Ley de las Exaltaciones. Más allá, tras la exaltación de Venus en Piscis, está la del Sol en Aries, fin ulterior del Zodíaco que arranca en Tauro. ¡Viva la función! ¡Que la Tierra se encienda más, brille más, avance más, sea más, se interconecte más!
Kadonai comiendo luz. Original de Marcelo Ávila. Supervisión del Autor. Caracas. 1996-1997.
Caracas, 17-19 de julio del 2009
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