domingo, 10 de mayo de 2009
5.764.801. Del Karbón de Saturno al Diamante de Venus a través de la Flor de Urano y de Baco el Liberado (1)
Uluru. Foto Yasutomo Itoí.
Fuente: ww2.canon.no/WPP/pressebilder/ andre-ark/uluru.jpg
Y el eje de la Tierra se inclinará cuando surja la Ninfa, la Rosa Alba de la Gran Hermandad Áurea de Orø::, el Hada Madrina Multidimensional de la Súper Nebulosa “Araña”. Obra del Autor. Caracas. 1987.O KÓMO CRUZAREMOS DEL OTRO LADO DEL RÍO DE LA MUERTE KON NUEVAS LEYES DE MANÚ EN LA MANO ENTRE SIEN Y SIEN
Este escrito se lo dedico a Ludwig van Beethoven, Edvard Grieg, Igor Stravinsky, Dmitri Shostakóvich, Sergéi Prokófiev, Jean Sibelius, Béla Bartók, Carl Nielsen, Llewellyn, Amethystium, Anugama, Mythos, Medwyn Goodall, Liquid Mind (Chuck Wild), Waterbone, Deep Forest, 2002 y Diane Arkenstone. ¡Mil gracias, les estaré eternamente agradecido!
El chivo y la sirena. Para comprender bien el Sello de Salomón y el significado de los 2 dibujos anteriores (mostrados en una futura entrada en este webblog) es necesario retomar lo que se dijo previamente. La Kasa 10 y su cúspide, el Medio Cielo (tomando la cúspide como el centro o la mitad de la Kasa 10, como lo cuadran los hindúes), es lo que se llamaba en la Astrología medioeval, la “Puerta del Cielo”, la Entrada al Mundo de los Dioses y las Diosas y de todo cuanto está en el Más Allá, los Mundos paralelos e interdimensionales, el Mundo metacuántico. Por otra parte, la Kasa 4 y su cúspide, el “Fondo del Cielo” o la “Puerta al Submundo”, sería la Entrada al mundo vulgar, al de hombres y mujeres de baja evolución, los seres desencarnados, fantasmales, infernales y primitivos. Entre estas dos Puertas, en el Horizonte, en la mitad del círculo astral, estaría el género humano en proceso de evolución, bucando el lucero nocturno que lo pueda orientar y conducir hasta la nave madre espacial y salvarlo de los cocodrilos y las anacondas que puedan surgir del tenebroso y cáustico Inframundo. Por eso, la meta del Adepto, si estudia bien los símbolos y el plan divino de la Astrología y sobre todo de la Astromancia (el peldaño superior) es llegar hasta el centro del círculo, cargarse como una batería con todas las radiaciones provenientes del círculo de 360º y quedar cada vez más encendido, vistoso y activo. Igual a una Estrella debe brillar y resplandecer para ser un Hijo de la Luz, una Hija de la Luz. Esa es la meta de la ciencia astral y no consultar a cada segundo los libros y los manuales porque la tarea es alcanzar una lucidez pasmosa y transformar o transmutar la situación a nuestro derredor –círculo, elipse-cono-espiral-cilindro- y sacarle partido o el jugo como se dice. El Adepto debe ser un Operador de Alquimia Astral. Si puede hacerlo (sé que no es fácil), se liberará de la gravedad y volará a sus anchas, dejando atrás este mundo turbio de tinieblas, asquerosidades, desaciertos, irregularidades, apagones, fallas sísmicas y malandros por mil millones. En resumen, hay dos figuras centrales, importantes, que retener, emanadas o extraídas de la Médula Ósea de Devi, la Eva Mitocondrial de las Galaxias: el chivo o macho cabrío y la sirena o pez fabuloso. Makara es el nombre en sánscrito como se conoce en India la figura híbrida de Capricornio, una constelación eclíptica, un signo de profundidad y resistencia, y un prototipo muy importante para la raza humana, mucho más de lo que uno o una se imagina a primera vista, porque si hay algo que se debe retener es que, al igual que Akuario, también regido por Saturno, Capricornio es dificilísimo de conocer de buenas a primeras siendo que le atraen los secretos y los misterios y por consiguiente es un ser solitario, misterioso, reservado, huraño, impenetrable, esotérico, insondable y enigmático, y lo que lo diferencia del otro signo saturnino, más humanista, amistoso, bondadoso, universal y cósmico, es que cuando se refugia en su gruta particular sale a duras penas porque en el fondo es un tanto cobarde, miedoso y torpe, y en vez de hablar prefiere quedarse mudo, en el sitio, en su loto, cristal de roca.
Nos vamos a concentrar en la figura simbólica, mítica, híbrida, fantástica y alegórica que caracteriza a Capricornio (la cual analicé a fondo en Bajo el Signo de Saturno) y sigue siendo un tema de análisis psicoanalítico y psiquiátrico, neurológico y neuroendocrino, aunque como se verá el signo ideográfico imaginario que ha hecho popular a Capricornio tiene vastísimas connotaciones. Ligado a nuestro pasado remoto y prehistórico como moderno y también futuro, el chivo y la sirena parecen haber estado y seguir estando muy ligados entre sí y con nuestra identidad como especie de vida pues representan polos que se complementan y tienen que ver con nuestra esencia y origen pero también polos que se oponen y combaten como en los mitos, leyendas, fábulas, sagas, narraciones épicas, donde el elemento líquido se convierte en un peligro, un monstruo, como el Leviatán biblico, que destroza sin piedad y, a la inversa, la montaña del Merú hindú o el Churún-Merú venezolano donde se refugian los que desean escapar de los cataclismos que les quitan el aliento y contra los cuales se sienten tan vulnerables y débiles. Tierra y agua, montaña y mar, desierto y aridez vs. río y fecundidad. Por un lado, tenemos a un animal, el chivo, capaz de sobrevivir a como dé lugar, contra viento y marea, las duras inclemencias del tiempo, pero también capaz de producir una leche y un tipo de queso altamente nutritivos, sabrosos y apreciados, que hasta se pueden conservar al ponerse a buen resguardo. Cosa extraña, un animal que a veces es tan indomable como huraño es capaz de dar lo mejor de sí mismo, de sus propias entrañas, para complacer y satisfacer a los humanos. Y, por otro lado, tenemos a un pez o animal marino un tanto fabuloso, desconocido, misterioso, escurridizo y ágil, que no puede estar a gusto sino en el agua y del que sólo se ve la extremidad inferior y la cola pero como el planeta Tierra es mayormente acuoso esta otra parte de Capricornio puede cambiar de hábitat si así lo desea y estar ora en un lago, un río, un mar o un océano, ora en el medio de un estado anímico volátil. Y esto vuelve a la sirena muy permeable, cambiante, que se adapta y recrea de muchos modos, algo que no puede hacer el chivo que suele atarse a un lugar, a menudo alto y rocoso, para divisar mejor lo que está abajo. El humano está entre estos dos extremos, vive de acuerdo a un subibaja constante, buscando la seguridad y el resguardo y al mismo tiempo tratando de ver cómo hace para nadar entre dos aguas y remontarse hasta la fuente que le vio nacer in illo tempore y que a duras penas medio recuerda pero que solamente la sirena o el extraño ser medio marino conoce porque el agua es su elemento natural por excelencia (aunque se apoye en la tierra a ratos). De todos los signos del zodíaco Capricornio es de lejos el más complicado, extraño e insólito de todos, el que más se ha prestado al campo de la imaginación y la fantasía, al mundo de los sueños, los recuerdos atávicos y el simbolismo y me atrevo a afirmar que los pueblos mesopotámicos, africanos y europeos heredaron de los atlantes la significación de su figura que pienso ha debido originarse tras el paso de algún Diluvio Universal o de una gran catástrofe que obligó a las gentes a huir de las costas, islas, penínsulas y tierras bajas en general, y que para sobrevivir debió refugiarse en lugares altos, como montañas, sierras, cerros, altiplanicies. etc. En el Zodiacóscopo, le toca a este signo estar abajo, en la Kasa 4 tradicional o si no en la Kasa 10 (siguiendo la dirección de las manecillas del reloj y la retrogradación de los equinoccios). Particularmente creo que la segunda moción es la correcta pues se ajusta a la lógica de los hechos y las horas del día y de la noche aunque el orden correcto ha sido pervertido luego del eclipse de la civilización egipcia, templaria y piramidal. Sólo en India el viejo orden sigue siendo respetado en algunas partes especialmente en el Sur más tradicional y lemuriano.
En cada hombre, pero especialmente en los maestros, el viejo está siempre presente. Es como si uno viniera al mundo ya muy cano o muy, muy decano y anciano, tuviera el peso del mundo y de las edades pasadas sobre las espaldas, cual Atlas mitológico y simbólico. Estos hombres saturninos vienen a este mundo de dolor y aflicción en grandes números en los tiempos tan difíciles como los que estamos viviendo. Y no vienen a joder y complicar sino más bien a ayudar, aconsejar y enseñar. Algunos de nosotros somos así y algunos hombres pareciera que vivimos a cuestas cosas inverosímiles. Nos vamos pareciendo a los chivos y pronto llegamos a la conclusión que sólo adentrándonos en la tierra, en la materia original y ancestral, podremos llegar y tocar el agua del manantial profundo de donde salimos en un instante dado de la Creación. Buscamos la sirena, la otra mitad nuestra, el Eterno Femenino del cual hablaron tanto Nietzsche, Freud y Jung, y si la encontramos quedamos en paz y satisfechos porque ya lo seco terminará cediendo y lo árido se coloreará de verde y moho, los pastos sin gracia se mojarán y producirán comida, sustancia, vida, fuerza y futuro. La mujer con muchas aguas por dentro (humores, emociones, sentimientos, deseos, apetitos, anhelos, ansiedades) entrará en nuestro dominio cerrado, cercado con piedras, rocas, estacas de madera, alambres con púas, ladrillos, cemento, argamasa, etc, y abriremos una puerta para que el agua bendita penetre, fluya y nos devuelva la vida, que ya se estaba desgastando, porque sin esta agua nuestra materia se estancará, se volverá lodo y pantano y moriremos.
Capricornio, el signo de la vejez, la contemplación y el retiro, los honores y las recompensas tardías, el signo del maestro y del venerable que se respeta, quien con cara de chivo y cola de sirena dirige y divisa todo desde su torre, castillete, monasterio o cueva, está emparentado con la Kasa 4, el dominio de residencias y la yoga a nivel místico por supuesto. La minería y cuanto se relaciona con la tierra y sus entradas al interior de la Tierra tienen que ver con Capricornio o Cuerno de la Abundancia que, como se sabe no es sino un cacho de fertilidad, opulencia, riqueza y plenitud. Cuando los hombres y las mujeres han querido respaldar sus posesiones, atributos, situación personal en la sociedad, han sido siempre los tesoros de la tierra, generalmente secretos u ocultos bajo tierra, o en las bóvedas de los bancos, al abrigo de miradas indiscretas y profanas, los pilares y fundamentos de reinos, imperios, repúblicas, naciones, corporaciones, grupos influyentes. El oro, la plata, el platino, el hierro, el acero, el plomo, el estaño, el cobre, el níquel, el paladio, el sodio, las gemas preciosas y semipreciosas, han servido, adornado, catapultado y también hundido y raspado a culturas, hombres y mujeres poderosas. Pero, así como hay un submundo cavernoso y lleno de riquezas y misterios, también bajo la tierra hay mucha agua dulce, ácida, gaseosa, fría o caliente como el magma, y en la dimensión desconocida seguramente vibran criaturas y especímenes de vida que ni se imaginan quienes viven en la superficie. Por eso al lado de la tierra habrá siempre agua porque una necesita de la otra y una depende del otro. Por tanto en toda agua hay germen, semilla y núcleo de vida que puede ir de un lado a otro para formar, componer y fabricar todo lo que necesita el hombre y la mujer para ser, devenir y resplandecer, sea puro o impuro, listo para sobrevivir y reproducirse o a punto de desencarnar y pasar a otra materia y seguir con su trabajo hasta completarlo. Habrá pues que analizar la Kasa 10 y a Cáncer, el signo de la niñez y la infancia, la sensibilidad y la reacción a la luz materna, los sentimientos y las emociones que como las fases lunares no pueden ser estables y se dejan influenciar por todo lo que acontece a nuestro alrededor. Cáncer es el signo del niño que con un 69 se pone en contacto con los mundos fantásticos, fabulosos y etéricos, que todavía escapan a la realidad de muchos y muchas que al llegar a la etapa adulta ven atrofiarse sus instintos y centros energéticos y psicotrónicos. Tibet inside us. And Pensacola. Y, claro, cuando el niño entra al mundo de los cielos y con su candor angelical ve lo que los demás no huelen ni a leguas se debe acordar del anciano y del cíclope en él que sigue anhelando y en medio de su originalidad merge, fusiona y vuelve uno lo prístino y ancestral, lo fresco y marchito, y al ser uno en dos, en tres, en cuatro y en innumerables accede al Paraíso que ciertamente resplandece en medio de su puro cielo interior donde prima lo maravilloso, etérico y multidimensional.
Los dragones, la eclíptica y la azotea. Ahora bien, hay otro animal, extraordinario y singular, que se presta para que se le asocie con el signo de Capricornio y ese es el dragón. El dragón aparece en gran cantidad de mitologías tanto en las orientales como en las occidentales. A nivel subconsciente e inconsciente siempre lo he relacionado como un animal-elemento urobórico que anida y surge de las profundidades de la tierra, del ser o del espíritu, que por su cualidad ígnea, formidable, avasalladora y relampagueante es capaz de elevarse y dejar atrás cualquier situación o mundo oscuro, desconocido, subterráneo u oculto, y remontarse hasta las alturas, liberándose así de cualquier obstáculo o amarre que pudiera haber tenido al comienzo o en un momento dado. Como es un animal chtónico, del cual no se sabe mucho y al que se teme precisamente porque no se le conoce muy bien y debido a su gigantesco volumen el dragón serpiente no ha sido siempre considerado un animal bueno, manso, dócil y seguro. Generalmente se le ha tenido por ser una criatura sorprendente y sorpresiva que no se ajusta muy bien a los parámetros humanos y conocidos y eso ha hecho que se le tenga pavor porque al lado de él parecemos poca cosa. Siendo tan fuerte o más bien colosal se le ha dado gran cantidad de poderes y de orígenes oscuros dando a entender que debió haber salido de una etapa geológica sumamente antigua cuando la proximidad a la luna era mayor que la actual y los organismos en la Tierra eran gigantes por naturaleza. Un reptil volador como el dragón es algo que no se olvida fácilmente, no puede pasar desapercibido o ignorarse así no más, sobre todo cuando en el inconsciente colectivo el dragón tiene una presencia muy viva y eso no es algo que se puede ni debe rechazar olímpicamente como algo necio, absurdo, sin ton ni son. En la imaginería popular, esotérica, fantástica y psicoanalítica ver dragones, soñar con dragones, imaginarse dragones, pintar dragones, etc, no puede atribuirse al delirio, la esquizofrenia, la locura y la enajenación. O al infantilismo. Basta estudiar con objetividad y tolerancia la gran cantidad de obras literarias, artísticas, científicas y religiosas para darse cuenta que debe haber habido en un momento dado de nuestro pasado algo portentoso y prodigioso que nos hizo pensar y sentir que efectivamente habían dragones en nuestro mundo y que incluso algunos de ellos llegaron a ser amigos nuestros, de nuestra entera confianza, y que sus presencias nos alegraban, impactaban e hipnotizaban, además de que nos encantaba su muy extraña sabiduría y dedicación, servicio y majestuosidad. Pero claro pensar que todos los dragones eran buenos es una tontería. Así como hubo ángeles que se degradaron y profanaron sus misiones así también hubo dragones que perdieron sus bellos y refulgentes tonos y se volvieron unos bichos horrendos al servicio de demonios y súcubos, pulgas, licántropos, sátiros y faunos desbocados. Por eso, el dragón es una criatura ejemplar, elemental, simbólica, arquetípica, a la vez urobórica, biológica y geológica, relacionada con los movimientos drásticos por los cuales, cíclica y ocasionalmente, pasa la Madre Naturaleza. Nos hemos percatado que en momentos difíciles, calamidades y desastres, la Naturaleza se torna monstruosa, cruel, fiera, en contra de nosotros y nosotras y hasta de sí misma, enloquecida por los cambios tan violentos a su derredor causados por desplazamientos magnéticos que no logra entender ni asimilar. Cuando los cambios magnéticos, producidos durante los cataclismos, llegan a su paroxismo resulta sumamente difícil para los humanos, así como para otras especies, adaptarse, aclimatarse, guardar la calma y la cordura, la compostura y el sosiego. Esto ha pasado en varias ocasiones y ya en Prangins, en 1962, vi cómo iba a afectar a la población darse cuenta in situ lo que pasaba cuando la luz del día no llegaba y la noche seguía y seguía… ¡la locura era general! Así que cuando leo y sé -porque lo viví antes- que el campo magnético de la Tierra puede cambiar pronto, que los relojes se atrasan o se paran o se aceleran a toda velocidad y que en el verano cae nieve y en el invierno se suda a cántaros, o que de repente pareciera que el suelo se hunde y se eleva intermitentemente, o súbitamente, sin previo aviso, bueno, es difícil permanecer de pie, no entrar en pánico y ponerse histérico, hipocondríaco y paranoico. Esto puede pasar de nuevo. Y cuando vi que a mediodía del 25 de diciembre del 2012, cuando ya el planeta todo habrá disfrutado de la Navidad, se hayan abierto los regalos al pie del arbolito y/o del pesebre y el sol esté resplandeciendo en el cenit, Sol y Urano estarán exactamente en cuadratura y angulares ambos, con Plutón cerquita del Sol en el Medio Cielo y Neptuno en su domicilio, en semi-sextil con el presente Punto Vernal Cinético (Piscis 5º58' más o menos). Quizás todo esto signifique que la Nueva Era habrá entrado o esté por entrar próximamente en nuestra banda de frecuencias y pulsaciones. Un Año Cero o una Nueva Era debe anunciarse de dos formas: una, es histórica; y la otra, astronómico-mítica. Para que suceda un orgasmo divino, astrotelúrico, capaz de activar poderosas energías cósmicas latentes, semidormidas, en reserva, esperando por el índice del Uróboros, debe haber una sincronización entre el mundo sutil, causal, celestial, y el mundo terrícola, mundano, limitado. Si eso ocurre en el 2012, 2013, 2016, 2020, 2040 ó 2112 ya lo veremos y comprobaremos. Para que la Semilla de Dios, el AUM, y una nueva Edad de Oro, como la que se espera, proceda, indudablemente deben haber muchas y significativas, extraordinarias, excepcionales e inolvidables señales en el cielo. Y, como es costumbre, habrá un nuevo Nacimiento Mesiánico integrado y coronado por el Sello de Salomón, un símbolo venido de la Noche de los Tiempos. La Tierra ya está embarazada. Está por nacer Ix.
Apokalipsis 01234598760. Arreglo del Autor. Caracas. 2009.
Fuente: http://elmistico.com.ar
Primera parte de los extractos de este trabajo de muchos años.
Caracas, domingo, 10 de mayo del 2009, día del Sol Invictus. ¡Hurrah! ¡Adelante!
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1 comentario:
Wow! Papi, muuuuy interesante...debo ponerme al día con los últimos escritos...después hago más comentarios. Besos
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