
Por consiguiente, a raíz del infame rey Midas, esta mafia multisecuiar recurrió al mecanismo artificial, sutil y simbólico, a la vez perecedero, inhumano, diabólico y egoísta del papel moneda, los metales y las piedras, con el fin de que para tener techo y sustento, vestimenta, irse de parranda o quitarse un tumor maligno, es necesario humillarse ante sus maquiavélicas argucias para obtener constantes y sonantes viáticos que se adquieren, ya no mediante sacrificios humanos y caníbales como antaño, sino mediante pactos, arreglos, contratos complicados, laberínticos y usureros, préstamos, endeudamientos, obligaciones, pagarés y promesas de pago con intereses que a veces se logran pagar y restituyen lo garantizado y pedido en préstamo con sendos colaterales. Ergo, quien se endeuda está obligado a pagar y psicológicamente está en desventaja. Aunque se autocontrole, su obligación lo acomplejará ante su acreedor. Pero también se crearon excepciones. Los gobiernos tienen estrategias para zafarse de sus Obligaciones: simplemente se las arreglan para hacer la guerra, arman un golpe de estado, lavan dinero, recurren a la prostitución y la esclavitud, al crimen organizado o informal, a una cantidad inimaginable de atrocidades que esconden hipócritamente a los ojos de las mayorías que se silencian y clasifican arbitrariamente, etc. O entonces roban, estafan, chantajean y falsean la realidad de tal forma que habría que llamar a Franz Kafka a cada ocasión. How long shall we have to put up with this shit!
¡Pero ojo! Porque un país capitalista, comunista o marxista-leninista-castrista-chavista-socialista decida estatizar toda la banca o buena parte de ella no significa que el dinero estará blindado, en manos 100% seguras y superhonestas, y que el flujo de caja seguirá ad eternam et ad infinitum. Sólo prueba que el sector público es más resistente, fuerte, poderoso y camaleónico que el sector privado. ¿Y si la tragedia llegara a tocar forzoza e irremediablemente a un Estado o a todos los Estados del mundo? ¿Acaso los seres que manejan los gobiernos de ayer y hoy son muchísimo más inteligentes, sabios, probos, ingeniosos e inventivos? No lo creo. ¿Acaso se pueden imprimir billetes, fundir monedas, emitir bonos y letras del tesoro sin parar cual fábrica o cada vez que se le antoje a algún gobernante y dictador o demagogo por una razón no muy búdica? Y, finalmente, ¿es que los economistas, los políticos, los sociólogos y los académicos no se han dado cuenta todavía que el planeta se encamina resueltamente hacia una nueva economía, un nuevo flujo de caja, un nuevo bioelectromagnetismo, un mundo nuevo, con nuevos paradigmas y premisas, nuevas herramientas y nuevos estándares morales, éticos, estéticos y científicos que, además, serán impulsados y provocados por gigantescos cambios geofísicos y climáticos? ¿No se dan cuenta aún que vamos hacia un nuevo Sol-Ahau (el Sexto), que la Humanidad va a evolucionar tremendamente y dejará atrás ese instrumento de fortuna, simulación, compensación, resarcimiento, relación y medición llamado «dinero»que además no es que haya sido inventado por un banquero moderno como el norteamericano J.P. Morgan sino que en tiempos de los antiguos sumerios ya se usaba como moneda de cambio y de referencia mercantil, social y hasta política? Éste ya está resultando un anacronismo a la luz del Siglo XXI y del Siglo XXII, cuando arrancará la Era de Akuario-Leo. Como apuntaba, el visionario de Simón Rodríguez: si no inventamos, erramos. ¡Hay que levantar un nuevo edificio social, económico y simbólico, e iluminarnos como los girasoles para que la Nueva Luz nos aclare y oriente! ¡Adelante, llave de vida y felicidad –ankh- en mano! En suma, o habrá que inventar un método, un ejercicio novedoso o reinventar y reincorporar un modelo preexistente que no incite tanto a la falsedad, el engaño, la manipulación, la entropía, la avaricia, la corrupción, el abuso, la especulación, el desmán y el egoísmo. Para mis adentros, creo más en la segunda alternativa y creo que en aras de la sabiduría tradicional, ancestral, natural y popular, siempre tan sabia y longeva, los humanos no tienen otra opción que regresar a las Fuentes, es decir, retornar al útero de la Madre Naturaleza. Es muy posible que ahí radique la salvación, su emancipación final.