Aquí estamos y aparecemos por primera vez, hoy, jueves, 25 de septiembre del 2008.
No nacemos en un lugar determinado por azar, casualidad o capricho de la Madre Naturaleza. Aunque la madre patria no siempre pareciera que nos entiende, comprende y responde como quisiéramos, ella no es indiferente a nuestras necesidades, requerimientos, anhelos, sueños y esfuerzos, a nuestros sufrimientos y alegrías, a nuestras metas y realizaciones, y tarde o temprano, cuando lo amerita la Ley del Kharma y del Dharma, nos comunica directamente su parecer y hasta nos da consejos muy sabios llenos de amor y luz que, en última instancia, pueden conducir a que vías otrora bloqueadas o desconocidas se abran finalmente y penetre la felicidad y haya regocijo. Pero esto último no es razón para que bajemos la guardia (respecto a los egos caníbales) y nos demos por satisfechos enteramente. A fin de cuentas, el camino espiritual es un negocio estrictamente individual y privado, entre el Ser Supremo de las Galaxias Unidas, Interconectadas e Interdimensionales, y nuestra alma y espíritu, y quienes nos acompañan en nuestras distintas vidas están allí para ayudarnos a realizarnos, incluso quienes nos adversan y obstaculizan. Debemos ir más allá del triunfo y la derrota, la aprobación y el rechazo, la alegría y el sufrimiento, etc, todas las dicotomías, todos los contrarios y opuestos, para que podamos emanciparnos y eventualmente poder estar en el Cielo y en la Tierra simultáneamente, en paz con el cosmos y nuestro ser.
En conclusión, para ser ciudadanos y ciudadanas del mundo debemos también sin duda alguna amar nuestra patria (y/o la que nos adoptó), apoyarla, ayudar a que evolucione y sea parte del concierto civilizado de Naciones a nivel planetario, del sistema solar, de la galaxia, de Dios, porque, como ya indiqué, no nacemos y vivimos en un sitio en particular sin una o varias buenas razones cósmicas. La Madre Una es buena, bella y cierta. ¡Confía en Ella!